Esta mañana me había levantado más temprano como de costumbre. Mi primera reacción era levantarme a verme en el espejo. Mis ojeras estaban demasiado marcadas por todas las veces que me levantaba de un susto.
Aquel accidente me había dejado un pequeño trauma y me hacía levantarme todas las noches pegando un fuerte grito ahogado.
No era algo de lo que normalmente yo me esperaba pero aun con la curiosidad de saber donde estaba Mike me hacia estremecer. No lo odiaba ni nada por el estilo, pues el jamás supo que yo estaba embarazada. Estaba demasiado ebrio por mi culpa, por que lo eche de la manera mas cruel de mi vida y eso no tiene perdón.
Pero por otro lado estaba Bill, con el que siempre anhelaba soñar y dormir tranquila durante la noche.
Lamentablemente siempre que aparecía en mis sueños, tenía la más remota idea que me dejaba.
No se como, pero sentía que algo andaba mal, que íbamos por mal camino.
No! Ni pensarlo. Como se me ocurre pensar de esa manera. Bill me ama, Bill me quiere y nos iremos juntos al tour donde podremos –de alguna forma- tener una excusa para estar nosotros a solas. Inclusive aprovechando estos dos días que ya nos quedaban.
Mientras las horas transcurrían pesadamente Lizzi había traído un par de vestidos para esta noche la cual yo estaba fascinada. Aprovechamos para poder hablar juntas que inclusive le había comentado mi viaje al tour con los chicos.
-¿Cuándo te iras? –preguntó Lizzi desganada.
-Pasado mañana –respondí con una sonrisa al imaginarme el tour con ellos.
-¿Cómo le harás con tu trabajo? –intentó hacerme buscar una excusa para que me quedara y podía entenderla. Yo también la extrañaría.
-Supongo que pediré otro permiso – me encogí de hombros. Jamás había pensado tanto en eso y eso me preocupaba pero solo un poco- aunque solo serán unos meses los que estaré con ellos si eso te preocupa tanto.
-Aun así –bajo su mirada como si esta estuviese avergonzada- sabes que te extrañaré.
-Y yo a ti –respondí- pero no te pongas así. Disfrutemos esta mañana que estamos juntas.
-Tienes razón –dijo en un intento de animarse aunque no me convenció mucho ya que ni ella misma se la creía.
Ambas no supimos que decir en ese instante. Su mirada estaba en los vestidos que se encontraban en la cama. Su mano rozaba cada vestido como si se fuesen a arrugar. Parecía estar sumida en sus pensamientos.
-¿No has sabido nada acerca de Aliz y Bill? –pregunté en un momento de hacerla olvidar y claro, aprovechando que me interesaba saber de ese tema.
-¿No le dijiste que fui yo verdad? –Preguntó asustada mirándome con los ojos de par en par- no le dijiste que yo te conté lo de Aliz, por que si se llegara a enterar me haría trizas.
-Claro que no –reí al ver su rostro preocupado- me duele saber que Aliz no me haya contado nada.
-¿Le hubieras permitido andar con él? –me miró con cara de pocos amigos- por favor Neily, ella no te quiso decir nada por miedo.
-Supongo que tienes razón –hice una mueca de disgusto- ayer que se lo dije a Bill se puso como histérico y se largó de la casa sin decir una sola palabra.
-¿Hablas en serio? –Lizzi se quedo con la boca abierta mientras intentaba entender las palabras que salían de mis labios- no puedo creerlo ¿Te dijo sus razones?
-No –me estremecí- pero supongo que quiere a Aliz también.
-Neily por dios –respondió irónicamente- como se te ocurre decir semejante cosa. Bill jamás estuvo enamorado de Aliz (o al menos eso me contó ella), simplemente estuvo con ella para cubrir el dolor que siente por ti.
Aquello me hizo sentirme avergonzada y estúpida. Era verdad lo que decía Lizzi. Ya tenía que poner un alto a todas mis desconfianzas hacia Bill, él me amaba y yo también por lo tanto estábamos destinados a estar juntos.
También estuve apunto de estar avergonzando por el que mi mejor amiga tuviera mas confianza en Bill que ni yo.
Me reí ante la idea de que Bill supiera aquello.
La tarde con Lizzi me había despejado por lo menos unas horas de mi trauma a mis oscuros pensamientos y olvidarme de todo aquello.
El arreglarme el cabello recogido con un pequeño chongo dejando caer algunos mechones ondulados me ayudo a distraerme. No me quejé con el vestido demasiado corto que Lizzi me obligó a ponérmelo solo por que así dejaba lucir mi cuerpo extremadamente delgado. El vestido era color coral y se apegaba mucho a mi cuerpo.
Apenas podía caminar.
Los zapatos no me ayudaban mucho, pues aparte de que el tacón era extremadamente delgado y largo me hacían tambalear durante los 5 minutos que los lleve puestos.
El maquillaje fue lo único en lo que pude ser buena y más sabiendo que yo podía hacerlo como a mi me gustara y no por que los demás me lo dijeran. La base principal, polvo y rubor hicieron resaltar más mis ojos que daban un color gris acompañado de rosa.
Un poco de gloss en mis labios y el toque final con un roseado de perfume “parís Hilton” que a regañadientas tuve que aceptarlo como un regalo por medio de Georg el día de mi cumpleaños.
Estaba lista pero eso no me quitaba los nervios de encima. El saber que aun así estaría con ellos mientras los veía recoger su premio me aterrorizaba un poco. Pero tenia que aprender a disimular mis miedos si estaba dispuesta a irme con ellos y más sabiendo que mi novio era una súper estrella.
Bajé inmediatamente escaleras abajo para esperar justo detrás de la puerta. Mis pensamientos estaban demasiado bloqueados en no echarles a perder la velada. Me prometí no hacer nada que pudiera perjudicar sabiendo que la prensa estaba sobre mí. No haría llamar la atención por nada del mundo.
-¿Te vas? –preguntó mi madre con una bata puesta y el cabello alborotado. Parecía haber dormido durante horas. Me pregunté en donde habrá dormido.
-Así es –respondí con un hilo de voz- supongo que regresaré pronto así que no se preocupen por mi.
-Ya lo se, ya lo se –puso los ojos en blanco dando leves pasos hacia mí- se que estas grandecita, pero eso no quiere decir que por eso ya no debemos de estar preocupados por ti. Eres nuestra hija y no queremos perderte.
-No me perderás mamá –le prometí que incluso yo era algo de lo que no me creía. Imaginé en segundos como sería mi vida si yo me casara. Me precipité a abandonar esa imagen después de pensar en algo llamado “compromiso” era demasiado temprano para pensar en esas cosas.
-Cuídate por favor –me suplicó mi madre justo cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí acariciando mi mejilla- luces hermosas. Idiota la persona que no te corresponda.
La única persona que me interesaba sería Bill y me reí en mis adentros al pensar que algún día Bill me rechazara.
Ambas pegamos un salto al escuchar el pitido de la limusina que esperaba por mí. Abrasé a mi madre así como la última vez que la vi justo después de entrar al aeropuerto y adentrarme a esta aventura.
Me despedí de ella con la mano y me dirigí corriendo hacia la limusina donde ya me esperaban con la puerta abierta.
-Hola chicos –los saludé en cuanto me acomodaba en uno de los asientos junto a Bill. No pude evitar saludar a Bill con un agradable beso en los labios el cual no había durado mucho tiempo.
-Luces hermosa –dijo Bill- serás las mas hermosa de todas.
-Gracias- le agradecí encogiéndome de hombros.
Todos me saludaron pero sentí malas vibraciones. Tom solo se limitó a sonreír y después comenzó a dar pequeños golpes en sus piernas con las palmas de las manos disimulando que tocaba la batería para así poder evitarme. Gustav –el más serio de todos- me miró muy extraño. Sus ojos se fruncieron un poco y después se perdieron al ver a Bill, sentí como si aquel deseara ver más allá de mí
Georg había evitado todo el camino mi mirada y me pregunté cual sería su razón. Parecía estar enojado pero no entendía muy bien. La mayoría del camino me di cuenta como suspiraba todo el tiempo y eso me hizo estremecer.
-Bájate aquí Neily –dijo Bill dándome un ligero empujón para que saliera del coche por lo que lo bese inmediatamente antes de verlo partir.
-Vamos – me apresuró David quien ya me esperaba afuera.
En cuanto bajé del automóvil los dedos se me inmovilizaron un poco al ver un fotógrafo. Parecía estar desubicado buscando a quien molestar, pero para mi suerte no fue lo suficientemente rápido para vernos, por lo que entramos fácilmente por la puerta trasera.
Ahí era increíble la cantidad de artísticas y algunos de distintas nacionalidades. Había platicado con unos cuantos de ellos y de los cuales me había hecho muy amigos.
Fue fácil fingir que yo pertenecía junto a ellos. Disimular ser una estrella podía ser de lo más agradable y más lo hubiera sido si David no estuviera constantemente a mi lado. También temía por mi seguridad pero sentía que no era para tanto.
Tomé un par de bebidas pero solo un poco tratando de no olvidar mi promesa conmigo misma. La bebida, la música, el ambiente, todo me parecía tan perfecto y agradable.
-Pareces que estas disfrutando más que el grupo –mencionó David señalándome con el dedo índice hacía donde estaban sentados. Aburridos.
-Les animaré la fiesta –le avisé a David danzando el camino que recorría para llegar a ellos.
-Asegúrate de hacerlo –gritó David casi estando cerca de ellos. Juré que había soltado una carcajada
-¡Vamos chicos! –Les animé poniéndolos de pie- se supone que debemos celebrar, pero veo que no tienen ganas- hice una mueca de disgusto y me resigné a seguir rogándoles- así que mejor hagamos un brindis –sugerí alzando mi copa que tenia en mi mano.
-No creo que sea buena idea…. –repuso Tom con desgana.
-Shhhh! –le interrumpí poniendo un dedo sobre sus labios con la intención de hacerlo callar- brindemos por que este tour que esta apunto de empezar sea uno de los mejores.
-Neily yo no…. –interrumpió ahora Georg quien se veía algo preocupado. Sus ojos lo delataban y tal vez ese fue mi motivo por hacer que le brindis los animara un poco.
-Shhh! –callé de nuevo y comencé a parlotear de nuevo- que esta sea la mejor gira que hagamos en esta larga vida.
Me sentí más que avergonzada al ver cuatro rostros horrorizados por mi brindis pero no lo entendía ¿Acaso me ocultaban algo?
Por un segundo creí que alguien hablaría algo al respecto pero se callaron inmediatamente y evitaron mi mirada.
Ni siquiera Bill podía verme a los ojos. Parecía estar buscando las palabras adecuadas.
Me sentía fatal y humillada de nuevo. No quería acostumbrarme a este tipo de cosas. Podría ser que algo les ocurriera o estuvieran preocupados por la gira, pero ¿Por qué no me lo comentaban? Si yo también pronto formaría a ser parte de ellos.
-Bien –me resigné- váyanse al demonio -fue lo último que dije antes de marcharme ante cuatro chicos sentados con las manos en los rostros.
Mi fuego interno había salido por obra de arte. Nadie decía nada y eso me hacía sentir aun peor. Mis lagrimas comenzaron a brotar justo después de aquel incidente. La excusa perfecta para que nadie mirara mi maquillaje correr por mi rostro por la pura vergüenza.
Jamás me esperaba algo más, algo que más odiaba en la vida, alguien a quien jamás pude encararme con ella y está era mi única oportunidad.
Reachell, la pequeña antigua novia de Bill a la cual siempre la odié aun así aunque estuviera conmigo por salvarme la vida.
Hoy era mi día para encararme con ella. No sabia ni que era lo que estaba haciendo ahí pero hoy tenia las agallas para enfrentarme con ella.
Estaba sentada cruzada de piernas. Con una mano bebía y con la otra tapaba sus labios con la educación de no soltar una fuerte carcajada.
Tire mi copa en la alfombra que tapizaba el lugar, no me importaba y parecían que mis únicas intenciones solo fueran malas.
-Hola Reachell – la saludé con una sonrisa forzada- ¿Cómo te va?
-Vaya vaya vaya –canturreo- pero mira quien tenemos aquí. Pero si es la pequeña Neily –rió hipócritamente con las chicas que estaban acompañándola en ese momento. Se puso de pie- Que se te ofrece. Acaso quieres que otra vez te cubra la espalda para que después me trates como a una cualquiera siendo que yo te salve la vida. Olvídalo. ¡Lárgate!
-No puedes decir que hacer, no eres mi madre –repuse con un enojo.
-Honestamente no se que haces tu aquí. Esto es para gente de alta calidad, no de la “baja” calidad –rió de nuevo con sus amigas y luego me miró con un gesto de tristeza- oh es verdad, la pobre ha sufrido tantos accidentes y te haces la pobre inocente –su rostro se puso serio y sus ojos se fruncieron- esa ya nadie te la cree.
-Mis manos ya eran dos puños, listos para cualquier reacción que iniciará una guerra. Tal vez era eso, deseaba con todas mis ganas algo más fuerte que me hiciera reaccionar y no pensarlo dos veces. Lo estaba logrando-.
-Me alegra que hayas perdido tu hijo –continuó burlándose de la manera más cruel, solo necesitaba una más para ya no volver a pensarlo- de seguro ese hijo no era de Bill ya que él mismo mencionó que no eras buena ni en la cama.
Listo. Eso era todo para lanzarme hacia ella y que su cuerpo estuviera a mí poder. Me encontraba arriba de ella y eso la hizo aun más inmóvil lo cual fue mucho mejor para mí y más sencillo. Aproveché con jalarles los cabellos largos y rubios y hacer girar su rostro una y otra vez contra el piso.
Toda mi rabia se estaba descargando gracias a ella. Antes de golpearla una vez más contra el suelo, un flashazo me hizo detenerme y voltear hacia la cámara que ya me estaba enfocando. Lanzó otro flashazo y dos manos me sujetaron fuertemente aprovechando que me distraje para retirarme de Reachell.
Mi vida dentro de los paparazzi ahora en realidad comenzaba. Y ya podía oler la ola de medios de comunicaciones que estarían dispuestos a poner y peor aun en todo el mundo.