-Espera –gritó algo avergonzada y levantándose de su cama. ¿Me pregunté a que se debía?
Me quede quieto esperando a que caminara lentamente hacia mí. No supe por que pero de alguna forma mi corazón comenzó a latir desbocadamente. Me sentí extrañó y Neily se había puesto tan colorada de la cara que nunca parecía notarlo.
-Quiero pedirte solo una cosa –continuó dudando. Pero luego se decidió- bésame.
Me quede perplejo ante lo que me estaba pidiendo. No era una opción, ni siquiera era una pregunta. Lo había sentido como si me lo estuviese exigiendo.
Por un momento pensé que me desmayaría pero entonces volví en mí para mirarla mejor.
Aun con la bata puesta y que dejaba ver algo mas de lo debido y que su rostro estuviese marcado con pequeños golpes me parecía de lo mas perfecta. ¿Cómo no te besaría? Esa era una pregunta demasiado estúpida. La besaría con toda el alma y con todo mi corazón. Pero la parte “egoísta” arruinaba todo aquello. Me aparté y desee que nunca me hubiera pedido eso. Pues ahora sería más difícil si es que mi plan ahora era separarme de ella. Para no verla sufrir más.
-Bésame –me pidió casi con un grito agudo y profundo. Lo suficiente para que yo pudiera escuchar excepto por las personas que esperaban afuera llenas de curiosidad- solo quiero eso….que me beses.
Leyó por unos instantes mis ojos y fue ella quien se acercó a mí besándome tiernamente. Sentía sus cálidos labios pasar lentamente con los míos. No quise que el beso fuera a dejar llevarnos. Estuve casi en secó y no respondí a su beso. Seguía constantemente siguiendo un poco mis labios con los de ella.
No pasó mucho tiempo para darse cuenta de mi actitud tan grosera. Se alejó y se despidió con una tímida sonrisa. Después solo se acostó en la cama en la misma posición que había adoptado justo cuando me iba a ir.
Me alejé de ese lugar lo más pronto que pude antes de llegar arrastrándome de rodillas hacia Neily pidiendo más que solo disculpas.
Inclusive las lagrimas salían por si solas una vez que me encontraba en el coche. Me sentía como un completo miserable.
Esto de alguna forma tenía que parar.
Permanecí turnándome todo el tiempo para estar preparados para la gira. En ratos mi tiempo lo daba a David para solucionar varios de los problemas y otro de mi tiempo lo regalaba a Neily. Aunque no durábamos mucho tiempo a solas, tratábamos de ser lo mas cuidadosos posibles de no arruinar nuestro único tiempo. Lamentablemente no hubo besos ni caricias. Nada de lo que yo la pudiera lastimar.
Ya era hora. Hora de que Neily saliera del hospital para que regresara de nuevo a su hogar. Y según yo, sentía que todo volvía a la normalidad.
Ni siquiera Mike se veía por los alrededores. Parecía como si nuestra última pelea lo hubiera dejado temeroso de regresar.
Estábamos todos preparados. La noticia de Neily había llegado muy lejos que los medios de comunicación la esperaban afuera. No paraba de temblar y lo notaba de reojo. Pude ver en sus ojos como disimulaba que nada pasaba pero no me engañaba tan fácilmente.
-No te preocupes –dijo David quien no se apartaba de su lado- estaremos rodeados de seguridad y no podrán detenernos. Nuestro único objetivo es llegar a la camioneta.
Era lógico que a Neily le causara mucho pánico. Nunca supe por que, pero le aterrorizaba. Era obvio que no estaba lista para adentrarse a una vida lejana conmigo. Eso seria imposible. No podría obligarla a que permaneciera conmigo sabiendo que sufre a donde sea que voltee.
-No tengo miedo –repuso inmediatamente Neily cruzándose de brazos- Se preocupan de más.
Suspiré al cabo de unos minutos. Nadie le creía, ni siquiera ella misma pero aun así todos tratábamos de disimular que lo que decía era verdad.
Nos dio una señal moviendo su rostro. Rápidamente nos dirigimos hacia la puerta.
Neily suspiró.
A mí me pareció todo de lo más normal. Con la excepción de que había mas fotógrafos, pero aun así me pareció de lo mas sencillo pasar por toda esa muchedumbre.
No pude ver exactamente el rostro de Neily, al pasar. Parecía ser ella el centro de atención a todo lo que pasaba. Gritaban y aventaban con tal de escuchar alguna aclaración.
Pero llego a mí abrazándome fuertemente. La cual yo también la abrasé con tal fuerza que quise que se detuviera el mundo.
-¿Estas bien? –le pregunté sonriendo- Pareces como si te estuvieses congelando. ¡Estas temblando mucho! Creí que no tenías miedo -me burlé-.
-Es-o-o- o pe-n-s-e-é –respondió tratando de hablar aun con los dientes castañeándoles- pe-e-ero-o-o al pa-a-recee-r me-e ha-a da-a-a-do-o-o un gra-a-n susto-o-o.
-Tranquila –le dije en un tono suave con el fin de hacerla calmar un poco. Pase mi brazo cubriendo gran parte de su torso y la aferré aun más a mí- dentro de poco estaremos en casa.
El llegar a su casa me hizo estremecerme más. Respiré hondo antes de soltarla. Todo el camino había permanecido junto a ella. Ninguno de los dos había cruzado palabra, pues no deseábamos echar a perder este momento.
Salimos del coche y me tomó de la mano con su hermosa sonrisa. La cual hizo que saliera del coche y la acompañara hasta la puerta de su casa.
Ahí no esperaban sus padres quienes estaban realmente contentos por el que su hija volviera de nuevo a su hogar.
No los culpaba, yo también me hubiera puesto alegremente ignorando a la persona que lo acompañara.
-Te quedaras un rato conmigo –exigió Neily soltando una risita- ¡Por favor!
-No lo se Neily –respondí volteando a ver el coche donde Tom también se encontraba ahí- mi hermano me esta esperando.
-Por favor –me susurró acercándose a mi oído- me gustaría estar a solas contigo.
Intercambiamos una mirada rápida, pero fue más que suficiente para que ella ganara. Le di una señal a Tom para que él se fuera yendo prometiéndole que no tardaría mucho- dependiendo también de lo que haríamos- pero aun así mantenía mi promesa.
Neily y yo no nos apartábamos en ningún momento. Su madre –Sharon- estaba encantada con la idea de que permaneciera en su casa para comer. Mientras que su padre trataba de limitarse a solo sonreírme cada vez que me atrapaba viéndolo. Era fácil decir que no iba a caerle muy bien sin saber cuales eran sus razones.
También me había gustado sentir su manos sobre la mía en la mayor parte del tiempo. Me sentí incompleto en un momento que la soltó solo para ayudarle a su madre a recoger los platos. Me sentí vacio y no me sentí capas de no vivir a su lado.
Una vez que Sharon y Harold estaban fuera de nuestro alcance. Neily y yo nos dirigimos hacia la sala donde estábamos completamente a solas.
Mi corazón latió con fuerza.
-Me siento lista –dijo con una sonrisa que casi parecía creerle.
-¿A que te refieres? –intenté tratarla de comprender.
-Estoy dispuesta a dejar todo por ti –me tomó de la mano mirándome fijamente a los ojos. Estaba aturdido- Estos días que permanecí en el hospital me hicieron darme cuenta que te amo y solo funciono estando a tu lado.
-Que hay de tus padres –dije con un tono frio sin dejar de mirarla. Cada vez estaba más cerca de mi rostro.
-No me importa.
-Si, si te importa –respondí enojado. No entendía como podía decirme eso.
-No –negó con su cabeza- tengo la suficiente edad como para decidir que hacer con mi vida. Yo ya escogí –susurró cerca de mis labios cerrando sus ojos- quiero estar contigo.
Mis ojos –que aun permanecían abiertos- miraban atentamente el rostro perfecto de aquella chica. Era demasiado hermosa para mí.
La besé.
No quise pensar. Me deje llevar por el momento abrazándola fuertemente e irrevocablemente. La amaba y me costaba trabajo dejarla ir. No quería que estuviera fuera de mi alcance.
-Quiero estar a tu lado –continuó ella sin abrir sus ojos- para siempre. No me importa lo que hayas hecho con Aliz.
Eso me hizo reaccionar. La detuve y la alejé unos cuantos centímetros de mí. Eso hizo que abriera sus ojos bruscamente. ¿Qué estaba haciendo? ¿Cómo no le importaba lo que había hecho?
Eso hizo que el desgarré que se estaba formando se hiciera mas grande. No podía hacerla sufrir y mas fingiendo que nada pasaba. Mis primeras preguntas abundaban toda mi mente ¿Cómo se enteró? Me había engañado a la perfección fingiendo estar normal sabiendo que yo la había hecho daño.
Ni siquiera pude articular palabra alguna. Me apartaba de ella cada vez que sentía que estaba más cerca de mí.
Me avergoncé y me alejé del lugar. Localicé a Tom para que viniera a recogerme a algunas cuadras de la casa de Neily. No pude explicarle lo que me pasaba.
Inclusive me había sorprendido que no me hubiera perseguido para que le diera una razón. Me había dejado ir. Así como yo tenia que hacerle a ella. “Dejarla ir”
Estaba demasiado ido como para explicarle lo que había ocurrido con Neily a Tom. No me insistió dos veces cuando le respondí que no quería hablar de lo ocurrido. Llegue hasta a mi habitación y me recosté sobre mi cama.
Me pareció de lo más re confortable después de haber permanecido algunas noches en el hospital.
“Que se suponía que debía hacer” “Que es hacer lo correcto” Cerraba mis ojos una y otra vez en un momento de pensar en lo que haría con el tema de nuestra relación.
Comenzando con lo primero y lo más importante en lo que respectaba a Neily. Su felicidad. Si me amaba ella debería ser feliz, más sin embargo parecía no estarlo aunque fingiese la mayor parte del tiempo.
¿Cómo era su vida antes de que yo estuviese en ella? Era enojona, más sin embargo no parecía sufrir en lo absoluto. Sino todo lo contrario, era ruda y era demasiado fuerte.
En su vida no parecía faltarle nada. Pero mi inquietud ahora era de si sería feliz aun sin que yo estuviera en su vida.
Sería demasiado fuerte, eso definitivamente lo sabía. ¿Pero por cuanto tiempo duraría el sufrimiento en caso de que sucediese una separación?
Bueno…al menos preferiría que sufriera solo unos días, a que sufriera toda su vida.
Estaba claro que no estábamos hechos el uno para el otro. Había sido una lastima, pues jamás había conocido una chica que me hiciera ver las cosas de distinta manera.
Pero ahora había algo que mas me aterrorizaba. ¿Sería yo capaz de vivir sin ella, de apartarme de su lado para siempre?
El estar de gira me ayudaría a distraerme un poco y esos despejarían mi mente por algunos meses. Me mantendría lo suficientemente ocupado y así olvidarme de ella. Estaba seguro de que no iba hacer fácil. Pero más de alguna vez pensaría en ella y eso tal vez me provoqué un gran estremecimiento, pero solo por que la amaba tenia que parar de hacerla sufrir.
De pronto recordé lo último que la había dicho a Aliz. Aquella ultima charla que mantuvimos ella y yo. “Si me amas…déjame ir” Eso era exactamente lo que tenia que haber hecho con Neily. Haberla dejado ir.
Ahora estaba mas claro como el agua. Estaría dispuesto a dejarla por brindarle la mayor felicidad posible.
¿Pero cual seria el momento de decírselo?
No. Eso jamás. No permitiría decírselo. Estaba seguro de que si le decía, está se opondría fácilmente y jamás me dejaría. Me perseguiría en cualquier lado.
Pensé en otra opción. Una en la que se decepcionará de mí. Pero no se me ocurría nada…a menos que.
Me levanté de inmediato al pensar en algo que por supuesto la haría entristecer. Pero solo serán unos días los que sufrirá. Solo eso….
Faltaban pocos días para la gira y para marcharnos del lugar que lo mejor sería por empezar una carta.
Disculpándome por lo que estaba apunto de hacer. Pero que estaba dispuesto hacer por su felicidad.
Querida Neily, no encuentro las palabras adecuadas para decirte lo mucho que te voy a extrañar….”