Durante varias noches intenté darle vueltas al asunto. Muchas veces me aferraba hacia algo que no me pertenecía. Aquella persona que se había escapado de mis brazos y que ahora huía de mí como si yo fuese alguna extraña para él.
Se había ido sin ninguna razón. Quería perdonarle todo lo que había hecho siendo que él también me había perdonado muchas veces.
Toda la noche pensaba en que le había fallado ¿Por qué su comportamiento tan cruel hacia mí? ¿Acaso no veía lo mucho que sufría?
Lo único que deseaba de él era su apoyo. No pedía más a cambio. Lo deseaba conmigo y sabía que estaría con él durante un largo tiempo…o tal vez eso es lo que yo quería.
Subí a mi habitación como si mis pies pesaran una tonelada. Me costó algo de trabajo respirar y acostarme en mi cama.
Me sentía fatal, todo me daba vueltas y solo quería saber cual había sido la razón del por que me había dejado. Eso era todo ¿Acaso era mucho pedir?
Me enrollé en mis sabanas sabiendo a tientas que ya comenzaba a jugar con el destino. No entendía las situaciones de Bill, ni siquiera en su comportamiento.
Quise rogarle al momento de que se fue, pero decidí que lo mejor sería que se marchara para que dejara en claro sus sentimientos.
Tal vez ya no me quería, tal vez quería estar con Aliz y esa era su razón. Si yo no le hubiera mencionado el caso de Aliz, probablemente no se hubiera marchado.
Las sabanas que estaban sobre mí las apretaba con fuerza dejando escapar ahí toda mi rabia.
Aun me sentía fatal. Mi vientre tenía una enorme marca donde me recordaba que había perdido un hijo mío.
Ni siquiera esa perdida la podía superar. Fue tanto mi trauma que inclusive había golpeado a Bill.
Yo creía que estaba soñando.
En mi sueño –en la cual yo no despertaba- era horrendo y sufría al paso que continuaba en él.
Lo recuerdo perfectamente casi como en mis pesadillas de cada noche.
“Yo estoy sola continuamente caminando en un rumbo de nada. Mi cuerpo es la única luz que se difunde alrededor de aquel cuarto oscuro y vacío. Siempre tengo miedo estando en medio de la nada. Corro y corro sin encontrar la salida.
Y entonces es cuando veo dos luces centellantes a mis ojos que aun no se acostumbraban a la luz. Voltee mi rostro en un momento de pasarlo desapercibido y es entonces cuando todo el golpe es directo a mi vientre. Hago lo que sea por evitarlo, pero entonces….es demasiado tarde.
El dolor es demasiado punzante e imposible de evitar. Luego todo es dolor y se que lo he perdido….he perdido a mi hijo.
Mi mente no es capas de soportarlo y trata de encontrar otra salida. Corro y corro, pero por más que corro no la encuentro
Todos mis sueños son los mismos de cada noche.
Pero aquel día en el que Bill había permanecido conmigo, lo había desaprovechado.
Cuando desperté, creía que estaba en mi sueño e intente buscar una salida a todos mis problemas. No me importó saber quien me detenía. Pues haría cualquier cosa por salir de aquel túnel en la que presentía que no había escapatoria.
Pero todo termino en un segundo cuando estaba de vuelta en la misma posición en la que había despertado. No recordaba con exactitud que era lo que había gritado, lo único que deseaba era salir.
Mis parpados llegaron a pesarme sin que yo entendiera la razón y me debilité, dejándome llevar de nuevo al terrorífico sueño que ya me esperaba. Quería llorar con todas mis fuerzas para no volver a despertar, pero no pude.
Aun cerrados mis ojos, sentí que un ángel había bajado para consolarme. No pude verle el rostro pero me sentí segura a su lado, por lo cual le tomé de la mano y nos dirigimos a un sueño diferente donde me esperaba otro rumbo”
-¿Me lo contarás? –preguntó aun confuso Bill inclinándose hacia mí sobre la cama en la que estaba yo recostada- No entiendo –hizo una mueca tratando de entenderlo- ¿Por qué es tan malo el nombre de tu madre?
Suspiré antes de estremecerme. Aquello me hacia entristecer y a recaer en ese agujero en mi pecho.
Me sentía cómoda y estaba dispuesta hacerlo solo por la simple razón de que me hablara acerca de sus problemas conmigo para poder solucionarlos juntos.
No lo culpaba. Los hombres suelen ser reservados ocultándose cosas entre sí y guardando sus más profundos secretos.
Por eso lo volví a citar en mi casa. Aun sintiéndome un poco mal por lo del accidente. Pero me sorprendió que no se quejara o que no dijera nada al respecto, de hecho lo había tomado todo con calma al llamarle diciéndome que estaría lo más pronto posible ahí. Era yo quien trataba de entender sus extraños comportamientos hacia mí.
-Te lo diré pero –le advertí señalándole con mi dedo índice acompañado de una sonrisa- con la condición de que me expliques que es lo que te sucede. ¿De acuerdo?
Puso los ojos en blanco y me dirigió una mirada que casi me dejaba sin aliento. Pero intenté seguir con mi objetivo. Deseaba saber cual era la causa de sus extraños comportamientos.
-No lo se- lo dudó por unos segundos sin dejar de mirarme- prefiero no saberlo.
-Demonios Bill –me quejé cruzándome de brazos. Ahora mas que nada deseaba paciencia- ¿Por qué no quieres decirme que es lo que te ocurre? He tratado de no replicarte cuando haces algo que me hace sentir humillada y plantada. ¿Te das cuenta que así no pueden funcionar las cosas?
-Si losé –admitió con una media sonrisa- pero esta bien –dijo dándose por vencido sin borrar esa sonrisa y alzando sus manos como quien dice se estuviese rindiendo- si tu quieres saber cual es mi problema te lo diré- su expresión poco a poco se fue haciendo mas seria hasta que evitó mi mirada.
-¿Y bien? –lo insté para que continuara.
-Todo esto se debe a la gira –respondió en seco
No podía creerlo ¿Todo esto a causa de una gira? Eso no podía creerlo pero tampoco podía decir que Bill estaba mintiendo. Estaba desorientada pero decidí por creerle. Lo amaba y eso me bastaba para creerle.
-Bien –se dirigió Bill hasta sentarse junto a mí rodeando su mano sobre mi hombro- te toca a ti.
-¡Vaya! –Exclamé –eso no es justo.
-¡Vamos Neily! – Me animó moviendo ligeramente mi hombro- prometiste decírmelo.
-Claro que no –objeté- jamás te lo prometí.
-Pero has dicho que si te contaba cual era mi razón por mi comportamiento me dirías la historia del nombre de “Sharon”
-No me digas –bufé tratando de evitar platicar esa historia terrorífica. No me gustaba pensar en ello- creí que no querías saberlo
-Mentí –respondió sin parar de reír robándome un beso corto- en serio deseo saberlo.
-De acuerdo –me rendí e intenté respirar para pedirle otro de sus lindos besos- dame otro beso –reí-.
-No
-¿Qué? –puse cara de pocos amigos y supe que bromeaba. Fue entonces cuando sentí como el corazón se me aceleró cuando sus labios ya estaban junto a los míos. Eran tan suaves y delgados, justo como a mi me gustaban. Ese beso fue demasiado largo y había sido encantador. Tanto, que me había dejado sin aire y tuve que asimilar de nuevo la realidad para adentrarme a la historia que ya me esperaba.
-Es una larga historia –comenté antes de adentrarme a la historia- y trata de que tus preguntas sean al final –le advertí- ¿de acuerdo?
Supuse que me daba su palabra al alzar su mano derecha con su sonrisa de oreja a oreja.
-De acuerdo –comencé- En primer lugar, yo no fui hija única – Bill se quedo con los ojos de par en par y estaba apunto de articular una palabra pero entonces de detuvo e hizo que continuara- Yo tuve una hermana también. Era mayor que yo y tenía las mismas facciones que mamá. Siempre tuve la ilusión de que sería igual que ella o era mi ejemplo a seguir.
“Me ganaba por 5 años de edad y era la hija perfecta de mis padres. Sacaba buenas calificaciones y ayudaba en todos los deberes de la casa. Jamás me enojé con ella por que sus intenciones conmigo siempre fueron…agradables.
Tenia solamente 8 años cuando ella tenia 13 años desde al ultima vez que la vi”
“Mis padres le habían puesto el nombre de “Sharon”, a mi padre le gustaba ese nombre y su deseo siempre fue ponerle el nombre a una de sus hijas.
A Sharon la amaba todo el mundo, inclusive mi prima Fanny la adoraba y se hallaban entre ellas demasiado bien”
“A veces me preguntaba que era lo que ella en realidad sentía ¿Se sentiría alagada, orgullosa o feliz? Supuse que siempre lo había sido y de alguna forma todos tenemos al menos un defecto que eso nos puede llevar a la muerte>>
“Una misma tarde en la que mi padre solía trabajar en la tardes en la oficialía y que mi madre iba de compras, mi hermana y yo decidimos jugar dentro de la casa. No podíamos correr dentro de ella, pero sabiendo que no estaban nuestros padres, nadie nos perjudicaría regañarnos o evitar nuestro juego”
“Corre –me gritaba Sharon a unos metros de mí- te atraparé.
No paraba de reír y correr a donde sea que se fuera en gana. Era libre de correr y de jugar con mi propia hermana hasta que todo eso llevo a la ruina.
Sharon estaba sufriendo un ataque de asma. Ella lo sufría desde que tengo me memoria y para nuestra suerte siempre cargaba su inhalador para cualquier situación.
Se detuvo sentándose sobre el piso y lo sacó con toda tranquilidad. Me tranquilicé un poco al ver como inhalaba cada vez más. Pero entonces todo eso cambió cuando el inhalador se encontraba vacío. Me dirigió señas que fueron los suficientes para correr hacia donde mamá los guardaba en caso de emergencia”
Me estremecí al recordar de nuevo la escena. La mano de Bill recorrió lentamente hasta mi torso y me hizo girar hacia él haciéndome saber su apoyo. Se lo agradecí por la bajo y respire hondo para continuar.
Cuando tuve por fin los inhaladores recargados –continué con gran tristeza- ella ya estaba dormidita. Recostada sobre el piso. Jamás me puse a pensar si fui demasiado rápida para encontrar sus frasquitos, si no todo lo contrario, me lo tomé todo con calma.
“No sentí nada de culpa. Pero no paraba de verla y de rogarle que ya se levantara de ahí. “Mamá nos regañará Sharon, despierta ya”.
El grito de horror de mi madre fue el más estruendo que jamás había escuchado. Lloraba y lloraba maldiciendo una y otra vez. No me culpó ni nada por el estilo. Pero durante días fui una extraña para mis padres. La mayor parte del tiempo fui invisible pero no me aparté de su lado jamás”
“La vida de mis padres se volvió mas solitaria que nunca. Pienso que esa es una de las razones por las que diario discuten.
Los primeros días para ellos habían sido los más difíciles. Mi madre todo el tiempo la pasaba dormida, mientras que mi padre no se aparecía por la casa ni siquiera en la noche”
-Deseaba con todas mis fuerzas hacer desaparecer el dolor de la perdida de mi hermana –Dije a Bill mirándolo a los ojos. Habían brotado varias lagrimas entonces- daría lo que fuera por el que yo haya muerto por mi hermana.
-No digas eso –repuso Bill con un hilo de voz- ella ahora debe de estar disgustada por como piensas, estoy seguro de que ella se encuentra en un lugar mejor.
Suspiré. Imaginaba que el contarle a Bill mi historia sentiría más confianza con él y que solamente así nuestra relación mejoraría.
-Supongo que esa es la razón –dijo Bill- por la que tus padres no les ha gustado mencionar el nombre de Sharon.
-A mi papa siempre le gusto ese nombre –dije con aun desaire- pero mencionarla siempre ha sido lo más difícil. Mi padre solo expresa gestos para llamarla como ¡Hey! u ¡Oye!
-Lo lamento mucho –me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Aquello me hizo sentir de nuevo segura y volver a respirar por mí misma.
Duramos minutos sin hablar pero con la misma posición. Estábamos abrazados con nuestras respiraciones a un ritmo normal, tanto que inclusive que nuestros corazones parecían latir al mismo ritmo.
-Neily –me llamó Bill en un susurro- antes de irnos juntos a la gira –me sorprendió que utilizara la palabra “juntos” por lo que me hizo sentarme para poder mirarlo a los ojos y que no me mintiera- me gustaría que ambos pasáramos los tres días juntos.
-¿Los tres días juntos? –pregunté intentando entenderlo.
-Así es –rió para si mismo y luego se acercó tanto para verme a los ojos- en la gira no tendremos mucho tiempo para estar a solas y quiero que estemos los dos en estos últimos tres días antes de irnos a tomar el avión y comenzar nuestra gira.
-¿Es en serio? –imaginaba que estaba en un sueño. Bill por fin había accedido a que lo acompañara. Nada en ese momento me hizo la más feliz más que él. Eso me hizo darle un beso que hizo que estampara en la cabecera de mi cama por lo que terminamos riendo.
-Mañana en la noche serán los premios echo que los presenciaran aquí en Alemania –respondió Bill mientras que con su mano se acariciaba la cabeza en donde se había golpeado- me gustaría que tu fueras mi acompañante.
De pronto me aterrorizó la idea de que yo fuera su acompañante. Lo primero que se me vino a la mente fueron los medios de comunicación.
-Tranquila –me miró Bill en un momento de tranquilizarme al ver mi rostro- no te encontraras con ninguno de ellos. Pasaras por atrás y me aseguraré de que no seas vista por nadie.
-No tuve miedo –mentí- solo me preocupas tu.
-Estaré bien –dijo despreocupado- pasaré por ti mañana a las ocho –rio de nuevo y explicó después de ver mi rostro confundido- me gustaría poder preguntarte si te parece bien la hora, pero no puedo hacerlo por que tenemos que llegar temprano a ese lugar.
Yo también me reí junto con él. Me sentí la mujer más suertuda y hermosa chica por la forma en que Bill me trataba. Nos besamos una vez más antes de verlo marchar en su carro y quedar de nuevo solitaria.