Comenzó a retortijarse de dolor y sus manos se aferraron enseguida a su entrepierna. Mientras que yo corría hacia el baño desesperada con lágrimas derramando y gritando de solo dolor. Le cerré con seguro y me mantuve sentada en una esquina sin parar de llorar. El que solo me tocara mi cuerpo de una forma brusca me hacia sentir pésima y violada al mismo tiempo.
Me detuve y me vi por unos segundos como mi blusa se encontraba rota y mi brasier fuera de su lugar.
Me avergonzaba y tenía miedo de que atravesara esa puerta y volviera a ocurrir lo mismo.
Me oculte bajo mis rodillas con el enorme profundo sentimiento que tenia hacia él. Me avergonzaba llorar, por lo que lo hacia en silencio. A los pocos minutos escuche detrás de la puerta unos leves golpecitos. Apenas se escuchaban, y los hacia lentamente.
-Lo lamento –Su llanto me quebró por completo, parecía estar disculpándose en verdad, pero tenia miedo de que volviera a ocurrir algo similar- Por favor perdóname.
Mi respiración se acelero, pero al menos mi llanto se detuvo al escuchar sus palabras. Su llanto había desecho la frase, por lo que no entendí nada, eso me causo haber sonado mas convincente al momento de decírmelo.
Me levante dudosa viendo fijamente la puerta, como si este la fuera a traspasar por arte de magia. Aun recorría el miedo por todo mi cuerpo, y ese ere el único motivo por la cual no quería abrirle.
-Por favor –Intentó arreglar su garganta para que no se quebrara, pero había fallado al primer intento, por lo que solo se dejo llevar a las ultimas frases- Quiero que me mires.
Mis ojos eran fijos a la puerta, ni siquiera su llanto hacia mi vista hacia otra parte. En mi mente solo se enfocaba aquel rostro enojado frente a mí, besándome de la forma mas asquerosa que podía haber hecho.
Pero, antes de volver a la realidad y apartarme –solo unos segundos- de mis puros pensamientos, me di cuenta que estaba a solo unos centímetros de la puerta tocando la perilla.
Giré mi torso completo hacia el espejo. Ahí estaba yo con mi blusa rota, y mis ojos rojos por aquellas lágrimas derramadas. En un intento de poder verme bien, me asuste al imaginarme de nuevo salir del baño y verme entre la cama tendida con sus manos aferradas a las mías y sus besos repugnantes.
Cerré mis ojos precipitadamente inhalando el aire que pudieran mis pulmones. Cuando los abrí ya estaba haciendo girar la perilla. Podía sentir la enorme curiosidad tras abrir esa puerta. Ahora mi mente vagaba en un mundo infeliz, mis problemas pasaron rápidamente como una película que adelantas a las partes mas aburridas.
Al abrir la puerta lo vi frente a mí con los ojos reteniendo todo el lagrimal posible. Su respiración era forzada y sus músculos estaban tensos. Su expresión fue sincera a mi primera reacción, por lo que solo me detuve aun con la puerta en la mano por si algo inesperado llegara a suceder.
-Lo siento mucho Neily –Se detuvo haciendo negar su cabeza lentamente como si estuviera pensando en lo pasado- Pero debes de entender que yo te amo, y que no hay nada en este mundo que no seas tu.
-Mike –Ahora yo sonaba enojada con mis cejas unidas y mi voz áspera- ¿No crees que vamos muy rápido? Solo dime, ni siquiera llevamos un mes como tú lo dijiste.
-Neily -Se río muy bajo pero suficiente pero que lo notara- Mis cuentas son extrañas, me gusta contar desde que nos conocimos, pero solo cuento los días que te veía.
Eso hacia explicar todas mis dudas, “contar solo los días en los que nos veíamos” era ilógico como para celebrar nuestro primer mes juntos. Pero para él le era algo magnifico.
Me detuve un segundo pensando en si hacer bien en quitar mi mano de la puerta. Sus ojos estaban fijamente hacia mi mano ¿Acaso, quería que la soltara para aprovecharse de nuevo de mí? Ahora me había aferrado más a la puerta.
-En verdad lo siento mucho –Se lamento de nuevo.
¿Estaría bien creerle? Sus ojos aun se encontraban mas hinchados que los míos por el llanto. Al momento de tragar saliva, un horrible sabor paso de mi boca hasta mi garganta. Era amargo y sabia a alcohol agria, como si hubiese bebido un vaso de vino servido después de dos días.
Me imaginé que estaría ebrio para hacer ese tipo de cosas. Lo había experimentado una vez, y sabía lo que sentía al ser libre gracias al alcohol, pero tampoco tenía los motivos suficientes para hacer ese tipo de cosas y menos conmigo. Sabía que era su novia, pero tampoco le pertenecía de esa manera. ¿O si?
-Yo solo –Vaciló durante unos segundos- Solo venia a decirte que ha ocurrido algo en el trabajo, tengo que irme, tomare un vuelo en dos horas y media. Quería despedirme de ti.
-Esta bien –Agache mi mirada con mi voz aturdida a lo ocurrido y al volver a sentirme mal. Me estremecí- Te veré en cuanto termine el trabajo.
-Por favor Neily – Me sujeto de ambos hombres con su vista a mis ojos- Quiero que entiendas que esto fue un error y que jamás volverá a ocurrir.
Me había dado cuenta que se había transformado tan rápido en un hombre frío y que si no lo conociera jamás creería que no habría llorado. Sus ojos que antes estaban hinchados, ahora se encontraban casi a su color de piel.
-No lo se –Negué con mi cabeza con mis ojos llenos de tristeza- Es algo que no puedo olvidar fácilmente.
-Solo necesito que me digas – Ahora su voz había dado un giro a la curiosidad- Tu ¿Todavía me amas?
Mis ojos ahora estaban como platos a su gran pregunta. No era una simple pregunta a la que solo respondería con un si, y así solo habría una curiosidad menos. Ese no era el caso, en esos momentos habrían consecuencias con lo que respondería.
-No lose –Ahora me sentía mas confundida. Sentía un profundo alivio al poder tener razones para terminar con él, pero en esos momentos no quería decirle que no. El solo imaginarme diciéndole que no.” Gritaría y entonces vendría a mí con toda su fuerza para tocarme”. Estaba ebrio, ¿Qué mas podía hacer?- Estoy muy confundida, necesito unos días, prometo que en cuanto termine el trabajo te veré y te lo diré. Ya te lo dije.
Sacudió su cabeza de arriba hacia abajo aturdido a mi respuesta. Dio un suspiro muy lento alzando su cabeza, ya que este dijo todas sus preguntas con su cabeza hacia abajo. Me miro y vacilo por unos momentos, dudando de hacer bien o no en querer hacer algo.
Me guiño el ojo y se fue de inmediato. En cuanto sentí el enorme vacío en mi habitación comencé a gritar en mis adentros y retortijarme de dolor. Tuve que sostenerme de las paredes para poder caminar hacia el lugar donde deseaba.
Una vez que me encontraba en la cama –que era el lugar donde más deseaba perderme- me recosté tratando de quedar en un sueño de lo más profundo.
De nuevo escuche esa puerta sonar con varios golpes en ellos.
Toc, Toc, Toc…
No quise llorar a toda mi frustración, estaba acostumbrada a no hacerlo. A tener que soportar ese nudo en la garganta todos los días de mí larga vida. Me levante como si tuviera un enorme dolor en mi estomago y llegue hasta la puerta.
Mi mente solo veía a Mike arrepentido rogándome una y otra vez. Por lo que solo jale la perilla rápidamente para decirle que se largara, que no ya no soportaría verlo.
El rostro de Aliz frente a mí, iluminó toda mi mente. Llegue hacia ella agradeciendo mil veces al cielo por quien la bajara del cielo justo en el momento indicado. Me lancé hacia ella con mis brazos bien abierto mientras que ella solo estaba inmóvil. No podía creer que estuviera llorando con fuerza. Mis manos se aferraban hacia ella para que no escapara de mí. La quería conmigo en esos momentos más que a nada en el mundo.
-Pero que paso –Preguntó rodeando sus brazos por toda mi espalda. Estaba tensa y no hacia ningún movimiento- ¿Neily?
Me aleje de ella un poco para verle el rostro. Fue lógico que al ver mi mirada se espantara. Luego sus ojos pasaron a mi blusa rota.
-Neily –Grito exaltada mirando mas mi rostro en llanto. Me hizo voltearme hacia la habitación dándome un ligero empujón hacia el cuarto. Mi llanto no se detuvo, intentaba inhalar el aire para volver a llorar de nuevo-.
-Aliz –Trate de decir su nombre explicando lo que me pasaba. No podía, mi llanto quebraba al solo pronunciar su nombre.
-Por favor –Me suplicó sentándome en la cama para que pudiera entenderme mejor. Me preocupo un poco el saber la impresión que le daba. Enseguida su rostro cambio rápidamente como si estuviese recordando algo y luego se estremeció- ¿Qué paso?
-Fue mi culpa –Me culpe una y otra vez. Esas palabras me venían muy bien. Probablemente tal vez era esa la razón por la cual me ocurrían tales cosas- Jamás debí estar con Mike sabiendo que yo siempre había amado a Bill.
-Yo –Aliz miro hacia otra parte pensativa. Sus manos estaban entrelazadas y algo inquietas. Su respiración se fue haciendo cada vez más rápida- Neily, lo siento mucho. Quiero pedirte una disculpa-.
La mire con mis ojos confundida. No sabia de que estaba hablando. ¿Acaso lo habría planeado ella? O ¿Por qué se estaría disculpando?
Jamás Debí llamar a Mike por tu cumpleaños –Continuo- Pensé que tal vez te la pasarías mejor. Siempre fuiste una gran amiga y yo te defraude. Sabía que esto pasaría tarde o temprano.
-Ve al grano –Le dije exaltada. Tenía miedo de preocuparme por algo más. Lo único que podía faltarme.
-Si –vacilo unos momentos y ahora sus manos estaban mas inquietas, pero sin mi mirarme a la cara- Yo planeé todo esto. Yo le pedí un permiso a David como un pequeño regalo. Quise aprovechar ahora que tu y Bill no estaban juntos. Por eso llame a Mike, para que estuvieras junto a él y yo estar junto a –No pudo terminar su frase. El simple hecho de pensarlo la avergonzaba- También pensé que no se amarían por que estaban pelados.
Ya lo sabía. Cada una de sus dulces y tímidas palabras siempre las supe. Junto a ella podía actuar desapercibida y ella nunca lo notaria. Por eso acepte el trabajo, por que sabia exactamente cuales serian las excusas suficientes para que Aliz pudiera estar con Bill. Por dentro siempre lo supe, y claro, lo había aceptado. Seria una persona de lo más feliz el que Aliz estuviera con Bill. Él seria feliz si se encontrara con la persona con la que más quería, y yo seria feliz si él lo era.
Mi rostro había dado un giro por completo cuando Aliz fue sincera conmigo. Eran señales de que era una buena amiga. Ella aun tenía la mirada en el suelo, fija, y con los ojos llena de tristeza. Estaba indecisa de si verme o no, temía por mi reacción.
Me quede quieta durante unos segundos esperando alguna otra respuesta. Pero entonces sentí que era mi turno de responder.
Una de mis manos paso ligeramente debajo de su barbilla haciendo levantar su rostro hacia al mío.
Se asusto y ahora su respiración fue lenta a comparación con la mía. Yo estaba de lo más tranquila y mi rostro podía delatarme. Dio un pequeño brinco a la cama apoyando sus manos fuertemente la cama.
-No tienes que disculparte –Le regale una pequeña risa susurrándole cerca de ella. Tratando así de poderla calmar- Se que lo quieres, y no puedo culpar los sentimientos que tienes hacia él.
Su rostro no me sorprendió. Estaba helada, que no podía creer cada palabra que le mencionaba. Me sentí más cómoda cuando su tono de piel había vuelto hacer la misma al igual que su lenta y apaciguada respiración.
-No tienes que hacerlo –Me tomo de la mano regalándome un amplia sonrisa de oreja a oreja pero con timidez- Si tienes que enojarte conmigo, te recompensare de la mejor manera.
Negué con mi cabeza de un lado hacia otro mientras otra enorme sonrisa se me dibujaba en el rostro. Mire hacia nuestras manos juntas y trate de que ese pensamiento feliz permaneciera por lo menos las veinticuatro horas del día.
Cuando me volví a dirigir el rostro hacia mi amiga, el rostro de ella había dado un giro por completo. Sus cejas se fruncieron apretando fuertemente sus labios. Su mirada fue mas profunda. Seguía la mirada en el suelo, como si estuviera recordando algo que le molestara.
Mis cejas se fruncieron poco después que los de ella. Me desespere por unos segundos al no saber que era lo que la angustiaba. Sin pensarlo dos veces se lo preguntaría sin importar las consecuencias. Algo esta molestándola y no lo soportaba.
-¿Qué es lo que sucede –Le pregunté interrumpiendo todos sus pensamientos. Moví sus manos de un lado hacia otro, ya que aun seguíamos con las manos unidas. Hasta que mi desesperación se hizo notar por medio de mi rostro- Anda dime.
-Bueno –Vaciló unos momentos. Me frustraba saber que tenía la mirada fija en el suelo- Había venido contigo solo por una razón.
-Y bien –suspire- ¿Cuál es la razón?
-Supongo que Lizzi no se encuentra aquí –Dicho esto quito la mirada del suelo y su mirada rodeo toda la habitación en forma de lógica- Ya estuviera contigo consolándote.
Bufo tan rápido que apenas lo note ¿A que se debería eso? Mi mirada siguió la de ella por toda la habitación.
-Anoche fue la ultima vez que la vi – Respondí apartando manos calidas de las mías y se levanto de la cama confundida. Ahora su mirada estaba fija a la mía.
-¡Yo también! –Exclamó rápidamente con los ojos como platos.
-Espera –Ahora era yo la que me había levantado de la cama automáticamente después de haber escuchado su grata exclamación- Creí que estaba contigo ¿No se supone que dormirían juntas?
No dijo nada, pero lo negó con su cabeza. Ahora en su rostro se había formado más curiosidad que horror. Ambas nos miramos atentas y por nuestras muecas supimos que donde quiera que estuviera estaría bien. Se encontraba en la playa, así que habría menos probabilidades de que le sucediera algo.
Me daba cuenta que Aliz trataba de hacer platica cuando caminábamos para ir a un restaurante cercano para desayunar. Sabía que sus intenciones eran despabilarme por todos mis problemas, pero me bastaban recordar la imagen de ella y Bill para ser feliz las próximas veintitrés horas.
Mi mente parecía estar bloqueada gracias a mis problemas. Intentaba concentrarme en la plática de Aliz pero no podía. Cuando creía que ponía atención, en realidad solo me encontraba imaginando como solucionar uno de los problemas.
-¡Que asco! –Logre escuchar por fin apartando todos mis pensamientos. Aproveche el momento para dedicarme de nuevo solo a mi amiga- Me pregunto si esto no es sangre de cerdo.
Me hizo reír como retiraba la bebida de ella. Seguía haciendo gestos por la bebida que le había ofrecido un mesero. Me había dado cuenta que había pedido una bebida automáticamente. Parecía ser coca-cola, o al menos lo sabría perfectamente al probarla.
-¡Vamos! –Exclamo de nuevo levantándose de la silla. Conociéndola, le gustaba encontrar una mesa antes de servirnos alguna comida en especial. Supongo que había escogido la mesa que diera la vista a la playa. Incluso podíamos sentir la brisa del aire chocar con nuestros rostros. Simplemente una sensación que me hacia relajar todas las partes de mi cuerpo y llegar con facilidad al fondo de mis pensamientos, haciéndolos trizas y quedando solo al aire libre- Tengo hambre y de seguro tu también lo estas.
Hice un gesto antes de volverme a parar de aquella silla en la que había estado cómoda durante solo unos segundos. Me limite hacer un comentario, así que solo la seguí por detrás de ella. Ambas tomamos un plato y nos dirigimos hacia el buffet.
Mis muecas y gestos hicieron reír a Aliz, quien se puso la mano en la boca para no llamar la atención de algunas personas que estaban cerca de nosotras.
Jamás había visto tanta comida tan extraña y de muchos colores. Todos los nombres estaban escritos al idioma español e ingles. Hice un bufido antes de reprochar a Aliz por haber escogido este tipo de restaurante.
-¿Qué es esto? –Pregunté con mi boca en la mano con la intención de no vomitar en ella- ¿A eso le llaman comida?
-Hay Neily –Puso los ojos en blanco y me arrebato el plato sirviéndome de lo que habia cerca- Es comida mexicana.
Lo que parecía algo enrollado de masa con carne adentro era un “burrito” Después comenzó a poner típicos platillos que parecían ser del mismo color “rojo, blanco y verde” ¿Qué pasa con este país? Pregunte en mis adentros.
Intentaba pellizcar a toda la comida que se encontraba en mi plato. Era un asco total por solo verlo.
Cada vez que miraba a Aliz me preguntaba si lo de Lizzi era lo que tanto le preocupaba. Sus ojos estaban fijos hacia su plato. Su codo se recargaba sobre la mesa y una mano sujeta a la cabeza. Su otra mano estaba paseando su tenedor dentro de la comida de un lado a otro. Y cada vez que comía lo hacia en bocados pequeños. Parecía estar pensando en algo.
Intente pensar en algo que la hiciera sentir bien. Tal vez yo era la culpable de que estuviera así. Tal vez no la escuchaba demasiado y se dio cuenta de mi actitud tan grotesca.
¿La playa, la comida, mi vestuario, el trabajo? Intentaba pensar en muchos temas de conversación, pero no lograba algo interesante y concreto.
Aparté mi vista de ella, para que mis ojos se enfocaran en Tom Kaulitz. Venia caminando por la playa con unas gafas negras y un gorro negro. Estaba hablando por teléfono.
Cuando mis ojos se volvieron con Aliz. Me di cuenta que también sus ojos fueron con los míos. “Tom Kaulitz” la miré detenidamente y se quedo pensando. En fracción de segundos sus cejas se fruncieron y después de hacer una mueca sus ojos estaba como platos y su boca medio abierta.
-¿Crees que? –Aliz se quedo quieta durante unos segundos y luego sus ojos se volvieron a enfocar en Tom.
Acaso ¿Estaba pensando en que Lizzi podría haber vuelto con Tom? Podría ser lo mas lógico. Tal vez por eso Lizzi se escapo anoche. Pero Lizzi no es tan tonta como para caer en el mismo juego dos veces ¿O si?