Mi sueño, mi sueño era demasiado extraño para una verdadera realidad. Me deje llevar por todo aquello que me trasmitía paz. Seguí continuamente a ese camino en donde no había luz, aire, mas que el sonido del dulce silencio con el que me había acompañado la mayor parte de mi recorrido.
“Neily” me llamaba una dulce voz una y otra vez, pero temía a que si respondía aquella voz, desapareciera. Seguida de aquella voz, sentí un fuerte apretón en mi mano derecha.
Mis ojos se abrieron de golpe con un fuerte susto. La cabeza me daba vueltas y me encontraba en la mira de varias personas a quienes me costo mucho reconocer. Luego de poner en orden mi memoria, recordé lo último que me había pasado “me desvanecí”.
Comenzando por mi izquierda estaban aquellas personas en las que siempre estaban a mi lado cuando mas lo necesitaba. Tom, Aliz, Lizzi, mi padre Harold, mi madre y Bill.
Tan pronto me di cuenta de en donde estaba acostada me sorprendi. La cama era suave y había barrotes alrededor de mí ¿Estaba en un hospital?
-¿Cómo te sientes? –preguntó mi madre tocándome la frente con esa voz tan calmada.
Intenté reincorporarme sentándome en aquella cama blanda para poder pensar y razonar mejor las cosas. Los recuerdos en mi memoria habían pasado tan rápido que apenas pude reconocer una –que principalmente- era lo que tanto miedo me había causado.
-¿Que es lo que paso? –pregunté, tratando de buscar una respuesta en la que mis meditaciones fuera incorrectas.
-Sufriste un ataque de epilepsia –respondió aquella persona que entraba por la puerta. Por su traje pensé que lo mas seguro seria que fuera mi doctor- es una enfermedad en la que las conexiones nerviosas que conducen electricidad se alteran.
-¿Y eso por que ocurre? –insinuó mi padre con los brazos cruzados que inclusive parecía molesto.
-Es debido a que esta alteración emocional propicia que se respire aceleradamente y con ello se altere el equilibrio químico del cuerpo –estaba confusa que no podía entender ni una sola palabra- Aunque muchas veces la pérdida de conciencia se produce sin aviso alguno, en ocasiones viene precedida por náuseas o sudoración exagerada, palidez o alteraciones de la visión.
-¿Cree que esto se debe por que este embarazada? –La voz de mi madre se quebró por mesclar toda su preocupación, aunque yo ya me sentía demasiado bien –no es la primera vez que esto ocurre.
-Lo dudo mucho, pero por su salud lo mejor es estar en reposo absoluto.
-Yo me siento muy bien –respondí con rapidez al escuchar su opinión acerca de mi ataque “no podría estar todo el tiempo acostada” me quejé muy molesta- es demasiado lo que usted me esta pidiendo.
-Por su seguridad y salud por el bebe –me repitió con paciencia que casi había sonado como un murmullo- es mejor estar en reposo. Aunque –el doctor se acercó lentamente hacia mí y me acaricio la mejilla justo donde tenia mi pequeña cortada. No me lo esperaba, por lo que solté un pequeño gemido- dudo que esto lo haya ocasionado tu desmayo.
Intentaba ocultarlo, había supuesto que nadie sabio cual había sido mi causa por la que realmente me desmaye, todas las veces que me sucedían ataques así era por Ani, me causaban un fuerte nerviosismo y un pánico que me dejaba sin aire. Pero lo que más me ayudaron a volverme loca era gracias al susto de Mike.
-Necesito que los padres firmen algunos papeles para que pueda darla de alta.
Dicho esto el doctor, se dirigió a lo que mis padres se dirigieron detrás de él, no sin antes que mi madre me diera un beso en la mejilla que no estaba herida.
-Nos preocupaste mucho –dijo Aliz con seriedad- no vuelvas hacernos esto.
-Aliz y yo te vimos salir corriendo de la empresa –continuó Lizzi quien se podía ver una gran tranquilidad por mi mejoramiento.
-Y ¿Mike? –pronunciar su nombre me había causado el mismo dolor y miedo que había vivido hace algunos momentos.
-No lo vimos –Respondió Lizzi negando la cabeza de un lado a otro- intentamos buscarlo para que pudiera llevarnos al hospital, pero su auto no se encontraba, por lo que supusimos que se había marchado.
“Cobarde” me quejé en lo mas hondo de mi pecho. Mis manos se cerraron con facilidad que ya no me parecían frágiles. “Tranquila” me susurró Bill. ¿Cómo hacia para que mi corazón volviera a mi ritmo normal? ¿Acaso él seria mi única medicina que me podía curar?
-Ahí estas –respondió una voz con fuerte despreocupación. Parecía venir corriendo desde la puerta de la habitación.
-Georg –grité con alegría- pensé que no vendrías.
-Y perderme esto –bromeó Georg dándome un enorme abrazo con sus enormes bíceps- ¿ya te sientes mejor?
Solo pude decirle un si con mi cabeza. No podía describir lo feliz que me sentí al ver a Georg abrazándome. Era lo que necesitaba, un abrazo diferente de un amigo.
Cuando menos lo esperé, viendo por detrás de su hombro, pude ver una silueta con cabello largo y pelirrojo, parecía temerosa, pues solo podía verle la mitad de su rostro.
-¡Chelsey! –Exclamé a lo lejos al darme cuenta que en verdad estaba aquí- no puedo creer que seas tu.
Chelsey caminaba despacio mirándonos a todos como si fuésemos extraños. Su mirada era realmente seria y no parecía feliz Pero nada hizo pararla para que me saludara con un abrazo.
-Necesito hablar contigo –murmuró- a solas.
De repente sentí todas las miradas hacia a mí. Era lógico que todos querían saber lo que ocurría, pero entre ella y yo sabíamos que Ani seguía detrás de todo esto y nadie nos creería.
-Solo será unos momentos –les prometí con una tierna carita- no tardaremos nada.
-Entonces no valdría la pena –respondió Tom- si van a decirse algo o –lo dudó poniendo su rostro juguetón- o hacer algo, entonces pueden tomarse su tiempo, no hay prisas, inclusive, me podría unir con ustedes haciendo un lindo trío.
-Tom –me limite a hacer solo una media sonrisa- fuera de aquí – le dije escapando por accidente una carcajada.
-Me da gusto volver a verte de nuevo –continúe tomándola fuertemente de la mano regalándole una sonrisa justo cuando cerraron la puerta de la habitación- no es lo mismo hablar por teléfono que verte en persona.
-Me voy de aquí –respondió después de una pausa.
-¿Cómo que te vas de aquí?
-Yo… no lo se –vaciló por unos momentos y se tomo otra pausa para proseguir- lo mejor será no estar cerca de Georg. Cualquier cosa es mejor que esto.
-Pero tu no puedes hacerle eso –me quejé- sabes lo que Georg siente por ti. No le puedes hacer eso –mi conciencia ya no me dejaba tranquila. Mi desesperación incrementó en segundos por saber que no podía cambiar su decisión. Parecía tan segura que nada la haría cambiar de idea- no lo hagas.
-Yo no puedo hacerle mas daño. Si él estuviera cerca de mí no me sorprendería encontrarme a Ani por las calles. Tu sufres ataques cada vez que la vez y créeme –enarcó las cejas con su voz tan incrédula- lo único que hago es protegerlo.
-De acuerdo –accedí siempre y cuando le diera a entender las malas consecuencias- pero entiende todo lo que sufrirá Georg por ti.
-Tu harías lo mismo por Bill, pero no te has dado cuenta. Solo espero que no sea demasiado tarde.
-Yo estaré con Bill a su lado y se que nada nos separara –dije segura de mi misma.
-Descuida –me propuso- cuando me vaya de aquí, me alejaré y haré confundirla para que este juego sea solo entre ella y yo. Solo te pido una cosa –me miró a los ojos acercándose cuidadosamente- no confíes en nadie. Ni siquiera en tus amigas. He tenido que hablar con Cristin y me ha dicho que trama algo más que solo venganza y lo hará hasta donde menos te lo imagines.
-¿Mis amigas? –pregunté sorprendida y confundida. La idea remota de pensar o de no confiar en mis amigas me hacia reír a carcajadas- eso no es posible, pero tratare de no hacerlo.
-Gracias –se precipitó a decirme y luego se volvió hacia la puerta. Hizo un ligero movimiento en su mano y la detuve con mi pregunta tonta antes de que saliera por aquella puerta “cuando volverás” pero lo único que dijo fue –pronto
Suspiré a la terrible idea de que Chelsey estuviera de nuevo fuera de mi alcance. No podía expresar con mis propias palabras lo segura que me hacia sentir. Mis nervios se tensaron cuando vi a Bill entrar por la puerta enseguida que Chelsey se había ido ¿habría escuchado?
-¿Cómo sigues? –interrumpió mis pensamientos, intimidándome hasta las mas profundidades de mi corazón.
-Me siento perfectamente bien, que incluso ya no necesitare reposo y podre salir cuando quiera.
-¿Fue ese estúpido de Mike quien te hirió?
Me pregunté como había llegado tan rápido a sus conclusiones. Y algo que ni yo misma pude entender es por que le respondía a Bill con un “no”. Me había hecho daño pero de alguna forma me angustiaba saber que era culpable.
No me mientas Neily –me pidió Bill con su voz tan suave ¿Cómo poder mentirle? “Solo tienes que resistirte Neily” me dije –odio que me mientas y todavía que lo defiendas. De ahora en adelante tendrás a alguien que estará acompañándote cada vez que salgas.
-De acuerdo –me resigné poniéndome las cobijas debajo de mis ojos- pero por favor –le suplique- no me mandes a esos tipos grandulones que te persiguen la mayor parte del tiempo –me reí al imaginarme yo con aquellos tipos- pienso que no lo soportaría.
-Ese maldito infeliz –se quejó entre dientes. De pronto desee no haber dicho nada. La actitud de Bill comenzaba a preocuparme, estaba enfurecido caminando de un lado al otro sin poder entender sus murmullos- juro que no volverá a tocarte jamás.
-Bill –le grité tratando de calmarlo- por favor, ya paso olvídalo. No quiero que esto afecte nada entre tú y yo. No te preocupes, no volverá a ocurrir algo así.
A Bill no le había convencido mucho mis palabras, pero al menos habían logrado que se tranquilizara. Dándome un ligero beso en mi frente antes de marcharse por aquella puerta sin saber a donde se dirigía.
Dentro de poco mi vida había dado un giro a lo más extraño. Estaba sentada en la silla que daba justo a la ventana. Me encontraba en bata después de haberme dado un baño extremadamente caliente dentro de mi habitación. Miraba atentamente el celular que era la única razón por la que me sentía tan extraña en este preciso momento.
“Felicidades
Obtuviste el trabajo
Espero que estés contenta y que te refundas
En lo mas bajo que exista en este mundo
Para mi suerte no seré tu jefe
Pero juro que haré que te acuerdes de mí
Como una imagen de la que yo tengo de ti
Sufrirás lo mismo que yo, y no pararé
Hasta ver que de verdad sufras como yo
Lo estoy haciendo
Atentamente: Quien alguna vez te amó”
¿Habrá sido bueno mencionar, que yo estaba embarazada? ¿Habrá sido bueno callarme acerca de Ani? ¿Habrá sido bueno a acceder al trabajo?