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martes, 6 de julio de 2010

Cap 46

Después de una charla con mis padres acerca de mi decisión sobre viajar con ellos en la cual a ellos no les dejaba otra opción, se resignaron con un pequeño abrazo y un lindo beso en la mejilla por parte de mis padres.

Seguía sin entender como era que mis padres los veía un poco más “unidos” pero era algo en lo que no me atrevía a preguntar por miedo a causar problemas. Quise ser responsable a todo esto por los problemas que yo misma ocasionaba. Me mencionaron más de una vez lo mucho que se preocupaban por mí por todos los problemas que obtuve en tan solo unas pocas semanas.
No era normal que una chica como yo sufriera tanta mala suerte y el que estuviera lejos de ellos los hacía sentir mucho peor.
Pero era entonces cuando yo me sentía la chica mas afortunada y suertuda de toda la fas de la tierra.

También tenía que admitir que la nota que me había dejado Chelsey sobre mi tocador. No me parecía creíble que ella misma hubiera dejado ese sobre en aquel lugar o que el mismo cartero lo entregara. Mis padres negaron que hubieran dejado una nota sobre mi tocador, pues ambos habían dicho que no habían entrado para nada a mi cuarto.

Intenté con todas mis calmas tratar de entender este asunto pero un temor llegó mucho más profundo.
Si Ani estuviera aquí de seguro vería a mis padres y podría hacerles daño o mucho peor….a los chicos.

No me había dado cuenta de cuanto tiempo me hallaba pérdida en mis pensamientos de no haber sido por el vestido tendido en mi cama. Lo acariciaba como si este perdiera algún color en él.
Era de un color azul fuerte que me quedaba a unos pocos centímetros antes de llegar a mis rodillas. Un escote justo en la espalda que comenzaba desde mi cuello hasta descender a mi cadera, solo unos pequeños lazos del mismo color se entrelazaban del otro lado de la orilla de mi espalda dejando ver como si fuera una pequeña telaraña en mi espalda.

Mi cabello lo deje un poco suelto dejando entre ver algunos mechones ondulados. El maquillaje algo común pero sin dejar que fuera algo de lo más casual. Zapatos de plataforma color plata y una pulsera en mi muñeca hicieron conjunto acompañado de mi pequeña cadenita que la mayoría del tiempo la cargaba.
Aquella estrellita que colgaba en mi garganta me hizo recordar a la persona en la que me la había regalado. Fijé mi mirada en aquella estrella con mi nombre mirando cada detalle de aquel objeto pequeño…. Bill Kaulitz.

Cuando escuché el clac son del auto Bill aun me hallaba mirándome en el espejo sin dejar escapar cualquier detalle que mostrara fracaso. Esta vez no dejaría que nada echara a perder esta velada con Bill con quien no sabía a donde me llevaría pero estaba segura que iba ser magnifico.

-Hola –le saludé con un beso en la mejilla cuando entré al carro.

-Hola –me saludó igualmente con esa actitud tan positiva como me gustaba.

Pude ver desde el retrovisor como un carro con dos luces encendidas nos enfocaba directamente hacía nosotros. Intenté fijar más mirada sobre la silueta que manejaba aquel carro.

-Bill –le susurré como si creyera que pudiera escucharnos. La primero que se me vino a la mente fue Ani- parece que alguien no esta persiguiendo.

-Por supuesto que no –señaló Bill con una carcajada- estará vigilándonos a unos cuantos metros lejos de nosotros- lo miré extrañada por saber que no estaríamos “solos” en nuestra velada- pero no te preocupes –se precipitó a decir Bill con otra gran sonrisa- no nos molestara. Se encontrará lo suficientemente lejos para poder hablar de nosotros.

Accedí lentamente con mi cabeza. Aunque Bill prometiera que aquel tipo enorme, robusto y grande no estuviera cerca, me intimidaba y me daba la impresión que aquel tipo sería lo bastante fuerte para matarnos de un solo golpe.

Llegamos a un restaurante después de un largo viaje por carro. El lugar estaba lleno de carros últimos modelos donde bajaban gente refinada con trajes extremadamente de alta calidad con la apariencia de gente adulta que no rebasaba ni los 30 años.

Pasamos tomados de la mano una vez que el valed parking tomó las llaves de Bill. Seguimos caminando hasta llegar a la entrada principal de aquel lugar grande y luminoso que en donde quiera daba la impresión de estar en el día de tantas luces alrededor de aquel lugar.
Al fondo se encontraba una fuente con pequeña luces alrededor de ellas y unas pequeñas bancas para que gente se detuviera a mirarla.

Pasamos ligeramente hacía la mesa donde el mesero gentilmente nos señaló y nos hizo seguirlo para llegar a la mesa más pronto.

-Este es nuestro menú de la casa –dijo el mesero quien mostraba gratitud hacia nosotros- buen apetito.

Después de pedir nuestra comida –donde yo había pedido lasaña y Bill había pedido solo espagueti a la boloñesa- y de lanzarnos pequeñas miradas Bill y yo mientras comíamos de nuestras comidas, sentí que una punzada creulmente cruzaba mi pecho sin saber la razón.

-Espero te haya gustado este lugar –insinuó Bill mientras enrollaba en su tenedor otro tanto de espagueti- por lo regular a Tom no le gusta mucho este lugar.

-Debo admitir –respondí mientras miraba al tipo que cuidaba de nosotros que se hallaba justo a unos metros detrás de nosotros- que indudablemente este ha sido uno de los lugares más hermosos de los que he visitado.

-Eso mismo pensó Tom, dijo que te encantaría –rió después de un rato y luego su rostro se fue haciendo cada vez más duro- y también pensó que sería una niña lo que tuviéramos –se estremeció.

Su drástico cambió de tema me hizo sentirme cohibida. Miraba como Bill se iba encogiéndose de hombros mientras comía de nuevo de su plato. Me hizo recordar el sufrimiento por el que tuve que pasar y fue entonces cuando por instinto, mis manos se encontraban en mi abdomen.

-Lo lamento –se precipitó a decir Bill al ver mi rostro- no pensé que te fuera a afectar.

-Si hubiera sido una niña –le susurré sin dejar de tocar donde alguna vez estuvo mi hijo, intentaba seguir hablando del tema aunque ni yo misma me lo creyera- como te hubiera gustado ponerle, me refiero a que nombre e habrías puesto.

-Liah –respondió rápidamente sin pensarlo dos veces- hubiera deseado llamarla así.

-Y si fuera un niño –insinué de nuevo ahora con una sonrisa. El que pensáramos en algo a futuro donde él y yo estuviéramos involucrados hacía que esto pareciera divertido.

-Thomas –respondió de nuevo rápidamente- es por mi hermano, me gustaría que llevara uno de mis hijos el mismo nombre que mi hermano.

-Hubiera sido fantástico –habría deseado que mi voz no sonara lo bastante sufrida. Pensar en que “tal vez” o si “hubiéramos” podido tener un hijo habría sido de lo más magnifico y habríamos podido ver otra cara del amor. Lamentablemente habíamos fallado y solo nos tomamos nuestras manos en señal de la fuerza que tendríamos que ser capaces- aunque me sorprende que lo hayas pensado tanto –bromé al respecto.

-Se que te hubieran gustado esos nombres –sonrió mientras daba un sorbo a su copa que estaba ya estaba a la mitad de habernos servido hace solo diez minutos.

-Para serte honesta –rodeé uno de mis dedos por la orilla de mi copa y lentamente me fui deslizando hasta tocar su mano cálida y suave- has predicho muy bien, me habrían encantado esos nombres.

-Neily –me llamó en un susurró mirando mis ojos con detenimiento- cuando de verdad estemos a solas –se detuvo y miró al tipo robusto detrás de nosotros cuidadosamente y luego volvió a mirarme a mí- me gustaría que de verdad habláramos.

-Por supuesto –respondí sin pensarlo dos veces. Ya podía imaginar la silueta de Bill rodeando y besando mi cuello lentamente. Me quede sin aliento- sabes que sí Bill.

-Pero antes –dijo con otra sonrisa. A continuación se puso de pie y me extendió su mano- me gustaría bailar contigo.

Otra sonrisa se me esparció en todo mi rostro y tomé su mano para dirigirnos hacía la pista de baile donde otras parejas ya la ocupaban.
Ambos comenzamos a bailar al ritmo de la canción y yo simplemente me había dejado llevar por él. Lo abrasé y mi cabeza se acomodó por instinto dejando caer mi cabeza sobre su hombro.

Terminada nuestra cena nos dirigimos ahora a un hotel esta vez solos nada más. Bill le dio indicaciones al tipo donde él inmediatamente tomó otro rumbo para dirigirse de nuevo al estudió donde ya parecían haberlo esperado o algo así me contó Bill.

Ahora estábamos en un hotel que para mí se encontraba en medio de la nada.
Mis pensamientos estaban tan concentrados en que era aquello que deseaba hablar conmigo Bill.
Caminamos hasta la recepción donde pude suponer que Bill lo habia apartado con días de anticipación.
Le dieron las llaves que apenas pude ver rápidamente el lugar tan lujoso y silencioso.

Bill dio unos pasos mas adelanté justo cuando había cerrado la puerta del hotel donde nos habíamos hospedado.
En mi mente solo quería ver a Bill besándome y que desvistiera cada una de mis ropas.

-Sabes que te amo –se declaró por detrás de su hombro- y no sabes cuanto.

Tragué saliva cuando dijo eso. Mi corazón volvió a latir rápidamente y la sangre se me había subido a la cabeza. Me acerqué a él lentamente hasta tocar sus hombros con la intención de que mirará.

Fue así como me abrumé un poco al ver su rostro lleno de dolor y de tristeza. Luego me besó sin poder pensar o preguntarle que era lo que le dolía en ese momento para verlo sufrir de esa manera.
Ambos de pronto parecíamos estar ansiados de que comenzara otra de nuestras pequeñas inquietudes…..demostrándonos lo mucho que nos amábamos.

(Si no deceas leer la parte sexosa no lo leas, no te perderas nada importante acerca de la historia, espera el proximo Capitulo 47 donde podrás continuar sin perderte de nada)





PARTE SEXOSA!

Su beso fue tan inquietante que quería que fuera algo más que un simple beso. La simple idea de verlo acariciar mi cuerpo desnudo me hizo sentir un escalofrió tan caliente y un éxtasis terriblemente sediento.

Bill me separó un poco pero solo para desabrochar lentamente mi vestido. Sus manos se pasaron hacia mi cadera –donde se encontraba el cierre- y lo bajó lentamente. Comenzó a sentir un aire lleno de calor. Sus manos se alzaron hasta llegar a mis hombros para luego dejar caer mi vestido poco a poco.

No tenia nada que me cubriera la parte de mi pecho por lo que instantáneamente me cubrí avergonzada. No duró mucho puesto que Bill tomo ambos manos para que lo dejara ver.
Sus ojos estaban aferrados a mis pechos mirándolos confundidos aun viendo en sus ojos solo dolor.
Una mano pasó por mi pecho y fue entonces cuando cerré mis ojos por instinto al sentir aquella mano.
Aquella mirada me hizo sentir mas apenada y no podía evitar que mi corazón dejara de latir.
A continuación llego a besarme mi cuello con tanta desesperación. Comenzó a descender poco a poco hasta mi abdomen y ahí bajar el vestido donde se había atorado.

Volvió a mirarme a los ojos con la misma intensidad de siempre. Sus ojos que estaban llenos de vida y penetrante me hicieron sentir cohibida.
Me tomo de mis piernas y me cargó hasta llegar a la cama con tanta delicadeza sin perder la vista de mis ojos.

Me tumbó hacia la cama lentamente y sus manos volvieron a acariciar cada extremidad de mi cuerpo. Alcé mis brazos totalmente debilitada ante él quien parecía tener todo el control de esta relación pero lo más importante es que yo estaba bajo su control y cualquier movimiento en brusco haría echar a perder esta pequeña escena por lo que simplemente me deje llevar por sus caricias y besos.

Sus manos me pasaron por debajo de mi espalda y se aferró a mí durante unos segundos. Pude sentir como su corazón latía tan rápido como el mío y su pecho era tan tibio como el mío.

Se quitó su camisa en frente de mí y me beso de nuevo con sus tiernos labios que me indicaban pasión y más éxtasis.
Se desabrochó el pantalón tan rápido que apenas pude darme cuenta gracias al beso tan extravagante y largo que pudimos tener.
Ambos nos envolvimos en la sabana blanca que me pareció ahora de lo mejor cuando se trataba de estas cosas pero a la vez me pareció que era un estorbo.

El miembro de Bill siempre era lo único que nos daba el anuncio de que estábamos preparados.
Me sentí lo suficientemente excitada para que este penetrara con mas facilidad.

Fue entonces cuando comenzó esta nuestra pequeña relación donde era la única forma donde podíamos demostrar todo el amor que sentíamos.
Ligeramente mis piernas tomaron una posición en la cual dejara ver mi entre pierna y pudiera entrar sus miembro con tanta facilidad.
No pensábamos en otra cosa que no fuera placer, éxtasis pero sobre todo amor.

Lo abrazaba y besaba cada vez que se me presentaba la oportunidad. Sus manos toda la noche me mantuvieron a una temperatura cálida acariciando repetidas veces mi cuerpo pero sobre todo mi abdomen.

En un oportunidad, Bill aprovechó para sacar otra de sus rosas y hacer lo último que la otra vez. La rosa fue controlada por la mano de Bill acariciando todo mi cuerpo sin excepción. Me besaba a la misma intensidad que la mía.

Ambos mostrábamos desesperación por el que esto surgiera de una vez por todas. Simplemente nos dejábamos llevar por el momento....Solo era eso.


Una hora…dos…tres..horas…

Y nuestros cuerpos sentían que estaban acabados. Mi cuerpo no paraba de sudar tanto que inclusive parecía que habíamos sido mojados por la lluvia.
A pesar de que tal vez mañana se avecinara una gran tormenta, Bill había mencionado que le habría gustado que lloviera para tener una excusa y hacer el amor, pero no tendría excusa para eso por que no tendría sentido para mí si su cuerpo jamás se conectara con el mío.

El cuerpo de Bill se encontraba sobre mí y su aliento me llegaba a la cara con su rostro extremadamente cansado.
Su cabello estaba tan mojado al igual que el mío.
Durante ese momento sujeté su rostro para chocarlo contra el mío y nuestras frentes estuvieron unidas por un momento de respiro.
Nuestras respiraciones estaban tan agitadas que deseábamos un momento de descanso pero sobre todo….besos.

Después de mirar a detalle el rostro de Bill me asusté de ver que aun sufría y que me abrazaba tantas veces así como me decía “Te amo, nunca lo olvides por favor”
Un momento en el cual sentí ganas de llorar sin saber la razón. Su sufrimiento me hacía sufrir a mi también y aunque deseara tantas veces saber cual era su razón sabía que no me lo diría.

Las manos de Bill estaban sujetas a mi cuerpo mientras seguía sin dejar de mirarme. Me intimidé pero solo durante unos segundos donde lo besé por última vez esa noche, antes de quedar atrapada en mi propio sueño envuelto donde ya me aguardaba.



El timbrado de mi propio celular me hizo levantarme en seco. Aun me dolía un poco la cabeza y me sentía mareada pero sin borrar aquella sonrisa que me había satisfecho.
Lo primero que se me había venido a la mente eran las caricias de Bill y los besos tan excitantes que pude haber sentido jamás.

Me levanté tambaleándome sin hacer ruido alguno para que Bill no se despertara, pues sabría que tendríamos un largo día por que hoy era el día de partir para comenzar a ensayar con el tour.

El celular se encontraba sobre una silla aun lado de la televisión en la cual no me había fijado mucho.
Contesté rápidamente aun con mis ojos medio abiertos y con mi voz apagada.

-Neily tienes que apurarte rápido, necesito contarte algo es muy urgente –era Lizzi quien llamaba, pero hablaba tan rápido que sus palabras se hallaron atropelladas unas con otras.

-Lizzi Cálmate –respondí quintándome varios mechones de mi rostro aguardando con paciencia- que es lo que pasa –susurré.

-Es Bill Neily –se escuchaba preocupada al otro lado de la línea- Gustav me ha contado todo –se detuvo durante unos momentos y escuché como tragaba saliva- Bill se ha ido Neily.

Me quede boca abierta parándome en seco. Mis ojos no parpadearon y volteé instantáneamente hacia el lugar donde creí que estaba Bill en la cama.
Corrí hacia ahí tirando el celular sin importar que le pasaba.
Era verdad. Bill no estaba en la cama ni mucho menos su ropa ni nada que mostrara señales de algo. Se había marchado y me había dejado sola….completamente sola.