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martes, 25 de mayo de 2010

Cap 38

Llegamos a un lugar –del cual no estaba muy seguro por estar demasiado ocupado con mis pensamientos acerca de Neily- y desprevenidamente me aventó en una de las sillas tomando mi cabello y besándome de una forma tan alocada.

-No Aliz –la jalé con todas mis fuerzas fuera de mi vista. Aunque en mis adentros la deseaba más que nunca- he vuelto con Neily y quiero que sea lo que esto sea se termine de una vez por todas. La culpa me traga cada vez que te veo y no veo el momento en que ella se de cuenta.

-Ella no se dará cuenta –dijo casi aturdida por mi primer rechazo y continuando con su juego travieso- además esta mas inconsciente que nunca, tu sabes que no diré nada, solo déjame tranquilizarte.

-No –le volví a gritar casi al oído cuando se acercó de nuevo a mí. Quería tomarla entre mis brazos, pero la fuerza de Neily parecía ser más grande que todo aquello- Me siento terriblemente mal y más haciendo este tipo de cosas contigo. Solo fue un juego lo que estuvimos haciendo y esa es la única causa por la que sigo existiendo, fuiste tú quien me dio oxigeno cuando Neily estaba lejos de mí. Yo a ti te doy mis más sinceras gracias.

Quise evitarla verla a los ojos. Ya podía imaginar su reacción cuando está se diera cuenta de que en verdad deseaba que esto terminara de una vez y no dejar pasar mas tiempo. La misma palabra recorrió mi mente repitiéndose una y otra vez “Egoísta”

-¿Qué? –casi me había preguntado fulminándome con la mirada. Me aterró tener que enfrentarla- Tu no puedes hacerme esto, por favor quiero estar contigo una vez más –me suplicó volviendo a la voz tierna y acariciándome mi brazo de arriba abajo.

-Perdóname Aliz –ahora era yo quien le suplicaba que me dejara ser libre para que hiciera esto mas sencillo. Definitivamente era bastante difícil decirle “no”- yo no puedo seguir más contigo. Y estoy seguro que ambos vivimos en un engaño. Si no terminamos ahora, dentro de mucho tiempo se nos hará más difícil.

-No puedo ¿Qué no lo entiendes? –me tomo con sus manos cálidas a mi rostro acercándose a mí para que pudiera ver sus ojos que estaban apunto de llorar- te amo, y si para ti es difícil terminar conmigo imagina como me siento yo. Jamás he amado a otra persona como te he amado a ti.

-Yo –me quede corto cuando vi sus lágrimas derramar por su mejilla. La tomé de la mejilla y le quite cuidadosamente su lagrima- lo lamento de verdad –le dije después de una pausa. Esto del nudo en la garganta ya parecía costumbre- te quiero, pero de una manera totalmente diferente y si de verdad me amas… entonces “déjame ir”

-No –volvió a negar con su rostro casi en un susurro. Tanto a ella como para mi nos aterraba saber que pasaría en el futuro- No –volvió a decirlo pero esta vez había gritado horrorizada quitándose rápidamente de mí mirándome incrédulo- creí que el único mujeriego era Tom, creí que solamente él era el único capaz de dañar a una mujer, creí que él era el único maldito hombre en esta tierra que era capaz de hacerle eso a una mujer.

-Mírame –le ordené casi corriendo hacia ella tomándola de los hombros para que ahora fuera ella la que me viera a los ojos –¿Eso quieres para Neily? ¿Un amor secreto entre los dos? Es tu propia amiga o ¿acaso no lo ves?-ahora era yo quien le gritaba pero al mismo tiempo trataba de calmar mi propia voz. Su reacción fue la única razón que no volviera a gritarle. Fue como si se hubiera levantado de haber dormido por falta de descanso- Por que yo si lo veo así y es una verdadera lastima que eso te importe una mierda.

-Si me importa –reaccionó rápidamente imponiéndose ante mi ataque- no hubo sexo, el cual me hubiera gustado, por que inmediatamente se me venia a la mente ella, esa –intentó decir su nombre pero pareció costarle trabajo, pero al final lo dijo como si escupiera algo- esa…Neily.

-A mi también –reconocí bajando la mirada al igual que mi voz- esto debimos terminarlo cuando ella y yo por fin estuvimos juntos, pero como siempre –ahora volví alzar mi voz tratando de creer que yo era totalmente indefenso- tu y tus seducciones nos llevaban a los besos y eso me frustraba.

-¿Ahora soy yo la culpable? –pregunto desorbitada y con los ojos como platos- estas loco si crees que fue más mi culpa que tu culpa. Además creí que solo tu hermano era el único que podía jugar con las mujeres.

Aliz se sentó en una de las sillas que estaban mas cerca y se encorvo hasta quedar con la cabeza a sus rodillas y sus manos aferradas a su estomago como si le estuviese doliendo.

-Y yo creí que las chicas seducían a Tom solamente –esa fue la única razón por la que pude comprenderlo- pero creo que lo mejor para ambos es que olvidemos esto y fingir que nada pasó entre nosotros.

-¿Tienes miedo? –preguntó con un cierto interés haciendo enderezarse en la silla.

-¿A que te refieres?

-Nada –rió bajo- solo curiosidad.




Entre ella y yo solo mantuvimos un poco la calma. Mi mente estaba demasiado ocupada como para dejarme llevar por Aliz. Me había dado su palabra de que jamás volveríamos hacer nuestras locuras, pero sentía que mi imaginación estaba sobre pasando la línea cuando juré haberla escuchado como si estuviese seduciéndome.
No quise darle tanta importancia y decidí irme de aquel lugar de terribles invitaciones que me hacían mal en mi vida.

Nunca pensé que al salir de aquella habitación me encontrara con aquel tipo. Aquel hombre cuya culpa me hacia sentir mas responsable ni de lo que él mismo se sentía.
Mi coraje que estaba ocultado en alguna parte de mi cuerpo ahora comenzaba a rugir como si me hubieran puesto fuego en mi pecho. Mi respiración de algún modo no se hizo de esperarse, alterándose hasta llegar rápidamente a mis brazos.
Toda la fuerza comenzaba acumularse por lo que se hicieron puños en cuestión de segundos.

No me había sorprendido verlo tan incrédulo afuera sentado de la habitación de Neily. Mike parecía estar cómodamente descansando su enorme culo en esa silla. Mostraba toda la tranquilidad que fuera posible. Solo tenia un pie roto y sus muletas estaban recargadas a la pared.
Sus ojos estaban algo pequeños por el hinchazón del golpe. Su ropa estaba echa añicos que daba la impresión de que parecía ser un vagabundo.

Pero aun así eso no me impedía darle los golpes que solo él se merecía. Tiempo atrás deseaba partirle toda su mierda de cara bonita.
Mike no era más que un niño que era controlador de mujeres. Lo supe de Aliz y me daba coraje que yo no me interpusiera entre ellos.

Comencé a dar -lo que parecía ser –zancadas para llegar a él y desquitar todo mi coraje que sentía hacia él. Pero antes de llegar completamente frente a él una mano se deslizo por todo mi abdomen haciendo retroceder un poco.

-Ya basta ¡No lo hagas! –me pidió Aliz con su voz sufrida- hazlo por Neily –me rogó y casi estaba seguro de que se detuvo cuando voltee hacia ella. Juré que le asustó ver mi rostro enfurecido.

Aunque como muchas otra veces intentaba calmarme, esta ves era diferente, aquello no me hacia pensarlo, solo me hacia actuar y dejarme llevar por mis impulsos.

-Eres un maldito hijo de mierda ¿lo sabias? –grité enfurecido sin despegar mis manos hechos puños de mis piernas. Estaba seguro de que un momento de descontrol y acabaría en una pelea- ¿En que demonios pensabas?

-No es de tu incumbencia –respondió incrédulo sin mirar una pizca a mi rostro- además no me arrepiento de nada. Se esta mejorando –rió casi para si mismo.

Lamentablemente su risa me hizo dejar actuar y no pensar. Dándole un fuerte golpe justo en su ojo izquierdo –que parecía estar más herido-.

-No –gritó Aliz a mis espaldas. Sus ojos no podían creer lo que habían visto- por favor no se lastimen.
Ahora Mike se hallaba tirado, pero no dio ningún indicio de que tenia ganas de pelear por lo que me hizo sentir que fácil lo derribaría.

-Basta –grito otra voz enojada que provenía desde el pasillo- esto es absurdo. Están en un hospital, no en un bar.

Llegó a nosotros aquella persona. Era Sharon –la madre de Neily- sus ojos estaban bastantes cansados como para mantenerlos despiertos. Supuse que había llorado durante mucho tiempo.

Ninguno de los que nos encontrábamos ahí produjo ruido alguno. Mike solamente se toco su ojo izquierdo y volvió a reír levantándose lentamente.

-Solo les pido –vaciló Sharon e hizo una mueca de disgusto como si quisiera llorar- que por favor paren las peleas y se olviden por un momento sus malos entendidos.

Me reí a la simple idea de Sharon ¿Cómo olvidar la razón por la que Neily se encontraba en el hospital? Me dio la impresión de que no sabia quien era Mike.

-Bill no lo volverá hacer –intervino Aliz en medio de Mike y yo mirándome a los ojos con una gran tristeza-no ocurrida de nuevo –susurró cerca de mí.

Sharon dirigió su mirada hacia la de Mike en busca de su respuesta. Por lo que Aliz y yo seguimos su mirada. Pero este no respondió, seguía parado con sus manos en sus bolsillos con la vista fija en la puerta de Neily.

-Solo hasta cuando ella se recupere –dijo con un hilo de voz sin apartar la vista de la puerta. Aquello me hizo despreciarlo y mi enojo aun continuaba en pie. Pero no quería repetir la misma escena, no frente a Sharon.

Después de que Mike se marchara por nuestras miradas fulminantes de Aliz y yo y de que Sharon diera media vuelta para dirigirse hacia la habitación la detuve poniendo sobre ella mi mano en su hombro.

-Por favor –le pedí gentilmente- vaya a descansar. Cualquier cosa yo me encargare de llamarla. Luce cansada y nada le haría mejor que descansar en su propia cama. Además a ….

-Peroo…-me interrumpió mirándome con sus ojos cansados. Suspiró- no estoy segura de sí esta bien dejarla de nuevo, sola –Suspiró de nuevo-.

-El doctor dice que esta mejorando rápidamente –intenté mantener una risa convencible pero no estaba segura si había dado al clavo- ella estará bien –la animé acompañado del nudo en la garganta que para mí ya era normal.

-Por favor llámame si algo sucediera.

-Descuide –la tranquilicé antes de comenzara con alguna amenaza- cualquier cosa yo me encargare de decírselo personalmente.




No sabia si exactamente era yo el único que le daba vueltas la cabeza. Sentí un mareo insoportable y un cansancio terriblemente interminable.
Todos se habían ido a descansar, inclusive los padres de Neily, quienes habían estado aquí desde que Neily había ingresado al hospital.

No me sorprendía que Lizzi solo fuera a ducharse o que Sharon –la madre de Neily- me aclarara que de veras se fuera a dormir, tampoco el que Harold me dejara permanecer a su lado sabiendo las diferencias entre él y yo.

¿Cuánto más tenia que sufrir yo o ella? Mientras más larga nuestra relación, mas obstáculos nos encontrábamos en el camino. ¿El destino acaso nos impedía estar juntos? Probablemente –contesté a mi pregunta.

Me hallaba de nuevo hundido en mis pensamientos aclarando mis propias dudas en aquel sillón que ya comenzaba a incomodarme. Ninguna posición se adecuaba a mis comodidades.

Mi cabeza ya comenzaba a dolerme conforme iba pasando la noche. Tomé desprevenidamente mi nuca frotándola un par de veces intentando quitar mi malestar. Me levanté de aquel sillón de cuero negro y me dirigí hacia una imagen que había llamado mi atención.

Lo vi detenidamente. Aquello me recordaba mucho a ella. La imagen no daba mucho que desear, solo eran….estrellas.
Estrellas que en una enorme oscuridad destellaban a todo lo que daban.

Al girarme de nuevo con la intención de quedar sentado de nuevo en aquel sillón, algo me hizo titubear y que el cuerpo se me paralizara.
Neily estaba con los ojos abiertos. Intenté no moverme con el horror de que de nuevo quedara perdida en su sueño.
Me quede quieto sin hacer movimiento alguno. Solo miraba a detalle lo que sus ojos trataban de buscar.

Parecía como si estuviese buscando algo en el techo y al igual que yo, tampoco hacia movimiento alguno. Sus ojos iban de un lado al otro en el techo. Poco después arrugo su entreceño confundida y luego me miró.

¿Qué le diría? ¿Qué tendría que decirle? Pensé en los pocos segundos. Solo estaba enmudecido en el peor momento.

-¿Dónde esta? –preguntó asustada sin moverse con los ojos rodeando la habitación completa- ¿Dónde esta? –esta vez había gritado. Me puse rígido al no saber muy bien lo que en realidad preguntaba.

-¿Dónde esta mi bebe? –Continuó gritando y moviéndose de un lado a otro- lo quiero yaa donde esta. Bill ¿Dónde esta?

-Neily, por favor –le pedía tratando de acercarme a ella como alguien que se da por vencido- tranquilízate, saldremos de esto juntos.

-No –negó dando un brinco de la cama e intento liberarse de los cables que la conectaban a los aparatos.

La detuve entre mis brazos y no deje que hullera. Jamás habría creído que la fuerza de Neily fuera…increíble.
Me golpeo en el rostro e intento huir de mí. Por lo que no la detuve, solo la miraba fijamente intentado creer que Neily me había golpeado.

Salí del cuarto en busca de una respuesta de su actitud. Pero una de las enfermeras la detuvo y entre algunos doctores la tomaron y la llevaron de nuevo a la habitación.

Me quede asombrado por la forma en la que actuaba Neily. Pataleaba y negaba el hecho de que la volvieran a sedar algo en lo que yo “estaba de acuerdo”
Ahora las lágrimas de ella me hacían entrar a un agujero negro en el que no podía escapar de aquel abismo. Gritaba y lloraba de una forma espeluznante. Casi podía decir que fuese como si la estuviesen matando.

Poco a poco se fue apagando su voz, así como el llanto y el ajetreo de su cuerpo. Como una luz que se va desvaneciendo poco a poco. Cinco minutos después ella se hallaba perdida en el sueño. Tan tranquila y confundida como siempre. A veces pensaba que le temía a la vida real, ella probablemente le gustaba seguir soñando y no tener que soportar la vida tan cruel.

Llegué a ella justo cuando los doctores se fueron. La habían dejado en una mala posición. Estaba boca abajo con su rostro a un lado y sus piernas bien abiertas. Le acaricié su frente antes de acomodarla delicadamente. La tomé entre mis brazos y la dejé de un modo en el que ella pudiera descansar mejor. Una vez más le acaricie su frente y le di un beso. Fue entonces cuando sentí a la verdadera Neily tomar mi mano y sentir un pequeño cosquilleo –que como siempre- anhelaba volver a sentir ese hormigueo.