Cada vez que daba un pequeño paso hacia él, podía sentir como su respiración se hacia cada vez mas lenta.
Cuando llegue hasta él fueron mis manos las que tuvieron contacto con él. Cada una de mis manos comenzaron a rodear su cuello –Parándome un poco de puntillas, pues a diferencia de mí, Bill me llegaba a unos diez centímetros mas arriba de mi cabeza- Lo hacia lenta y delicadamente, como si se tratase de una figura de porcelana.
Estaba riendo por dentro cuando por fin no era yo la que sufría de una ansiedad espantosa cuando se trataba acerca del amor.
Mi siguiente sonrisa fue provocativa para poderlo tener un poco mas cerca de lo que ya lo tenia.
Sus brazos automáticamente se enrollaron sobre mi torso. Lo cual ahora éramos dos personas con sus respiraciones entrecortadas sin saber como reaccionar a nuestro siguiente y apasionado beso.
Ya podía sentir su respiración cerca de mí. Trataba de mantener toda la calma posible y que mi enloquecimiento no me venciera en esos momentos.
Cerré mis ojos cuando Bill se acercaba lentamente para besar mis labios. Cuando nuestros labios hicieron contacto el uno con el otro no había forma de parar. Una simple droga de la cual no podíamos deshacernos con facilidad. Intentábamos dejarnos llevar por aquel momento bajo las estrellas.
No había nada más importante que esto. Me gustaba sentir sus labios junto a los míos repetidas veces. Hacía que esto no terminara jamás. Pero aquella voz interrumpirnos en un tono burlón, fue lo único que nos hizo separarnos bruscamente.
-¿Por qué no mejor, se van a un motel? –Dijo Tom gritando a lo lejos. Después de haber dicho esto se echo a reír- O si quieren, pueden irse a la habitación de arriba, les puede salir un poco mas barato –Tom seguía insinuando y riendo al mismo tiempo- Pero en serio les aconsejo un hotel muy cercas de aquí.
Fue lógico que Bill y yo nos detuviéramos sin poder contenernos las risas. Incluso me dio mucho mas risa cuando vi la mirada de Bill, parecía estar pensado y estaba completamente segura que se estaba tomando muy en serio lo de un motel.
-Ni lo intentes –Le advertí separándome de él con una pequeña sonrisa- He tenido suficiente con este viaje que en verdad me siento muy cansada –En seguida me acerqué para darle pequeñas palmaditas sobre su pecho en forma de afecto y paciencia- Ya será en otro momento cuando me sienta con suficiente energía para desquitarme contigo.
-¿Hablas en serio? –Preguntó Bill conteniendo su risa burlona- Yo creí que era por que no podías conmigo.
Puse los ojos en blanco manteniendo mi enorme sonrisa sincera. Me era increíble como con él no tenía que fingir que era feliz, por que en realidad lo era.
-Debo irme –Hice una mueca en forma de disgusto. No quería pasar mucho tiempo estando sin él, pero quería algunos días para solo enfocarme en mi trabajo y que todo saliera a la perfección- llamé a mi papa para que me recogiera, lo mas probable es que ya este en camino.
-De acuerdo –Bill afirmó con una media sonrisa volviéndome a besar en mis labios y luego en la mejilla por una última vez- Te llamaré, después de todo estaremos en mi casa.
Justo en ese momento escuche el clac son del carro de mi papá. Por lo que me dirigí hacia el carro. Pude verlo fuera del estudio tomando algunas maletas mías y colocándolas en la parte trasera del carro.
Intenté mirar a mi alrededor tratando de buscar a Aliz y Lizzi, pero no las encontraba, por lo que decidí por llamarles mas tarde.
-Hola papá – lo saludé al estar cerca de él. Me sorprendió que en realidad no dijera nada y subiera dentro del carro después de despedirse de David, quien este no dejaba el teléfono ni un segundo.
-¿Estas enojado? –Le insistí cuando ambos nos encontrábamos dentro del carro. Tenia una mirada fría y sus ojos se encontraban demasiados cansados. Ni siquiera mi pregunta evadía su reacción -¿Pasa algo? –volví a preguntar con mi desesperación en mi rostro.
Me crucé de brazos sin volverle a insistir. Intentaba tratar de descifrar el por que de su comportamiento tan frio sobre mí.
-¿Bill Kaulitz? –Preguntó mi padre sorprendido. Este seguía con su mirada frente al volante sin dar un pestañeo- Tantos chicos que hay y tenia que ser Bill Kaulitz.
Se estaba quejando entre dientes. ¿Acaso mi padre no sabia la relación que tenia con Bill mucho antes de mudarme con mi madre? Eso me dejo pensando.
-Santo cielo –Grité poniendo ambas manos sobre mi boca intentando callarme de aquel grito horrorizado. Probablemente nos había visto a mí y a Bill besándonos en el patio- ¿Nos viste?
-Debes tener en cuenta que no puedes hacer ese tipo de cosas en donde sea –Se volvió a quejar, pero esta vez se había calmado un poco- Y cuídate mucho, después no quiero que salgas con otra cosa.
Me quede helada cuando pronunció sus últimas palabras. ¿Qué le diría? Suspiré de lo mas bajo tratando de disimular mis nervios. Mis manos estaban inquietas y trataba de pensar en otro cosa que no fuera mi embarazo.
-Además –Continuo mi padre subiendo un poco su tono de voz manteniendo su rostro frio- Te recuerdo que no puedes hacer ese tipo de cosas en donde sea, por eso tuve que pitar con mi clac son.
Mis ojos quedaron como platos cuando me vi mi abdomen totalmente grande. “Mis nervios me engañan” me precipité a ese pensamiento, sin volver a mirar mi abdomen.
Suspiré fuertemente cuando vi mi casa por la ventanilla. Estaba todo oscuro pero lo suficiente para reconocerla. Corrí hacia ella como si fuese mi única salvación a lo que deseaba una gran “plenitud”
-¿Te encuentras bien? –preguntó mi padre gritando desde abajo. Ya me encontraba en mi habitación arrinconada en una pequeña esquina, donde se podía ocultar la mayor cantidad de oscuridad- Me iré a trabajar, llegaré hasta la media noche.
-De acuerdo –Le respondí gritando sin que pudiera notar mi preocupación. Trataba de actuar de la mejor manera posible si me proponía ocultárselo. Aunque seria un peso más cargando.
Mi cabeza se sumió profundamente sobre aquella almohada poco después de que había escuchado la puerta principal cerrarse.
Pero el acostarme bajo esas sabanas no significaba que me sentía lo suficientemente cómoda como para poder dormir. Pensaba en miles de cosas a la vez y daba vueltas tratando de encontrar una posición con la cual conciliar mi sueño.
No sabía la hora, pero había calculado que había intentado dormirme por lo menos 4 horas.
Fue entonces cuando me levante de mi cama acompañado de un gran quejido. Me di cuenta que me dolía un poco la espalda sin razón alguna y el mareo seguía continuamente en mi mente.
Bajé a la parte de la cocina para poder conseguir algo que me hiciera dormir toda la noche.
De repente sentí un retorcijón fuerte en la parte baja de mi abdomen. Presioné con mi mano derecha hacia donde sentía el dolor, mientras que con mi otra mano me sostenía de la pared más cercana.
Segundos después el dolor se había ido. Me asusté al pensar que algo malo le había ocurrido a mi bebe. Así que mi mano recorrió poco a poco a la parte alta de mi abdomen. Cuando volví a sentir mi mareo mi cuerpo se tranquilizo “todo sigue normal” me tranquilicé una y otra vez hasta que ese pensamiento se tornará verdadero.
Seguí rumbo al refrigerador intentando buscar algo que me hiciera dormir. No quería arriesgarme a tomar pastillas por lo de mi embarazo, ya que alguna de ellas me las había prohibido.
Al no haber nada que pudiera interesarme en el refrigerador, me dirigí hacia la alacena para intentar conseguir algunas golosinas y galletas.
“Bingo” grité de emoción una vez que encontré un paquete de galletas de exceso chocolate. Me encamine directamente hacia la sala acompañado de un vaso con leche “Nada mejor que algo nutritivo” sonreí en mis adentros.
De pronto ya me sentía llena de soledad al estar sentada en aquel sillón grande frente a la televisión que rara vez prendía mi padre o yo. Nada estaba fuera de su lugar desde que mi madre y yo nos mudamos. Ya que de alguna extraña manera, mi madre le dejo la casa a él cuando supuestamente nos había dejado.
Mi madre era muy orgullosa y no se quedaría de brazos cruzados con la ilusión de que volvería, si no todo lo contrario, tuvimos que hacer una especie de plan para que fuéramos nosotras las que lo dejáramos.
Supongo que eso no sirvió a ambas para poder superarlo juntas. Pues ni el orgullo de mi madre dejaba a un lado el sentimiento y el amor hacia mi padre. ¿Aun en la actualidad sentirán amor entre ellos?
No me había dado cuenta hasta que deje mis pensamientos a un lado para dedicarme aquella foto -Que se encontraba a un lado de mí- De lo que antes era una familia de verdad, mi familia.
Recordé al instante de donde había provenido aquella imagen, una imagen que alguna vez fuimos felices.
Tenia solo 15 años cuando nos tomaron esa foto, nos encontrábamos en una especie de parque y por supuesto junto a mí estaban mis padres. Sus rostros eran felices algo igual que yo. Sus brazos me habían rodeado sobre mis hombros al capturar la imagen.
De alguna forma eso me causo cierta nostalgia, nostalgia por que se había terminado todo, mis padres no fueron lo suficientemente listos para seguir con vida su matrimonio, no les importo lo que yo sentí cuando hicieron posible su divorcio.
Los odie, y por alguna razón, todo mi rencor fue hacia Tokio Hotel. Tenía miedo de saber que ellos tenían la culpa, pero en realidad así lo fue y después de tantos años de rencor hacia las personas equivocadas, los únicos que me hacían sentir mal eran mis propios padres.
Intente no llorar, pero de repente comprendí que me había vuelto un poco mas sensible de lo normal, por lo que comencé a llorar cada vez más y más.
-¿Qué tienes? –Esa…esa era la voz de mi padre. ¿Por qué no escuche cuando abrió la perilla de la puerta? ¿Por qué no escuche cuando se acerco a mí? Mi padre se acerco a mí precipitadamente hasta estar frente a mí- Neily, por favor dime que te sucede, ¿Dime como puedo entenderte cuando tu no me dices nada?
Su rostro me hizo sentirme culpable. Podía sentir lo preocupado que estaba, sus ojos me lo indicaban y es cuando de repente, podía tener el valor de decirle, sin importarme nada.
“Estoy embarazada”