Abrí la puerta.
Estaban cada uno de los conocidos de Neily. Entre ellos sus padres, Sharon y Harold quien se mantenía una cierta distancia pero al mismo tiempo fingían estar cómodamente. Lizzi quien se encontraba sentada cerca de la cama y no paraba de reír. Aliz y Fanny no dejaban mucho que desear, pues ambas estaban paradas sin decir nada. Georg quien permanecía atento a las palabras de Gustav, no parecían estar muy contentos por la forma en que Tom los mantenía peleando –como si estuviese jugando niños de diez años- pero aun así intentaban mantenerse al margen de lo que ocurriera.
No bastaron los segundos para sentir las miradas de aquellas personas y que ahora el silencio ya abundaba en toda la habitación.
Me sentí incomodo un par de segundos. Pero luego todo giró rápidamente cuando mis ojos se enfocaron en la persona que mas amaba “Neily” quien se encontraba en esa pequeña cama sentada con los ojos brillando de felicidad.
Pensé que había quedado muda al no poder articular ninguna palabra, pero me di cuenta que estaba llena de emoción al verme.
Su rostro –a pesar de los golpes y su mirada cansada- me parecía más que perfecto y bello. Ahora lo único que quedaba era ….esperar.
Me quede perplejo esperando alguna respuesta o cualquier movimiento estúpido de parte de ellos para tener alguna excusa y acercarme a ella. Estaba tan sonriente y feliz que su simple sonrisa me decía tantas cosas.
Después de vacilar unos momentos, cerró los ojos respirando hondo para luego decirme a mí directamente.
-Me gustaría hablar a solas con él.
Por un momento me sentí aliviado de no ser yo ahora las miradas de atención. Su padre la miraba furioso con un gesto de desprecio. No quise prestar mucha atención a las demás miradas, pues sabía que algunos se opondrían de inmediato
-No lo harás –dijo Harold manteniendo la voz bajo enfurruñado- no puedes ocultarnos ahora nada, por eso ocurrió lo del imbécil de tu novio Mike
-Papá –respondió Neily de manera educada hacia su padre- tendré mis motivos para querer hablar con Bill a solas. Te recuerdo que no tengo diez años papá y Mike no era mi novio –se estremeció al recordar el incidente con él- yo pagué caro mis errores, no tú y yo puedo decidir con quien hablar.
-Harold –le dio un pequeño codazo Sharon a Harold quien se encontraba a su lado- ella sabe lo que esta haciendo. Dejémosle un momento.
Harold resignado. Dio media vuelta a regañadientas y no volteo a verme. Fueron saliendo uno por uno del cuarto cuando ya estábamos completamente solos.
Deseaba con toda mi alma que Neily sintiera lo mismo que yo en este momento. Punzadas y el corazón latiendo a todo lo que daba.
-Hola –saludó con una tierna sonrisa y su voz tan suave que me paraba los pelos de punta.
-Hola –le saludé de una forma seria intentando no mostrar tanto mis sentimientos hacia ella sin entender el por que-
Después de intercambiar varias miradas, me invitó a que me acercara a ella. Me había dado cuenta que no me había movido desde que entré a su habitación. Estaba en el mismo punto de antes.
Mis ojos se apartaron de los de ella por unos segundos. Mi mirada estaba ida y le pregunte “Que es lo que paso” con un tono lleno de confusiones y con mi cara llena de tristeza.
-Una tonta desquiciada hizo una completa locura –respondió en tono bromista ¿Por qué intentaba algo así?- Creyendo en absoluto –continuó- que no pasaría nada- se estremeció-.
Me puse rígido que automáticamente mis manos se encerraron haciéndose dos puños a mis costados.
Me encogí de hombros.
-No te hagas el fuerte –me calmó al no hallarle sentido a su broma- fui yo la única culpable y si vas a culpar a alguien, esa soy yo.
-No quise malinterpretarlo de esa manera –respondí seriamente con mi rostro apartado del de ella.
-Pero es verdad –emitió en ella una pequeña desesperación y pude ver de reojo como se estremecía- ¿Cuántas veces me dijiste que me alejara de él y yo simplemente me deje llevar sin hacer caso alguna.
-Tu no provocaste el accidente –contesté furioso. Como podía creer que había sido su culpa. Eso me molestaba más.
-Pero acepte entrar a su plan –se encogió de hombros y se estremeció de nuevo en un intento de que yo pudiera entenderla- mira el lado positivo de las cosas. Ambos estamos bien.
-No ves que casi mueres –mi voz se ahogo en la desesperación que siseó en ese momento. Apretando fuertemente mis labios acercándome a su rostro sin apartarme de sus ojos- por que no puedes darte cuenta de eso.
Me entristecía saber como no podía entender que todo el sufrimiento que ella sentía me mataba cada instante. Cada pensamiento de ella en ese accidente me molestaba.
-Trato de aceptar mis errores. De nadie es la culpa que haya muerto mi b….
No pudo terminar la palabra. Aquellas palabras que aniquilaban cada parte de mi corazón. Un fuego de ira comenzó a invadirme de rabia. Lo habíamos perdido y no era su culpa. Yo lo sabía y era más que suficiente.
Mis manos, que aun continuaban cerradas me atrapaban en un abismo que controlaba más allá de todo mi cuerpo. Mi mentalidad.
De nuevo y sin más que esperar, el nudo en la garganta se había formado con éxito. Era más que suficiente para que mi rabia pudiera descargarla en alguna parte. Y ese lugar era mi corazón.
-Por favor –le supliqué- trata de verlo a mi manera. Si yo te hubiera perdido yo no se..
Me quede congelado. Ni siquiera podía mencionar la palabra. Estábamos quebrados.
-Pero estoy viva –casi podía jurar que había soltado una risita. Eso me molestó aun más.
-Vaya –bufé en tono pesimista- y ahora que sigue- intenté continuar con su ridículo juego absurdo- ¿Aventarte de un acantilado?
-Estoy hablando en serio. Las cosas mejoraran –me animó- y estoy tan segura que Mike podrá comprenderlo.
-¿Y si no? –respondí aferrándome mas ahora a sus sabanas que su cuerpo le envolvía acercándome cada vez más a su rostro- Neily yo no puedo jugar a la suerte. No puedo arriesgarme a pe……
De pronto la palabra “perderte” no parecía ser la correcta. Esa frase podía adecuarla mejor a un “arriesgarme a que pierdas la vida” Esa frase podía encajar perfectamente. Desee regresar el tiempo para decirla mejor.
-Entonces no lo hagas –sus ojos intentaron leer los míos con cierto cariño. Me aparté de ella en un segundo- ¡Estoy aquí! ¿Tu por que no lo ves?
Nuestra conversación no llegaba a nada. Había perdido la cuenta de cuantas veces habíamos discutido este tema una y otra vez.
Sus ojos eran tan irresistibles que me era imposible pensar.
-¡Me alegra que por fin hayas conocido a mi madre! –Me recordó sonrojándose un poco y encogiéndose de hombros- Aunque sea de esta forma.
Me giré lentamente para volverme a encontrar con ella. Agradecí que fuera ella quien cambiara de tema. Aquello ya me estaba provocando un gran malestar y estaba seguro que para ella también.
-¿Sharon? –Pregunté confuso enarcando las cejar- hablando de eso –aproveché para continuar con aquel tema- Es un bonito nombre como para que nadie la nombre de esa manera.
-No es de tu incumbencia–respondió apartando fríamente su rostro del mío-
Supuse que tal vez no era de mi incumbencia. Estaba en todo su derecho.
Le regalé una pequeña sonrisa al comprender que nuestra charla había finalizado.
Suspiré.
-Te dejaré descansar –dije en un hilo de voz- es noche y tu lo único que necesitas es dormir.
-No es que quiera contártelo …..
-Neily –la interrumpí con una mirada pasiva. En realidad no me importaba en lo absoluto. El intento de continuar con el tema había fallado- no te obligaré a que me cuentes algo que tu no quieres. Además, creo que nuestro tiempo termino y te aseguró a que hay muchas personas esperando por ti allá fuera- solté una risita señalando detrás de la puerta-.
-¡Por favor! –Bufó soltando otra carcajada- tengo todo el tiempo del mundo. Y más sabiendo que se trata de ti.
-No, no es así –me negué y me alejé de ella justo cuando sentí que me acarició mi mano- Descansa, hablaremos mañana.
-Estaré muy dormida cuando vengas aquí mañana –se quejó mientras caminaba lentamente hacia la puerta- aprovechemos ahora que estoy despierta.
-Esperaré. Y me alejaré si llegas a golpearme si es que quieres hacerlo de nuevo –bromé-.
Se estaba sonrojando tal y como a mi me gustaba verla. Se encogió un poco de hombros y se volvió a mí con aquellos ojos de tristeza.
-Lo lamento –se disculpó en un susurro- esa es otra de mis grandes historias pero a diferencia de la otra, está si me gustaría contártela. Discúlpame por haber actuado de esa manera.
Ya habrá tiempo para eso –le dirigí una sonrisa y me volví de nuevo hacia la puerta- lo que quiero –hablé por encima de mi hombro- es que descanses. Que duermas tranquilamente.
Suspiré y justo cuando estaba apunto de girar la perilla para dirigirme a fuera. Su inquietante pregunta me hizo detenerme.
-¿Dónde estuviste en todo el día? –preguntó.
Me reí por mis adentros. Pues adoraba los sentimientos de Neily. Eran celos, celos que provocaban una ira en ella aunque me lo negara. Pues estaba seguro de que por lo menos había preguntado por mí durante el tiempo que permaneció despierta después del aparatoso accidente en la mañana.
-Descansa –le respondí- te veré mañana temprano
-No –respondió en tono furioso- quiero que me lo digas ahora –exigió- supuse que Tom era el único que lo sabría. Cuando pregunté por ti esta tarde fue el único que se carcajeo. Pero aun así no dijo nada.
-Otra larga historia –me reí-.
-Anda dime –me rogó casi con un tono provocativo. No sabia exactamente si sabia lo que me hacia cada vez que ella me rogaba de es amanera. Era demasiado tentador y al final caía en sus redes por obra de arte. Fue lo mismo como pasaba en otras noches. Ella daba el inicio cuando hacíamos el amor.
-No –negué poniéndome tenso- Descansa-.
-No eres mi padre –respondió después de no haber respuesta ante su ruego- no puedes decirme que hacer.
-De acuerdo. En ese caso me tengo que ir. Por lo que veo a diferencia tuya, yo si estoy cansado. Tuve un día bastante largo.
Vi como se estremecía entre su cama. Eso me provoco tanta angustia. Y quise llegar a ella para tenerla en mis brazos.
-¿Por qué actúas de esa manera? –preguntó triste que casi podía ver -aun con la gran diferencia de distancia entre nosotros- una lagrima recorrer. La había hecho llorar.
-¿A que te refieres? –pregunté disimulando confusión, pero sabia exactamente a que se refería.
-Recuerdas la ultima noche –se estremeció al recordarlo igual que yo- ni siquiera me miraste a verme. Te pedí disculpas y aun así no dijiste nada.
-Lo lamento –me disculpé cargando mas a fondo con el nudo en la garganta. Aquello me había hecho el mal de la película. Era un egoísta, un completo egoísta por hacerla sufrir. Yo no quería que estuviera conmigo si tenía que sufrir. Ya no más.
-Esta bien –apartó de mí la vista justo cuando yo me había volteado para mirarla. Se limito hacer una sonrisa y luego se acostó completamente en su cama enrollándose en las sabanas blancas- Puedes irte a descansar.
-Buenas noches –me despedí fríamente pero seguí girando la perilla.
-Espera –gritó algo avergonzada y levantándose de su cama. ¿Me pregunté a que se debía?
Me quede quieto esperando a que caminara lentamente hacia mí. No supe por que pero de alguna forma mi corazón comenzó a latir desbocadamente. Me sentí extrañó y Neily se había puesto tan colorada de la cara que nunca parecía notarlo.
-Quiero pedirte solo una cosa –continuó dudando. Pero luego se decidió- bésame.