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lunes, 5 de abril de 2010

Cap 31 (Parte 2)

-¿Y tu lo recuerdas? –le dije sacando mi pequeña cadenita que colgaba a mi garganta. Era la estrella con mi nombre en medio y que por lo regular no me gustaba quitármela.

Cuando lo miró se quedó inmóvil y sin pensarlo dos veces me besó en los labios. ¿Qué podíamos pasar? Instantáneamente supe que el beso estaba llegando más allá de los límites. Estaba siendo largo y apasionado.
Ambos acostados sobre esa cama y solos en el cuarto acogedor de Bill. Mencionando que estaba embarazada y nuestros mismos cuerpo ardían en llamas deseando solo dos cosas que difícilmente se podían ignorar “Placer y pasión”

Lo amaba, deseaba y ansiaba tenerlo sobre mi pecho acariciándolo y hacerme sentir como ninguna otra persona podía hacer lo mismo “sentirme amada”. Dentro de mi pequeña cabeza podía ver escenas rápidas besando cada extremidad de mi cuerpo con su sexi piercing en la lengua. Era asqueroso y sucio pero era un juego que tanto a él y a mi nos gustaba sentir.

“Demuéstrame que me amas” le exigí susurrándolo al oído.

PARTE SEXOSA

Me quede quieta, quise dejarme llevar hasta lo mas profundo de mis sentimientos. Mi cuerpo se debilito cuando se encimó sobre mí.
Podía pensar en hacer lo correcto pero solo cuando no me besaba. Lo lamentablemente es que sin sus besos me sentía acabada, destruida, con falta de oxigeno. Pero cuando me besaba, me daba más que solo oxigeno, podía transmitirme tanta felicidad como ningún otro e inclusive placer.

Me robo uno de sus grandes besos en medio de un suspiro. Me dio la energía suficiente para que mis manos se amarraran a su abdomen para quitarle su playera que ya comenzaba a estorbarme.

Lo vi detenidamente después de dar un respiro a aquel beso largo y apasionado. No me sorprendió que al quitarle la playera las manos de Bill ya estuvieran en mi rostro acariciándolo suavemente para poder besar mis labios una vez más.

Mis manos, que cuidadosamente acariciaban la espalda de Bill mantuvieron un cálido masaje en círculos ofreciéndolo una gran excitación.
Sus manos de Bill ahora se encontraban debajo de mí, cercas de mi espalda, las pasó por debajo de la blusa y desabrocho fácilmente mi sostén.

Rápidamente se inclinó para atrás y quito de mí ambas ropas y las tiró desesperadamente fuera de la cama. Siguió besándome incondicionalmente y desesperadamente. No podía detenerme a decirle cuando me faltaba el aire que por supuesto, era la mayor parte del tiempo pero no podía hacerlo parar.

Jamás había medido su fuerza conmigo cuando se trataba de sexo, por lo que solo seguía besando y tocándome. A la primera penetración podía sentir su orgasmo. Mientras que yo deseaba poder estar realmente excitada para sentir uno de mis grandes orgasmos que me dificultaba tenerlo con Bill.

Mis senos ya estaban al aire mientras los acariciaba suavemente y me besaba. Habíamos hecho algo que nunca habíamos intentado antes, y era desabrochar los botones sin dejar de separar nuestros labios.

Bill se me había pegado totalmente a mi pecho cuando desabrochaba su pantalón que inclusive podía sentir como su corazón latía con mayor intensidad.
Mis manos no se quedaron con las ganas de acariciarle aquel rostro perfecto con maquillaje. Suavemente pasé por su mejilla hasta tocar sus labios para poder separarnos un poco.

Estaba oscuro pero lo suficiente para poder admirar aquellos detalles perfectos de su rostro. Sus ojos tan delineados y profundos. Sus labios delgados e intensos que increíblemente no podía imaginar que otra chica lo besara más que yo.

Lo tomé de la nuca al sentir que Bill “era mío” y lo bese de nuevo con mayor intensidad. Nuestros cuerpos automáticamente dieron un giro en la cama. Aproveche quitándole la playera y su pantalón, quien ya se encontraba debajo de sus pequeñas pompas.

“De una vez” le dije mirándolo a los ojos con una risita malévola. Tomé con fuerza esos calzoncillos negros y los jale hacia abajo. Bill solo rió y junto sus piernas avergonzadas. “No te preocupes” le tranquilicé dándole un beso en la mejilla “seremos uno dentro de poco” dicho esto me baje mi pantalón y mi calzón y lo acaricie suavemente su pecho, besándolo de nuevo antes de dar inicio a nuestra primera penetración.

Nos besamos intensamente, que ya me sentía lo suficientemente excitada para sentir su miembro dentro de mi útero.
Lo tome fuertemente de los hombros y me acomode instantáneamente para que pudiera entrar fácilmente.

Bill estaba muy cómodo acostado debajo de mí, mientras que yo tenia que hacer todo el trabajo sentada.
Me incline hacia él antes de dar nuestra penetración y lo bese una vez más en los labios. Sus manos en mi espalda me hicieron sentir mas segura y el miembro de Bill ya se encontraba lo suficientemente excitado o en pocas palabras, demasiado parado para el siguiente paso.

Aproveche el momento y simplemente solo se dio la penetración. “placer” era lo único que se me venia a la mente. Besos, caricias, éxtasis, movimientos obscenos, pero sobre todo amor.

Todo mi cuerpo se descontrolo cuando fueron muchas las penetraciones, que sin embargo, quería el placer de continuar esta velada. Las uñas de Bill me enchinaron la piel cuando intento recorrer toda mi pierna con sus afiladas uñas.

“Espera” dijo Bill en medio de una penetración. Me detuve casi sin aliento y con mi respiración agitada. Pude sentir como el sudor de nuestros cuerpo iba incrementando conforme al tiempo que lo hacíamos.

“Que pasa” le dije cuando por fin cuando pude tomar aire para preguntarle. “me entumí” respondió Bill. Puse los ojos en blanco e hice que se girara para que este pudiera estar arriba de mí “por favor no me aplastes” le pedí antes de que continuáramos con esta gran noche.

Bill sacó una rosa nueva de su cajón, pero me extrañó que no fuera la misma rosa que me había mostrado haga algunos momentos, si no otra rosa roja. Era demasiado hermosa para que tuviera días dentro de ese cajón.

“Cierra los ojos” me pidió Bill. Los cerré en cuanto me lo pidió y me deje llevar por la textura de la flor. Fue recorriendo poco a poco la flor desde mi frente rosando levemente la punta de la nariz, alcanzando a distinguír distintos olores mesclados y entre ellos estaba los de él.

Luego la pasó por mis labios rodeándolos hasta robarme un beso desprevenido y lo hacía lentamente para poder saborearlo mejor.

Seguí con mis ojos cerrados.

La sabana blanca –transparente- que cubría nuestros cuerpos desnudos, la desprendió de mi cuerpo tan fácilmente que me avergonzó, pero aun así no abrí mis ojos. Podía sentir ahora la rosa suavemente acariciar mi cuello y luego en medio de mi pecho. Llego a mi abdomen donde se detuvo y me dio otro pequeño beso. Lo acarició y volvió a continuar el recorrido con esa rosa. Mi pierna derecha tuvo la suerte de que la rosa lo rosara de venida y mi otra pierna le toco de regreso.

“Te amo” me susurro a mi oído y me besó desde mi cuello hasta deslizarse lentamente hasta llegar a mis labios. Algo que en lo personal fue lo que más me hizo excitarme. “hazlo” le exigí. Lo agarre de la nuca y mi desesperación se hizo notar cuando rasguñé toda su suave espalda descubierta.

“Basta por hoy” me pidió soltando una risita. Abrí mis ojos de golpe confundida. “No podía dejarme con las ganas” me quejé en mis adentros. Ahora cuando mas lo deseaba no quería. “No” le grité y lo bese ansiosa actuando seductora para él.

Él me negó uno de mis besos tratando de evadirme sin dejar de reír. “por favor” le pedí una vez más. Este solo me miró a los ojos y me respondió a mi beso. Pude hacer que dejáramos llevarnos por ese beso incrementando de nuevo nuestras respiraciones y volviendo a colocarme en posición para una mayor penetración.

Grité desesperadamente cuando por fin pude sentir mi primer orgasmo durante la noche. Quise aprovechar este momento y repetimos la misma escena varias veces. Todas las penetraciones lograban un orgasmo perfecto y me hicieron sentir el verdadero placer de una gran noche.



Había sido una de las noches más excitantes e interesantes que había experimentado acerca del sexo. Se lo agradecí a Bill por hacerme sentir de esta manera. Podía desahogar todo mi dolor y al día siguiente poder sentirme mas feliz que como otros días.
Lo besé una vez más y en un suspiro fue como termino una de las maravillosas noches que había experimentado en mi vida.