El timbrado de mi propio celular me hizo levantarme en seco. Aun me dolía un poco la cabeza y me sentía mareada pero sin borrar aquella sonrisa que me había satisfecho.
Lo primero que se me había venido a la mente eran las caricias de Bill y los besos tan excitantes que pude haber sentido jamás.
Me levanté tambaleándome sin hacer ruido alguno para que Bill no se despertara, pues sabría que tendríamos un largo día por que hoy era el día de partir para comenzar a ensayar con el tour.
El celular se encontraba sobre una silla aun lado de la televisión en la cual no me había fijado mucho.
Contesté rápidamente aun con mis ojos medio abiertos y con mi voz apagada.
-Neily tienes que apurarte rápido, necesito contarte algo es muy urgente –era Lizzi quien llamaba, pero hablaba tan rápido que sus palabras se hallaron atropelladas unas con otras dejando a sus palabras mucho que desear pero por una vez en la vida el tono de voz me hizo inquietarme un poco.
-Lizzi Cálmate –respondí quintándome varios mechones de mi rostro aguardando con paciencia- que es lo que pasa –susurré temiendo que despertara a Bill
-Es Bill –se escuchaba preocupada al otro lado de la línea- Gustav me ha contado todo –se detuvo durante unos momentos y escuché como tragaba saliva y su voz de pronto se hizo entre cortada- Bill se ha ido Neily
Me quede boca abierta parándome en seco. Mis ojos no parpadearon y volteé instantáneamente hacia el lugar donde creí que estaba Bill en la cama.
Corrí hacia ahí tirando el celular sin importar que le pasaba.
Era verdad. Bill no estaba en la cama ni mucho menos su ropa ni nada que mostrara señales de algo. Se había marchado y me había dejado sola….completamente sola.
Me acurruqué en un momento y me deje llevar por la amargura durante solo unos segundos. Me invadió la tristeza y por un momento me hizo recordar el maldito pasado.
Cerré mis ojos con fuerza deseando que mi mente me engañara, que fuera simplemente un juego que parecía tan real.
Un nudo en la garganta se fue haciendo cada vez más grande y ahora mis manos se aferraban a las sabanas y el lugar donde yo creía que había dormido.
Ahora más que nada deseaba que estuviera a mi lado y abrazarlo con todas mis fuerzas para que no se fuera de mí.
¿Cómo podía hacerme esto? ¿Qué hice para merecerme esto? El me prometió que iría con él. Y yo prometí que iría al estudio para tomar juntos el primer vuelo a… .
Me levanté de la cama de golpe. Eso era, solo era eso. Tenía que ir en busca del estudio y probablemente lo encontraría ahí, tal vez solo hubo un mal entendido.
Conseguí llegar hasta mi celular que estaba justo en el suelo donde aun parecía estar parpadeando una luz jadeante.
Aunque mi mente me decía que quizá él ya no estuviera ahí, mi corazón me dictaba que probablemente seguiría ahí….esperándome.
-Lizzi –no podía creer que aun pudiera articular palabras aunque se me dificultara- necesito que vengas por mí lo antes posible.
-Pero si ya estoy a tan solo una cuadra –respondió casi riendo- Gustav ha averiguado todo y me dijo donde se hospedaban.
Inspiré lentamente cuando me di cuenta que Gustav le había contado todo. Si hubiera sido un malentendido, Lizzi no habría sabido donde me hospedaba. Me estremecí.
-Aquí te espero –articulé con tanta dificultad que apenas podía respirar- te esperaré abajo.
Ahora le odiaba completamente y sabía que regresando de su tour habría muchos problemas entre los dos. No se libraría de mí tan fácilmente.
Mientras refunfuñaba bajando las escaleras de aquel lugar tan lujoso me tomé la libertad de preguntar a los recepcionistas a que horas se había ido aquel chico.
-Se fue como a las cuatro y media de la mañana –respondió amablemente la señorita quien parecía ser muy joven para trabajar en este tipo de lugares- algo más en lo que le pueda ayudar.
-No dijo nada cuando se fue –insistí aun sabiendo a regañadientas que Bill lo había planeado todo desde un principio- no dejo ni un recado o cualquier nota para mí.
-No señorita –dicho esto puso una sonrisa falsa y puso los ojos en blanco- algo más en lo que le pueda ayudar.
Mientras trataba de pensar en otra pregunta solo por que ahora deseaba tomarle la contraria aquella señorita que ya comenzaba a odiarle mis ojos buscaron a través de aquel lugar algo que me ayudara a ingeniar otra pregunta aun sabiendo que la señorita comenzaba a taconear con sus finos zapatos rojos que hacían conjunto con su traje color gris rata pero en mis ojos apareció algo más importante que molestar a esa típica chica. Era Lizzi quien me hizo una seña con la mano para que me subiera al carro que siempre tomaba prestado de su madre.
-¿Te encuentras bien? –preguntó Lizzi mientras miraba sorprendida como subía al carro.
-¿Me estas preguntando que si estoy bien? –respondí irónicamente y puse los ojos en blando mientras me abrochaba el cinturón de seguridad.
-Se que jamás debí decírtelo de esa manera –hablaba mientras conducía con una mano y con la otra solo hacía movimientos para querer llamar mi atención- y fue una pésima idea decírtelo por teléfono….
-Lizzi –la llamé en tono de que se detuviera a todos sus rodeos y fuera al grano de una vez por todas- dime que es lo que ocurre –dije con un hilo de voz e hice que mi rostro se hiciera cada vez más duro para darle a entender que no estaba jugando.
Mi amiga se estaba pensando en decírmelo. Miraba con nerviosismo como el camino se nos pasaba como un borrón a nuestros costados. Iba tan deprisa que apenas pude notarlo. Me encontraba ciega a todo lo demás y mis pensamientos se encontraban errados a Bill quien me había abandonado sin decir ninguna palabra.
Un giro inesperado me sacó de mis casillas ya que para eso tuve que sostenerme fuertemente del carro y gritarle su nombre.
-¿Por lo menos puedes decirme a donde vamos? –pregunté casi gritándole sosteniéndome del carro y mirando hacia el frente donde ya sentía venir otro accidente grande. El sonido del carro resonaba fuerte a todo lo que daba y apenas pude percibir la música de la estación en la que Lizzi solía poner todos los días.
Lizzi frunció su frente y luego tragó saliva antes de volverme a mirar. Supuse que no le quedaba de otra al ver el semáforo frente a nosotras en color rojo.
-No se como decírtelo Neily….
-Dímelo –mi voz se escucho ahogada de horror de presentir que algo malo me esperaba.
-Esta mañana estuve hablando con Gustav por teléfono –dijo sin mirar siquiera a mis ojos- todo estaba planeado desde un principio Neily –me miró ahora con algunas lagrimas que ya habían bajado por toda su mejilla. Entendí a que se debía el que no me mirara pues pareciera como si a ella le hubiese dolido más que a mí- Bill no quería llevarte con ellos al tour.
-No –negué ahora con mis ojos de par en par- no no …eso no puede ser… -titubeaba tratando de pensar en el pasado en el que aquel hombre me había prometido algo valioso para mí- él looo-o-o prometió.
-Gustav me dijo –continuó pero ahora toda su furia la pude percibir gracias a que sus manos estaban fuertemente agarradas al volante- que esa era la razón por la que nadie quería comentar acerca del tour. Les dolía tanto que no fueras con ellos y peor que vivieras en una mentira.
-¿El día de los premios echo? –pregunté gimiendo de dolor sin importar los ruidosos pitidos de los autos que pedían a gritos que avanzáramos.
-Bill les contó –prosiguió Lizzi- justo en la limusina lo que tenía planeado para ti y eso provocó una fuerte pelea entre Bill y Georg.
Ahora todo me pareció tan claro. Ahora sabía por que Georg actuaba tan molesto durante todo el camino o el por que los chicos no deseaban saber nada del tour o ni siquiera brindar por ello. A ellos les dolía todo aquello pero nadie tuvo la suficiente valentía para contármelo.
Eso me destrozó y Lizzi tuvo que hacerse a un lado y detenerse a una orilla para dejar pasar a los autos quienes maldecían uno por uno mientras pasaban a nuestro lado. No me importo nada. Lo único que deseaba ahora era romper algo o desquitarme con él cuando lo viera.
Me había sorprendido lo bastante inteligente que fue Bill. Si él había provocado una discusión ¿Qué habrá sido lo que Bill les dijo a ellos lo suficientemente inteligente para quedarse callados y no decir palabra alguna?
Sin duda alguna eso me inquieto tanto que aun estaba decidida a pasar por el estudio. Tal vez solo era un malentendido…solo eso.
Le ordené a Lizzi que me llevara el estudio donde con mucho esfuerzo Lizzi intentó no hacerlo. Ella pensaba que solo me haría mas daño y que él no me merecía, ni siquiera mi perdón. Pero aun así, fuera de todo eso no podía decidir a no amarlo. Lo esperaría de tal manera que pudiera regañarlo y que me diera solo una razón del por que me había hecho eso.
Pensar que la noche de ayer habíamos hecho el amor me hizo abstenerse a que me amaba y que esa no seria una opción por la que él debió dejarme. Otra teoría pudiera ser que yo necesitaba descansar pero ninguna de ella me convenció tanto como para entender a Bill y que nada hubiera pasado.
-No lo hagas –susurró Lizzi poniendo su hermosa mano sobre la mía- solo te harás más daño. Compréndelo. Bill te dejo.
Sus palabras me hirieron a lo más profundo de mí alma y por un momento pensé que perdería la cordura y me iría gimiendo de dolor a mi casa, pero el solo el hecho de pensarlo se me revolvía la pansa y me hizo hacerme más fuerte para alcanzar mi único objetivo que era “llegar a ese dichoso estudio o saber por lo menos una respuesta”
-Pero quiero saber las razones y no me iré hasta encontrar esa respuesta.
Quité su mano cuidadosamente y me dirigí hacia el estudió que casi me pareció de lo mas extraño y me hizo recordar bastantes recuerdos de cuando permanecí ahí algunos días.
Los relámpagos no cesaban sobre el cielo que se encontraba cubierto de nubes grises cargadas de agua.
El viento soplaba con mayor intensidad cada vez que me acercaba aquel estudio.
Primero tenía que pasar por dos canceles largos y grandes donde me era muy difícil pasar anteriormente, ya que contenían al final de cada tubo de acero un pico que resaltaba aun sin ningún rayo de luz.
No había quien cuidara. Supuse que todos los que trabajaban para Tokio Hotel se habían marchado junto con ellos.
Seguí con mi paso lento y temerosa a cualquier imprevisto. Mi piel se me enchino cuando una ola de aire helada pasó por todo mi perfil e hizo que me cubriera los hombros con mis manos.
Voltee detrás de mí hombro y aun estaba Lizzi mirando detenidamente dentro del carro como entraba con aquella facilidad al estudio. Traté de sonreír en algo en lo que yo deseaba llorar y patalear con todas mis fuerzas.
Eso me hizo continuar con mi camino y lo crucé con mucha facilidad.
Me acerqué cuidadosamente a una de las ventanas donde tampoco parecía haber señales de nada y toqué fuertemente las ventanas como si estuviese alguien.
Realmente me sentía tan idiota por lo que deje de hacerlo y fue entonces cuando miré la puerta.
¿Cuántas veces había entrado y salido de aquella puerta? Habían sido muchas y eso me hizo sonreír poco.
Había pasado tantos momentos divertidos con ellos y ahora todo se había arruinado sin saber la razón. Tal vez era yo la única problemática, tal vez se quería deshacer de mí y lo había logrado de la manera más cruel.
Di media vuelta al no haber respuesta de nada. Ahora tenía que planear algo que me mantuviera contactada con él o cualquier otro plan para poder verlo. O solo para saber cual había sido la razón por la que me había dejado.
Simplemente aclarar las cosas pero entonces una pregunta se formuló con mucho temor ¿Y si él ya no me quiere?
Un ruido a mis espaldas apenas audible me hizo detenerme en seco. Tal vez volvía a tener esa mente que le gustaba jugar y solo era mi imaginación. Volteé girando mi cuerpo con mi corazón acelerado cuando imaginaba que era él haciéndome una simple broma.
Era la señora del aseo quien miraba algo confundida y con un trapeador en mano. No la reconocí por lo que opte por pensar que era nueva y que hacía poco que la habían contratado.
-Disculpe –me intimidé por saber que tal vez parecería lo más tonto del mundo- pero…. ¿Dónde están Bill y los demás?
-Eres Neily verdad –enarcó una ceja y casi parecía como si me estuviera sonriendo- espera tengo algo para ti.
Me quede boca abierta al saber que por lo menos Bill me había dejado algo..tal vez ese algo pudiera ser alguna respuesta a todas mis preguntas.
No tardó nada la señora y me entregó una carta que venía acompañada de una rosa roja.
Miraba a la señora como si en ella pudiera saber la respuesta a través de su rostro. No estaba segura de sí tomar la carta que pudiera ser de una despedida o solo el inicio.
Admito que eso me dio miedo pero la señora me la entregó aventando todo hacia mí, donde choco contra mí pecho rompiendo algunos pétalos de la rosa. Pero no detuve a la señora pues ya se encontraba metida de nuevo al estudio.
Mientras trataba de asimilar las cosas y de lo que mis manos contenían ahora -una carta y una rosa- tragué saliva y no tuve prisa alguna para abrirla por lo que me tomé mi tiempo e inspiré hondo a leer el contenido que se hallaba dentro donde a lo lejos pude ver solo garabatos que después me pareció la letras más bella del mundo.
Cerré los ojos fuertemente antes de adentrarme al significado de esa gran carta que decía:
Aquella carta me había provocado un nudo fuerte en mi estomago y en la garganta. Fue como si todo mi cuerpo reaccionara ante aquellas palabras dejando entre ver todo el dolor que lo padecía.
Sentí como mi corazón dejaba de latir cada instante y como a poco la falta de aire se volvía cada vez mas grande. No me importaba nada de lo que pasara. La lluvia ya no paraba de cesar y ahora todo mi cabello lo sentía mojado. Mi ropa estaba completamente empapada y cada vez la noche me envolvía más y más.
La carta estaba siendo hecha trizas por la lluvia que caía con más intensidad conforme pasaba los segundos. Por un momento decidí levantarme y seguir adelante yo sola. Pero la palabra “sola” me dio miedo y decidí dejarme llevar por el aire frio y trastornado que me pareció de lo único real de la vida.
Mis lagrimas ya no paraban de brotar y no hice nada por detenerlas “Al fin y al cabo ese es el objetivo de estas, mostrar lo que siento cuando estoy sufriendo” dije dentro de mis pensamientos.
Estrujé en mi mano y miraba la carta como poco a poco era arrugada con fuerza a mí propia mano quien quedaba cada vez más perdida en aquellas letras. La tinta que alguna vez daba un mensaje cruel ahora se hallaba pérdidas en el agua que caía a cantaros por toda la calle, inclusive en donde estaba parada.
En un momento de pensar vi a Lizzi preocupada dentro del carro mirando atenta a cualquier movimiento que yo hiciera o una reacción donde pudiera encontrar alguna creencia o indicios de que se había despedido de mí y estaba en lo cierto.
Sentí vergüenza de solo pensar que había cometido otro error y sería de nuevo el hazme reír de todo aquel que se pusiera frente a mí o lo que dirían en el periódico.
Las palabras más crueles como “No me esperes” dejaban mucho que desear. Y quería llegar con él para rogarle una explicación y que me diera a entender lo que sea que me hiciera convencer al igual que los chicos o alguna otra cosa que me hiciera olvidar de él.
¿Qué haría en un momento como este? ¿Qué cosa tenía que hacer? ¿Qué hago yo en este momento? Me preguntaba mientras intentaba respirar a todas aquellas preguntas que de pronto me aterrorizaban. Pensar en un plan donde no estuviera Bill me hacía sentir destrozada y completamente sola.
“Estoy sola” dije en un susurro tratando de asimilar esas duras palabras “ estoy sola” dije ahora como un hecho tanto como si me doliera frunciendo mi entreceño. Fue entonces cuando ordené a mis piernas que corrieran a lo más lejos posible de todo.
Podía sentir las gotas frías caer sobre mis mejillas que ya comenzaba a dolerme y el aire arrasador que me rosaba la mayor parte de mi caminata y por un momento desee desaparecer del planeta. Sería de gran ayuda para ya no lidiar con mis problemas algo que acabara con mi vida. Sería sencillo, buscar un lago no sería tan difícil de distinguir y bajar poco a poco hasta sentir como el agua me iba consumiendo poco a poco.
La idea de desaparecer aun me parecía aterradora ¿Pero que era lo que ahora me motivaba a seguir viviendo? No había nada. Lo que más anhelaba en mi vida se había ido de mis manos y no me quedaba nada por hacer. Haga lo que haga él no me querría ver dentro de su vida. No encajaba a su estilo de vida.
El correr me hizo detectar que mi corazón seguía latiendo y que mi cuerpo reaccionada a la misma intensidad. Mi respiración funcionada y mi pecho se movían al tiempo que mi corazón.
No pude más y eso fue lo único que me hizo detener en aquel arbusto para esconderme de todos mis problemas. Lloraba con fuerza y fue entonces cuando yo misma grité con furia al cielo para que alguien pudiera escucharme “Por que a mí”
Una ráfaga de aire junto con la lluvia me derribaron hasta caer junto a un arbusto. No sentí dolor en absoluto pero fue lo suficiente como para debilitarme y no querer levantarme del frio suelo que cada vez me consumía.
Poco a poco mi cuerpo se fue apagando. Mis piernas habían sido las primeras en dormirse mientras que mi pecho ya no sentía que respiraba. Mis manos las acomodé junto a mi cabeza y fue entonces cuando mis parpados comenzaron a pesarme. No pude evitarlo y me dejé caer durmiendo y deseando que fuera eterno.
Por unos momentos pensé que había sido eterno ese sueño que tanto me atemorizó ya que trataba de mi accidente con Mike que como siempre era una pesadilla pero preferiría vivir en ella mientras no tratara con la realidad.
Me sentí avergonzada por temer a la vida futura y lo que sucediese conmigo.
Pero por otro lado supe inmediatamente lo que había provocado que ese sueño terminara. El celular que diariamente lo cargaba en mi bolsillo o en caso de que mi pantalón no tuviera bolsillos lo colocaba en mi cadera donde hacía presión con mi pantalón para que no cayera fácilmente había sonado varias veces.
Me costó trabajo reaccionar a eso timbrados que, solo alcé mi cabeza llena de confusión. De pronto todo me pareció oscuro y frio. La lluvia había parado y parecía que ya tenía horas que ya no llovía.
Mi celular que no dejaba de timbrar lo tomé entre mis manos y por un momento pensé que tal vez fuera Bill donde mi pedía perdón por la carta y por las mismas palabras más frías que me había dicho en el largo camino en el que nos conocimos. Pero todo se perdió y fue entonces cuando sentí como mi cuerpo hacía presión hacia todo mi pecho. Me volví a sentir debilitada cuando vi el nombre de mi amiga Lizzi. Había otras llamadas perdidas, que sin duda alguna revisé de una por una con la ilusión de que apareciera frente a mis ojos el único nombre al que ocupaba la mayor parte de mis pensamientos.
Me levanté decidida de mí misma por ser ahora la chica mas desdichada que alguien pudo conocer. Nada de lo que planeara yo se cumplía “Ni nada de lo que hubiera deseado se cumple” grité ahogada con ese nudo en la garganta cargando fuertemente todo mi coraje en aquel aparato que ahora me parecía de lo más repugnante y odioso. Durante unos segundos reconsidere la idea de que este no fuera destrozado, pero el coraje me iba consumiendo tanto que me fue imposible no lanzarlo y que callera en mil pedazos.
Sin mirar detenidamente donde me encontraba, me encaminé arrastrando los pies con mi mirada perdidamente en el suelo. Deseaba que cayera un rayo sobre mí y que me hiciera tener una muerte rápida para no sufrir más de lo que ya estaba. Me costaba tanto respirar y no tenía las ganas suficientes para comprobar si estaba viva o si ya estaba muerta.
Mis ojos los sentía hinchados y la cabeza me punzaba lo más que podía. Todo me daba vuelta y por un momento casi creí vomitar cerca de la cera donde varías personas se alejaron de mí cuando vieron mi aspecto. Supuse que debía tener un aspecto horripilante pero nada me hizo detener el camino a mí casa.
Ni siquiera la pequeña llovizna que de nuevo me alcanzo, pero deje envolverme en ella como siempre y dejar al menos mi mente en otra parte que no fuera en tal sufrimiento. Agradecía que el camino me fuera tan fácil y que la misma calle me ayudara un poco a desprender por solo unos segundos mi mente y la despejaba con tal libertad que me hacía sentir un poco mejor.
Sin saber como había llegado a mi casa a altas horas de la noche sin que nada me sucediese me hizo sentirme extraña y ciega a la vez. Mi mente parecía estar con una venda negra donde no se podía ver nada y tampoco escuchaba nada.
Abrí la puerta de golpe sabiendo que la llave estaba justo debajo del tapete como lo hacían en dichas películas. A los tres –mi padre, mi madre y a mí- nos pareció la idea mas increíble de guardar la llave en caso de emergencia que decidimos utilizarla.
Todo estaba oscuro y sentí la necesidad de enterrarme en el colchón y desaparecer un poco de la faz de la tierra, eso sin antes darme una ducha extremadamente caliente y colocarme una blusa de tirantes con un pequeño short que me hacía sentir libre y casi semidesnuda.
Prendí la luz a tientas y me di cuenta de toda el agua que había metido solo por la ropa que goteaba con mucha intensidad y mi cabello estaba completamente destrozado. Di unos pequeños pasos adelante e intenté secar mis zapatos en aquella alfombra para intentar no mojar más la casa.
En mi cabeza había un pequeño espacio en la que imaginaba a mis padres de nuevo preocupados por no haberles avisado donde estaba o por haber llegado tan tarde dejando a la pobre de mi amiga Lizzi.
Escuché un pequeño ruido cuando mi primer pie tocaba el primer escalón. Eso me hizo detener en seco y voltearme hacia aquella dirección donde se escuchaba aquel ruido.
-Siempre supe que eras una chica diferente –exclamó con serenidad aquella voz que me atormentaba en todas mis pesadillas. Ani , quien se encontraba en uno de los sillones al lado de una pequeña lámpara donde estaba de piernas cruzadas acompañada de aquella sonrisa que me parecía de lo más aterrador sentada- Hola Neily –saludó con cierto afecto con esos ojos llenos de vida- No sabes cuanto he esperado por ti.
Me quede perpleja escuchando su tranquila voz serena. Mis ojos que aun se encontraban hinchados estaban abiertos de par en par y mi corazón latía rápidamente. Fu entonces cuando el pánico se llenó por toda mi mente bloqueando todos mis sentidos y haciendo que mi voz quedara totalmente apagada.