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sábado, 6 de marzo de 2010

Cap 28 (2 Parte)

La ultima maleta estaba dentro de la camioneta donde permaneceríamos un tiempo para llegar al aeropuerto y tomar nuestro vuelo a Oberhausen que para mí seria volver a la realidad. Me senté junto a Bill cuando todos nos encontrábamos dentro. Pude ver por mi ventanilla algunas fans despidiéndose de ellos como locas psicópatas.

Algo instantáneamente me hizo voltear hacia una de mis manos que se encontraban justo a lado de Bill. Sentí una rozar una mano cálida contra la mía hasta estrecharla fuertemente. Mis ojos se volvieron hacia esas manos perfectas para después mirarlo a Bill, quien me regalaba una de mis sonrisa preferidas que, increíblemente y torpemente le regalaba una sonrisa a lo que él se rio.

Dentro del carro podía escuchar murmullos delante de nosotros. No era sorprendente que Aliz, Lizzi y Gustav estuvieran en el asiento de adelante. Junto a mi lado se encontraban Georg y Tom quienes preferían dormir con sus gafas oscuras puestas.

Otra de las grandes maravillas era verlos dormir. Escuchar sus respiraciones lentas y apaciguadas era algo típico de ellos y que cualquier fans desearía ver. Eso me recordó algo “mi trabajo” susurre muy bajo haciendo eco dentro de la camioneta. Tenia que fijarme en cada uno de los insignificantes detalles de cada uno de los mismos integrantes de Tokio Hotel para ponerlo sobre la revista.

Aunque, por más que tratara de pensar en las palabras correctas para escribir las sensaciones que sentía al estar con ellos, no podría. Me era difícil explicar con mis propias palabras lo que sentía cuando estaba junto a ellos. Es como si alguien le preguntase a una típica madre ¿Qué es lo que se siente ser madre? No habría explicación alguna para poder entender con exactitud esa palabra.

Aun seguíamos a medio camino para llegar al aeropuerto haciendo el viaje un poco más tedioso de lo que esperaba. Mi desesperación se acumulaba por cada minuto que pasaba encerrada dentro de la camioneta. Los ronquidos de Georg ya comenzaban a fastidiarme y ya sentía el profundo mareo dentro de mi abdomen.

Tuve que darle un codazo a Georg –quien este se encontraba al lado de mí- para hacer parar sus ronquidos que cada vez iban con mayor fuerza y por supuesto, ruido.

“Demonios –Me quejé susurrando muy bajo- ¿Cuando saldremos de aquí?” Bill lo había notado enseguida puesto que mis pies y mis manos parecían estar inquietas tamborileando y golpeando el piso con mayor rapidez.

-Tranquila –Me susurró esa dulce voz acercándose a mi oído- Ya falta poco para llegar.

-Eso espero –Ahora era yo la que me acercaba a él para susurrarle- Ya no soporto mas.

Volví a enderezarme dentro de mi asiento, esta vez estaba algo calmada. Me sentía aliviada aquellas palabras que Bill había mencionado hace algunos instantes.

-Por cierto –Le dije girando mi rostro hacia Bill con mis ojos fijos en él- Tengo que hablar contigo. –Dicho esto hice una mueca mordiendo mi labio inferior- Preferiría hacerlo en el estudio, cuando lleguemos.

-¿Es muy importante? –Preguntó bajando un poco la voz sin quitar su enorme sonrisa ¿Por qué sonreía?- Podemos hablarlo ahorita si quieres.

Nuestros rostros giraron hacia la parte de adelante donde ahora los murmullos se escuchaban más fuerte. Lizzi y Aliz se voltearon rápidamente al descubrir sus indiscretas miradas hacia nosotros.

Le apreté su mano que estaba junto a la mía para que sus ojos estuvieran de nuevo con los míos. No podía admitir con que seguridad me miraba a los ojos. Era como si me abriese toda su alma al mirarme a los ojos. Sus ojos eran tan hermosos como su boca era tan irresistible. Anhelaba mirarlos con detenimiento y escuchar nuestros corazones palpitar con fuerza. Sus labios eran tan irresistibles que mas de alguna vez no perdía la oportunidad de morder su labio inferior.

-En tu estudio hablaremos –Le prometí regalándole otra sonrisa torpe aferrándome de su mano con fuerza deseando así que nunca la soltara jamás, pues era un lugar donde siempre había pertenecido.





Era extraño volver a sentir un frio diferente al estar al Oberhausen. El clima había sido tan brusco que sentía pequeñas pulsaciones leves en mi cabeza y no paraba de estornudar.
David fue uno de los primeros en ofrecerme su chaqueta a pesar de lo ocupado que se encontraba. Todos estaban bajando las maletas y David estaba haciendo un par de llamadas ¿Con quien estaría hablando? Siempre era mi pregunta cuando me dirigía hacia él.

Lizzi, Aliz y yo nos encontrábamos sentadas en un escalón en la entrada principal mirando detenidamente como bajaban las maletas de la camioneta. Me era increíble saber la cantidad de maletas que habíamos llevado cada uno de nosotros solo por ir unos días a Los cabos, que sin duda alguna extrañaría volver a ese lugar.

-Mi madre no tarda en venir –La voz de Lizzi sonó apagada. En la mano tenia un pequeño palo de plástico picándole a la tierra- ¿Cuándo las volveré a ver? –Preguntó Lizzi volteándonos a ver a ambas con su mismo rostro serio y apagado.

-No lo se –Respondió Aliz casi sonando como un murmullo. Quería creer que el viaje había sido la causa para estar cansadas y tener el animo asquerosamente aburrido- Mi jefe –Puso los ojos en blanco enarcando sus cejas y haciendo una mueca- Me llamó en el avión avisándome que teníamos mucho trabajo por hacer.

Suspiré muy bajo. Mi cuerpo estaba cansado y había llegado a los extremos al pedir que trabajara más para salvar mi propia vida dentro del agua, sabiendo que tenía un salvavidas puesto. Refunfuñé en mis adentros al recordar de nuevo la vergonzosa escena.

Mi ánimo fue otro cuando me encontré con su mirada. Lo único que había hecho era estirarme girando un poco mi cabeza hacia atrás. Podía decirse que me había levantado el animo verlo señalándome con su dedo índice para que lo acompañara. Me levante del escalón siendo que se habían adormecido un poco mis pantorrillas pero el pararme me hizo sentirme viva y con mucha energía.

Caminé dudosa al no saber a donde nos dirigíamos. Habíamos entrado al estudio hasta llegar al profundo pasillo para llegar a uno de mis lugares favoritos. “El patio trasero”.
Bill estaba parado dándome la espalda con su mirada fijamente a las estrellas.

Tampoco yo pude evitar mirarlas. Eran hermosas y brillantes como siempre. Este había sido un refugio para mí durante mi estancia en este gran lugar.

-Extrañare esto –Suspiró Bill sin quitar la vista de las estrellas-Pero extrañare mas esto.

Fue entonces cuando se volteo para mirarme a los ojos. Se estaba acercando lentamente a mí quien yo me encontraba a unos metros de distancia. Su mirada era tan inquietante y difícil de ignorar.
Cuando llego a mí me tomo entre sus brazos y se aferro a mi cuerpo cálido.

Fue entonces que deseé que mi corazón no latiera con fuerza. Estaba nerviosa y sin poder decir una sola palabra.

-¿A que te refieres con que extrañaras esto? –Pregunte aun con sus manos envueltas a mis cuerpo –Estarás aquí ¿Cierto?

Sonrió de oreja a oreja sin poder entender su razón. Ahora sus ojos estaban mas profundos hacia los míos tornando una mirada más seria que la de antes.

-No –Contestó frio. Se aparto de mí enseguida y cruzo los brazos alejándose un poco más- Regresaremos a casa. Hemos ensayado lo suficiente para poder hacer nuestro tour, aunque aun faltan algunos detalles.

Era cierto, lo había olvidado por completo. Recordaba como hace poco antes de regresar a Hamburgo lo había mencionado. Tal vez eso era lo que lo inquietaba. Pero ¿Qué pasaría conmigo y el trabajo? Bill no seria capas de dejarme otra vez ahora que ya le pertenecería y mas ahora que tendríamos un bebe.

¿Este seria un buen momento para decirle la verdad? Lo pensé durante unos segundos. Era un buen lugar, apartados de todo aquello que nos estorbaba. El aire frio daba una pequeña brisa sobre nuestros rostros. Fresco y suficiente para decir la verdad.

-¿Qué pasa? –Bill había notado el cambio en mí cuando trate de pensar en lo mejor. Pero de algún modo decidí no hacerlo.

-Bueno –Mi voz había sonado muy infantil. Me fue difícil poder controlar mi timbre de voz al querer preguntar algo estúpido. Seguro se burlaría de mí. Pero….prefería hacerlo si quería estar junto con él- Tengo una gran pregunta. Pero no te vayas a reír –Le advertí señalandole con el dedo y con una sonrisa sincera- Me preguntaba como….¿Como hacen para pasar desapercibidos frente a la prensa?

-¿Es eso lo que te preocupa? –Preguntó Bill como quien dice queriéndose burlar- Neily, solo trata de ignorarlos, es lo único que hacemos. Y si crees que no podrás ignorarlos entonces haz como Tom, cada vez que dicen algo acerca de nosotros nos ayuda a crecer como banda y nos dan motivos para seguir en esto.

Ambos reímos sin llegar a las carcajadas. De repente ya me encontraba a escasos centímetros de mi rostro contra el suyo.
Su risa se detuvo de inmediato y ahora podía sentir su cálido cuerpo cerca del mío. Su respiración se entrecortaba y no paraba de parpadear. ¿Acaso era yo la que tenía control sobre él?