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miércoles, 19 de mayo de 2010

Cap 37

El tintineo del aparato donde marcaba la palpitación de Neily que retumbaba en mi cabeza se repetía constantemente sin poder cerrar mis ojos ni una sola vez.
Tenía miedo de estar dormido cuando ella abriera los ojos.

Ordené a David que la cambiaran a una habitación un poco más cómoda para ella y para su familia.
Inclusive había dos pequeños sillones alrededor de Neily.
“Te amo Neily, Por favor no me dejes” le suplicaba muy dentro de mi corazón. Deseaba que estuviera conmigo y poderle decir “yo también te amo y quiero estar toda mi vida junto a ti”

Me frustraba estar cansado cuando aun todavía no anochecía. Desde que la vi a Neily sobre aquella cama lo único que hice fue sentarme y esperar a que abriera sus pequeños ojos.

Lizzi dormía abrazada a Neily como si fuese una niña pequeña asustada en medio de la noche.
A diferencia de mi, Lizzi había llorado toda la tarde abrazándola y diciéndole “te necesito ahora más que a nada”
No sabía que problemas había pasado entre ellas pero como siempre, había llegado muchas veces a Lizzi tomándola del hombro queriéndole demostrar mi apoyo. Me acostumbré hacer este tipo de cosas cuando Tom la lastimó de la peor forma, algo que en lo personal no merecía el perdón. Pero Lizzi era una chica tan buena que me sentía responsable de mi hermano mayor.

También recordaba paso por paso para poder entender la situación en la que me encontraba. Poco después de que permanecí unas horas con Neily, me llamaron silenciosamente afuera de la habitación para recibir las ultimas noticias del doctor.

“El coche fue demasiado fuerte. Un par de huesos, costillas rotas, un golpe no muy fuerte en la cabeza y algunos moretones en varias partes de su cuerpo. Lo lamentable del caso es que ha perdido al bebe, por lo que tuvimos que sacarle a profundidad los restos que habían quedado dentro de su matriz. Las buenas noticias es que se ha recuperado rápidamente que con toda seguridad podemos dejar de sedarla y ver como reacciona a su cuerpo”

Poco después de que le hicieran una operación demasiado sencilla el doctor nos dijo que en cualquier momento ella podría abrir sus ojos. ¿Pero como reaccionaria a eso? Lo mas doloroso para mí es soportar la perdida del bebe. En su rostro, cada vez que la miraba, veía una ilusión tan grande como a ningún otra persona.

Me daba mas rabia por la forma en como decía el doctor que había muerto mi propio hijo. Era extraño decir “hijo” me causaba algunas sensaciones extrañas y podía decir con toda seguridad que cuando murió aquel pequeño niño que antes estaba en el vientre de la persona que mas amaba, había muerto toda ilusión y esperanza.

Lo acariciaba cada vez que podía y pensábamos en futuro con ese niño que ahora estaba perdido.

Lloré en seguida sin poder soportar cargando con este nudo en la garganta “mierda” me quejé desesperado “No llores, no servirá de nada”





Sin percatarme de tantas cosas, me deje llevar a la superficie de todos mis pensamientos.
La madre de Neily –quien por conversaciones escuche de que ella lo fuese- “Sharon” hermoso nombre que casi nadie pronunciaba ¿Por qué? Era algo que no lo sabía. Ella estaba recostada abrazando a Lizzi entre sus brazos. Ambas con los ojos hinchados por el sufrimiento que les causaba el que Neily se encontrara en estas condiciones.

Intenté apaciguar mi respiración a como estaba antes. No me había fijado en la noche tan oscura “me quede dormido” gemí entre bostezos. Tallé mis ojos cuidadosamente antes de acercarme a ella.

Ahí estaba, totalmente perfecta; Sus rizos tan perfectos y ondulados castaño, sus ojos pequeños y definidos, sus labios delineados y suaves –que más que a nada deseaba besarlos-. Su rostro aun con rasguños me parecía tan perfecto.

Me volví a la cama con la misma intención que antes “ no dormiré” pero me era imposible estar en una condición como esta y no quedarme dormido. Por lo que opté por solo descansar mis ojos.

-Podemos hablar –escuche una voz familiar que no podía fallar por saber quien era. Gustav parecía hablar con otra persona afuera de la habitación pero fácil de poder escuchar cualquier conversación- es algo que lo llevo cargando y no me gustaría cargarlo para siempre.

-¿Que demonios te pasa? –Respondió aquella otra voz, esta indudablemente pertenecía a la de mi hermano –No me asustes mas de lo que ya estoy –se burló.

-Se trata de Lizzi

-No me interesa

-También se trata de mí –casi podía imaginar el forcejeo que tuvo que hacer Gustav a Tom- y es algo en lo que deseo pedirte permiso.

-Esta bien –dijo mi hermano resignado- suéltalo de una vez.

-No es fácil decirte esto, así que quiero que me tengas paciencia –A Gustav jamás lo había escuchado tan nervioso durante toda la vida que había permanecido con él- hace algunos días que deseaba pedirte el permiso para estar con Lizzi.

¿Lizzi y Gustav? ¿Juntos? Quien lo hubiera dicho, si no escuchaba la conversación podía pasar desapercibido.

-Haz lo que quieras con ella, no me interesa –como siempre, mi hermano respondía siempre como si todo le diera lo mismo, cuando en realidad, por dentro sabia que le incomodaba- tu eres la que saldrás con ella, no yo.

-¿No te importa que yo haya estado con la que fue tu novia?

-¿Por qué habría de molestarme? Además puedo darte algunos consejos de que es lo que le guste hacer en la cama –aveces me preguntaba si me hermano se burlaba para tapar por dentro lo que en realidad sentía- Uno de ellos es que …..

-No te ofendas Tom –interrumpió rápidamente Gustav- pero me gustaría averiguarlo por mis propios métodos, gracias de todos modos.

No bastó mucho para que Tom llegara a mi lado quitándome con bastante agilidad mis piernas que estaban arriba del sillón para que sentara su regazo sobre el sillón.

Lo conocía tan bien como para saber cuando algo no le gustaba o en algo que no estaba de acuerdo. Suspiraba cada vez que podía hundiéndose en sus pensamientos a través de la imagen recostada de Neily.

-No te sientas tan mal acerca de Gustav –le dije instantáneamente acomodándome para sentarme ahora que mis pies tocaban el suelo- es algo que nos suele pasar y pienso que Gustav es merecedor para que Lizzi y él estén juntos.

-Escuchaste la conversaciones ¿no es así? –no parecía sorprendido. Su rostro mostraba calma y seriedad aun hundido en la mirada de Neily. Suspiró- trato de entender las cosas que me han pasado últimamente –comenzó a comentarme volteando lentamente a mi rostro- cuando estuve con Lizzi pude sentir solo pequeñas cosas en ella, pero incrementaban cuando nos encontrábamos en nuestras relaciones sexuales. Dentro de mí siempre había creído que tenía la fortaleza para ciertas cosas, pero me he equivocado. En cuanto supe que sentía lo mismo con Lizzi que con las demás chicas, supe enseguida que era lo mismo. Un circulo que no parece tener fin y a veces me pregunto ¿Cuándo terminara? – se frustró un poco mirando sus manos que estaban en forma de puño- por mas que lo intento, no puedo evitar llegar a caer por la sensualidad de las chicas y por su cuerpo que más que nada las deseo.

-Lo lamento –no me pareció extrañó sentirme exactamente igual y pude comprenderlo enseguida. Me estremecí y de manera automática le demostré mi apoyo poniendo mi mano sobre su pierna que la tenia demasiado inquieta.






“¿Porque no despiertas?” esa preguntaba había invadido toda mi mente desde que había despertado. ¿Y si abrió los ojos en medio de la noche y nadie estuvo para ella? “tranquilízate Bill” repetía constantemente manteniéndome y contraatacando mi primera pregunta

Mis manos estaban juntas apoyándose a mis rodillas de una forma exagerada. Mi desesperación incrementaba conforme seguía pensando en ella. Imposible evitarlo.

-Bill –me llamó mi hermano quien estaba parado justo aun lado de mí- ¿Por qué no vas a la casa, descansas y te duchas?

-Por ningún motivo –rechacé inmediatamente. El perderme un solo minuto lejos de Neily sería como perderme un año de vida- No quiero estar lejos de ella, además no necesito descansar.

-Hablo en serio hermano –dijo en plan bromista haciendo una mueca- ¡Apestas!

Tal vez hablaba en serio. Me había olvidado de cosas a las que antes les prestaba más atención que a mi propia Neily. “Idiota que soy” me dije a mi mismo a regañadientes “Como se te ocurre dejarla” ahora era la culpa la que no me dejaba en paz ¿Cómo lidiar con eso? “Vamos Bill” me suplicó de nuevo mi propio hermano. Que mas me daba, ya me había perdido tantas cosas de Neily.




De regreso a mi casa al hospital, después de haberme dado una insatisfecha ducha, me dediqué a centrarme en el tema mas delicado de mi vida “Seria Neily la persona indicada para vivir el resto de mi vida” Era indudable los sentimientos que tenía acerca de ella, pero me sentí tan culpable acerca de su accidente. “jamás debí dejarla sola” “jamás debí enojarme con ella” “Yo y mi maldito orgullo” “Soy una mierda” “soy un….egoísta”

La palabra egoísta era la palabra correcta cuando se trataba de “nuestro amor” respecto a Neily. Yo la había obligado a que se adecuara a mi vida. Yo mismo sabia que la idea de ser vista en televisión le causaba repugnancia, pero era algo de lo que no le daba mucha importancia. Seguía con mis mismas frases alentadoras “no te preocupes” inclusive le daba consejos a una chica a la cual no estaba acostumbrada a este tipo de cosas. “Egoísta” me volvía a repetir.

Un coraje comenzó a invadirme presionando fuertemente el volante sin prestar mucha atención hacia donde me dirigía.
Ella no pertenece a mi lado, ella nunca podrá habituarse a mi estilo de vida. Lo único que estoy haciendo es privándola de muchas cosas, de salir con chicos por los malditos celos.

“Lo lamento mucho Neily” lloré después de apegar mi frente al volante. La amaba, y si de verdad la amaba tenia que decidir lo mejor para ella.

No me bastaron otros minutos, cuando ya estaba en el estacionamiento del hospital evadiendo de nuevo a todos los medios de comunicación. Mas que nada me sentía desorientado al tipo de preguntas como: “¿Cómo te sientes al saber que has perdido un hijo tuyo? ¿Pudiste disfrutar alguna etapa como padre por lo menos tres meses?”

¿Qué clase de preguntas eran esas? A veces los medio de comunicación llegaban hacer inoportunos y llegaban a molestarte. Quería gritarles diciéndoles “déjenme en paz” pero no pude, no tuve el suficiente valor para decírselos.

Justo en frente de mí apareció a la persona cuya culpa cargaba conmigo cada vez que la miraba. Una traición que superaba más allá de todos los límites. Una culpa que sentía aparte del accidente de Neily.

Aliz –que como siempre- caminaba de una forma tan seductora hacia a mí, me hacía recordar lo ultimo que hicimos la noche que Neily había cumplido años.
Nos bastó que estuviera en su habitación descansando para tener nosotros un poco de privacidad.

Yo la solía llamar “venganza” venganza por que mi enojo podía descargarlo a través de Aliz solamente a escondidas. No podía evitar cuando me seducía y tampoco podíamos evitarnos las caricias y los besos. La palabra “besos” me causaba un terrible dolor en el pecho, imposible regresar el tiempo y decirle “no” cuando era lo correcto.

Aliz fue la única razón por la que yo deje a Reachell, no servía de nada estar con alguien a quien realmente no me interesaba. ¿Pero que tenia Aliz para que yo me fijara en ella? Lo peor del caso es que eran amigas y eso me hacia estremecer a lo más profundo.

Recordar nuestro principio era como ahogarte al océano, buscando cualquier oxigeno que te ayudara a sobrevivir y te encontraras un agujero negro cuyo oxigeno puede ser dañino para el cuerpo, pero que sin importar el costo haces lo que fueras para sobrevivir…. solo un poco más.

Pues bien, ella era mi hoyo negro y sabíamos que hacíamos mal. No puedo negar que me ayudó a sobrevivir en los momentos en que me alejé de Neily. Se aprovechó de mí cuando estaba inválido, me ofreció cualquier cosa con tal seguir con mi existencia.

-Quieres estar a solas –intentó seducir con una voz tierna y traviesa. Me agarró por el cuello y me tomó de la mano llevándome a un lugar fuera de los medios de comunicación- sabes que puedo ayudarte en estos momentos tan difíciles.

Llegamos a un lugar –del cual no estaba muy seguro por estar demasiado ocupado con mis pensamientos acerca de Neily- y desprevenidamente me aventó en una de las sillas tomando mi cabello y besándome de una forma tan alocada.

-No Aliz –la jalé con todas mis fuerzas fuera de mi vista. Aunque en mis adentros la deseaba más que nunca- he vuelto con Neily y quiero que sea lo que esto sea se termine de una vez por todas. La culpa me traga cada vez que te veo y no veo el momento en que ella se de cuenta.

-Ella no se dará cuenta –dijo casi aturdida por mi primer rechazo y continuando con su juego travieso- además esta mas inconsciente que nunca, tu sabes que no diré nada, solo déjame tranquilizarte.

-No –le volví a gritar casi al oído cuando se acercó de nuevo a mí. Quería tomarla entre mis brazos, pero la fuerza de Neily parecía ser más grande que todo aquello- Me siento terriblemente mal y más haciendo este tipo de cosas contigo. Solo fue un juego lo que estuvimos haciendo y esa es la única causa por la que sigo existiendo, fuiste tú quien me dio oxigeno cuando Neily estaba lejos de mí. Yo a ti te doy mis más sinceras gracias.

Quise evitarla verla a los ojos. Ya podía imaginar su reacción cuando está se diera cuenta de que en verdad deseaba que esto terminara de una vez y no dejar pasar mas tiempo. La misma palabra recorrió mi mente repitiéndose una y otra vez “Egoísta”