Mientras me habría paso a la calle con mi enfurecida mueca en mi rostro y mis torpes golpeteos en el suelo con mi talón me sentí desbastada. No dejaba de mirar aquella escena en la que Neily me avergonzaba de la peor manera. Como demonios sabía que entre Bill y yo hubo algo. No cambiaba mucho la forma en como veía las cosas pero de alguna forma eso me inquietaba.
Intentaba repasar la escena de una forma en la que yo salía ganando y la dejaba llorando. “Maldita estúpida” dije enfurruñada mientras daba zancadas hacia la calle mas cercana en donde podía tomar un taxi que me llevara directo a mi departamento.
Más de una vez, me colgué mi bolso chocando con mi torso para no tratar de pensar en mi amiga. Pero cuanto mas intentaba olvidar el asunto más me enfurecía.
Todo cambio drásticamente de la peor manera cuando el maldito pitido del carro me sacó de mis casillas. Era el mismo auto con el que conocí a esa chiquilla. La más perversa de toda la gente a la que he conocido.
-Sube al auto –ordeno asomándose por el ventanal del copiloto.
Subí a regañadientas sabiendo que el corazón me latía a mil por horas. Desde que tengo recuerdo, mi corazón siempre ha latido desde que la conocí. Mis intenciónes con ella no eran tan malas, lo único que yo pedía era algo tan sencillo.
-¿Que dijo Neily acerca de la oferta? –preguntó mientras se aseguraba que tenía puesto el cinturón y luego me miró con la sonrisa tosca.
-Supongo que se decidió –me encogí de hombros mientras trataba de respirar y adecuarme a la temperatura del carro. Tuve mucho calor- esta tan convencida de irse.
Ani dio un arrancón fuerte que me hizo agarrarme de la puerta. Ante ella no mostraba ni la más remota inseguridad. Con ella actuaba tan confiada por que sentí que era mi deber hacerlo. El miedo me invadía cada vez que estaba cerca de ella. Mi vida siempre corría peligro cuando hablaba a solas con ella. Pero por alguna razón decidí llegar a un acuerdo con ella con tal de escuchar a mi corazón.
A Bill Kaulitz, quien irrevocablemente me encontraba demasiado enamorada para dejarlo ir. Cuando me dejó no tuve de otra más que acudir a Ani quien me abrió las puertas. Yo tuve que pagar dándole toda la información que me fuera posible para que estuviera a solas con Bill.
-Es necesario que se vaya. Pagamos mucho al padre de Mike para que la mandara lejos- suspiro y el largo camino se volvió tedioso y aburrido- quiero que sepas que me molesto mucho el que intervinieras aquella noche.
El miedo volvió a invadirme y mis piernas no pararon de temblar. Me giré mi rostro intentando pensar en algo que no fuera el miedo y tratar de mostrarme lo mas confiada posible.
-Tuve que hacerlo, ese no era nuestro plan.
-A ti que te importa lo que haga con ella –su boca se torció y me dirigió una mirada aterradora- ¿Por que tanto interés en ella? Creí que la querías desaparecer del mapa.
-No –grite y me limite a volver a tomar la cordura e intente con todo mi esfuerzo hacerla mas dura. A pesar de que deseaba verla lejos de mi alcance, eso no cambiaba las cosas por mi cariño hacia ella- ya te dije que no de esa manera. Además tu no pensabas matarla esa noche –le asegure cruzándome de brazos.
-¿Que te hizo llegar a esa conclusión? –pregunto seriamente mientras trataba de pensar mirando al frente.
-Te llevaste tres pertenencias de ella justo antes que ella llegara a la casa.
-Es verdad –volvió a suspirar y volvió a mirar con esos ojos llenos de vida- planeo algo y quiero que sea perfecto y para eso tu tendrás que ayudarme.
-¿La mataras? –aunque sentía que varias punzadas pegaban con fuerza mi corazón, el silencio que invadió la camioneta durante varios segundos fueron mas aterradores que la escena que viví hace algunos días.
-Solo el tiempo lo dirá. Y no olvidé el trato –me recordó el acuerdo que ella y yo tenemos y en el cual ella me tenía atrapada entre la espada y la pared. Imposible volver a la normalidad- ahora Neily esta fuera del alcance de Bill y es todo tuyo. Cumplí mi parte pero aun me sigues debiendo algo.
La miré confundida mientras me miraba confiada con aquella sonrisa aterradora y el carro se detuvo lentamente. Cuando me gire me encontraba fuera de mi apartamento. Supuse que Ani había investigado todo de mí para saber si yo era confiable o no.
-Hasta luego y aprovecha lo que puedas con Bill que eso ya no me toca a mí –se despidió con otra sonrisa-.
Luego de bajarme tranquilamente ella se había ido y me había dejado sola en mis pensamientos.
Ahora Neily estaba fuera del alcance de Bill y en cuanto él regresara a Oberhausen, sería mi oportunidad única para llegar hacia él.
Haría lo imposible para tratar de conseguirlo y ahora nadie sería un impedimento para que por fin Bill y yo fuéramos algo más.
Lo lograría, sería sencillo y fantástico. La idea de que Bill me volviera a besar como a mi me gustaba, abrazarlo y que de una vez por toda fuera suya. Y solo había una forma para conseguir que fuera mío durante mi larga vida.