CONTACTA CONMIGO!! livingwithoutlimits@live.com.mx CUALQUIER DUDA, ACLARACION O LO QUE SEA HAZMELO SABER ^^. (Suelo conectarme para platicar conustedes girls)

viernes, 26 de marzo de 2010

Cap 30

La comida no podía estar mas deliciosa y mas sabiendo que tenia un peso menos. Ahora que mi padre sabía claramente cuales eran mis planes –aunque no muy exactos- podíamos entendernos mejor. Aunque jamás imaginé que faltaba un pequeño detallito y por supuesto, otra de mis sorpresas donde como siempre no había limites.

-¿Piensas comértelo todo eso? –Su burla no me hizo detener a mi litro de nieve de extremo chocolate- Deja un poco para mi –se quejó y luego se echo a reír

-No soy yo –me defendí- es para el bebe. Este niño necesita probar de todo y si helado desea, helado tendrá.

Seguí comiendo a ese dulce chocolate escuchando a los coros de ángeles arriba de mi cabeza que sabia a “gloria”. La cuchara cada vez la metía mas profundo a medida que la comía.
Ignoraba los gestos que hacía mi padre cada vez que intentaba mirar a mí alrededor para saber que comer y que seria bueno para mí bebe. Sabía que cualquier cosa le haría mal, así que proferí por elegir lo que mas se me antojaba.

-Por cierto –mencionó mi padre deteniéndose a su pedazo de carne cosida- tu celular no paraba de sonar. Será mejor que lo revises por que ya me tiene harto tu sonidito.

Salí disparada hacia el sillón grande que era donde me había señalado mi padre. Me había causado una enorme alegría saber que la mayoría eran de Bill y la otra de Mike.

-Hallo –Contestó de inmediato Bill. Fue el primer número que marque para poder escuchar de nuevo su dulce y hermosa voz

-Hola Bill soy yo –tenia entendido que aun estaba haciendo mal en hablar con otra persona que no fuera mi novio, pero al menos ya tenia en claro mis sentimientos- lamento no poder contestar antes, pero tuve un pequeño problema en mi casa.

-¿Lo has solucionado?

-Si –le aseguré- todo se ha arreglado, solo fue un pequeño mal entendido.

-Perfecto –su voz había sonado ahora un poco mas entusiasmado, pero no estaba segura de si lo estaba por haber resuelto mi problema- bueno, la verdad quería hablar por que quería invitarte a una comida mañana en mi casa. Mi mamá ha querido hacer una comida para celebrar el que ya hayas vuelto.

-¿En serio? –pregunté confusa al saber que solo lo haría por esa razón. En lo personal era algo estúpido y sin sentido pero decidí seguirle el juego alegrándome y respondiendo con entusiasmo- perfecto. Me encantaría

-Además pienso que seria un buen momento para poder platicar que pasara con lo nuestro- se detuvo un momento y al no escuchar ninguna respuesta por parte mía así que continuó- Aprovecharemos mañana que no estará Tom y así lo hablaríamos calmadamente y sin prisas.

-De acuerdo –accedía al mismo tiempo que trataba de pensar si tal vez era el momento perfecto para la verdad. Ahora era yo la que me sentía mas incomoda y el silencio en el teléfono hizo parecer mas difícil la escena- ¿Teeeee –balbucee- te llamo mañana?

-No –podía jurar que se había reído- pasare por ti. Te veré mañana. Que descanses.

Le respondí de la misma forma y colgué el teléfono.

Mi padre y yo no platicábamos mucho, pero se nos facilitaba a la hora de hablar seriamente y por supuesto de sentimientos a diferencia de otros padres.
Me quede pensando y mirando como terminaba su pedazo de pollo a bocados grandes y sin dar pausas para terminar su bocado que aun tenia en la boca.

No quise mencionarle nada, pues a comparación mía, yo estaba comiendo de más a diferencia de antes. Comía a no poder más y a todo lo que se encontraba a mi alcance. Todo me parecía tan delicioso y tan sabroso que no quería desperdiciar ni una pisca de comida.

El timbre del teléfono empezó a sonar repetidas veces. Intenté mirar de reojo a mi papá que se encontraba frente a mí para saber a las cuantas timbradas tenia que escuchar para levantarse de su silla. Pero fue todo lo contrario, lo único que hizo fue comer más rápido de lo normal. El tenedor pegaba con fuerza su cubierto haciendo ruido por toda la cocina acompañado del teléfono.

-¿No contestaras? –pregunté mas confundida que molesta.

Mi padre me miró durante segundos. Parecía estar dudando, pero aun así se levanto de su silla. No era la única confundida, pero como siempre estaba dudosa. ¿Por qué el teléfono no dejaba de sonar? Lo regular seria que la persona que estuviera en el teléfono lo dejaría para otro momento, pero al parecer sabía que estábamos aquí.

-Hallo –saludo mi padre algo temeroso-Si se encuentra aquí…….tranquila –vaciló durante unos minutos y luego me extendió el teléfono hacia mí –tu mamá.

-¡Mi mamá! –Exclamé con fuerza ¿A caso ya lo sabia? Tomé el teléfono tapando la bocina para que no pudiera escucharme- ¿Se lo dijiste? –Mi papá solo había agachado su cabeza como si estuviese avergonzado –No puedo creerlo.

Lo miraba tratando de no fulminarlo con la mirada. Fruncí mis ojos un poco por saber ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué no me dio tiempo de decirle yo?

-Entiende –se defendió mi padre cuando tuvo de nuevo el valor de mirarme a los ojos- estaba furioso contigo en la mañana, que le mande un mensaje a tu mamá y decirle lo de tu embarazo. Pero no te preocupes, como no estaba en casa, le mande un mensaje.

-¿Un que? –ahora lo había gritado. Estaba mas que furiosa al saber que no había esperado para decírselo en un momento perfecto. Mi papá había cometido el peor error al decírselo por mensaje. ¿Qué se suponía que le diría ahora?

Con mucho temor y lo que ya imaginaba escuchar, tomé el teléfono y lo coloque sobre mi oído.

-¿Bueno?

-Como se te ocurre –dijo mi madre molesta. Estaba gritando tan fuerte que tuve que alejar el teléfono para que no me aturdiera- eres un estúpida. Por eso siempre tienes que cuidarte. Yo sabia que esto algún día pasaría. Tu padre tuvo la culpa de esto por ser un irresponsable.

Puse mis ojos en blanco cuando la escuchaba. Lo único que escuchaba de ella eran excusas, solo excusas que al mismo tempo maldecía una y otra vez.

-Como puedes decir tal cosa –me quejé- si tú también hiciste lo mismo. ¿O ya se te olvido?

-¿Harold te lo dijo? –me reí al escuchar el nombre de mi papá, por lo general la única que le decía así era mi mamá pero solo cuando se enfadaba muy seriamente con él. –Como se atreve. Podrías pasármelo.

Le pase enseguida el teléfono a mi papá quien este seguía atento a la conversación. Estaba riendo cuando se lo daba, pues seriamos el y yo los que recibiríamos nuestra buena regañada. Mi papá hizo un gesto horrorizado antes de poner su oído sobre el teléfono.

-Dios mío Harold como te atreves a decirle tal cosa –escuche decir a mi mamá muy enojada- no ves que solo así podrá tener derecho de hacer lo que sea. Yo sabía que tú nunca serias un buen padre para ella. Me alegro no estar junto a ti, yo fui una estúpida en dejar ir a mi hija contigo. Ahora mírala, embarazada con un tipo que probablemente ni la merezca. Ella vendrá conmigo, no puede seguir los malos ejemplos de ti.

-Pero que dices –abogó mi padre subiendo el tono de voz- ella ya no tiene 10 años, ella puede cuidarse como se le de la gana, así que deja que aprenda de sus errores.

-Ella no tiene edad para criar un bebe, tiene solo 20 años de edad

-Déjala en paz, tiene la edad suficiente

La voz de mis padres ya comenzaba a alterarse. No podía hacer nada al respecto, pues de pronto me recordaba a las discusiones tan fuertes que tenían cuando se encontraban en casa. Cuando mi papa se largaba enojado con una mochila que contenía lo suficiente para marcharse a un hotel, pero al día siguiente llegaba con un ramo de flores y con un “lo siento”. Solo era una simple cadena que no parecía terminarse.

-No puede vivir mas contigo –gritó mi madre quien se escuchaba muy alterada ante la idea terrible de vivir con mi padre- así serán las cosas para que pueda mantener al bebe

-por supuesto que no –gritó enojado mi papá dando un fuerte golpe a la mesa. Esto ya se estaba tornando algo incomodo- ella podrá decidir donde quedarse y si ella lo desea podrá estar aquí cuantas veces lo desee.

Antes de dejar hablar a mi mamá le arrebate de las manos el teléfono a mi papá. Me sorprendió no hacer esfuerzo alguno al quitárselo. Era la adrenalina que sentía cada vez que los veía pelear. La desesperación de no poder hacer nada al respecto. Aunque esta vez se trataba de algo diferente, estaban peleando por mí y me estaban metiendo en sus asuntos por lo que sentí que era el momento de hablar.

-Basta –ordené presionando el botón en altavoz para que tanto mi padre y mi madre pudieran escucharme- estoy harta de que estén peleando frente a mi y les importe un carajo lo que yo sienta –voltee hacia a mi padre al recordar la triste escena que tuvimos en la mañana- ¿creí que ya lo habíamos hablado?- agache la mirada resignada al saber que no había logrado nada en la charla entre el y yo- ya no puedo seguir con esto. Tengo 20 años y tengo la edad suficiente para poder elegir donde yo quiera.

Di un respiro antes de dirigirme hacia el teléfono al otro lado de la línea.

-Mamá –hice una pausa tratando de imaginar su rostro- se que te preocupas por mí, pero quiero y se que puedo resolver mis problemas sola y sin ayuda de nadie. Papá –ahora me dirigía hacia él mirándolo a lo ojos- también te doy las gracias por dejar hospedarme en tu casa, pero no quiero huir de este problema como lo hiciste tu. Por lo tanto les aviso que lo más probable es que yo no viva con ninguno de ustedes dos.

Escuche dar fuertes exclamaciones por parte de mi madre y la reacción confusa de mi padre. Me disculpe y me fui a mi habitación para no volver a escuchar su discusión como todos los días. Si querían pelear o platicar ya no me importaba. Me deprimía cada vez que los veía pelear pero no lloré. Ya no lloraría más todo por este hermoso hijo.

“no te preocupes” le dije acariciando mi abdomen que se encontraba un poco hinchado a diferencia de otros días “ya veras que pronto saldremos de aquí”





Estaban a punto de ser las 12 de la tarde y aun seguía acomodando algunos mechones que no se encontraban lo suficientemente ondulados Me miraba frente al espejo tratando de ver que todo estuviera en su lugar. Me pinté con un gloss para los labios y salí de mi habitación lo antes posible para no tener que escuchar las típicas excusas de mi padre después de hablar con mi madre.

Pero por supuesto, no sin antes mirarme al espejo de nuevo dándome otra hojeada para saber que no había nada extraño en mí. De algún modo me sentí rara al rosearme con el perfume rosa –uno de mis favoritos- que de alguna forma me hizo ponerme los pies sobre la tierra. “Estaría con mi suegra” dije irónicamente.

Me extrañó saber que estaba nerviosa por el simple hecho de volverla a ver. Me negué contra esos pensamientos y me dirigí hacia la ventana de mi cuarto. Opté mejor por esperarlo dentro de mi cuarto a tener que esperar a Bill en la sala junto a mi padre.

Nunca estaba más agradecida por el que mi ventana reflejara la carretera. Podía ver desde adentro la gente caminar y charlar con la persona que iba a su lado. Pero lo mas magnifico de todo era saber que podía saber cuando venia Bill por mí en el carro.

Mi mente vagaba en miles de oraciones incongruentes cuando me pregunté ¿Cuál seria la mejor forma de decírselo? “Bill estoy embarazada” “Bill nuestro amor nos hizo crecer creando un nuevo ser” “Bill algo enorme esta creciendo dentro de mi” me reí al saber que mi ultima opción estaba fuera de juego.

Pero mientras caminaba ansiosa en círculos dentro de mi habitación, me di cuenta que no era la única preocupada. Escuchaba leves murmullos dentro de la habitación. Rápidamente esquive los sonidos enfocándome solo en mis pensamientos. Pues dentro de mí imaginaba que aun mis padres seguían discutiendo acerca de donde querían que yo viviera.

Cuando escuché el clac son tome mi bolso que estaba sobre mi cama y me lancé directamente hasta la puerta principal.

-Espera –me hizo voltear la voz de mi padre- ¿Volverás?

Mi padre tenia el teléfono en la mano y su rostro me mostraba preocupación. Le dije “si” casi en un murmullo manteniendo una sonrisa por la cual no debía preocuparse. Si me mudaba se los diría a ambos y tenían que respetar mi decisión.

Casi salí corriendo sin mencionar que casi tropezaba con un pequeño hoyo al salir de mi casa. “hay” exclamé al encontrarme con los pies en la tierra.
Pude notar como Bill reía dentro de su carro poniendo una mano en sus lindos labios.

-A veces los humanos –le dije sarcásticamente al acomodarme al asiento de adelante- cometemos errores.

-Pero es muy raro –dijo entre risillas- tú no eres cualquier humano, tú eres la mujer más perfecta.

Me quede quieta y me deje llevar por los instintos que aquello me permitía. Nuestros labios se unieron una y otra vez sin dar una breve pausa. Había sido uno de los besos más largos pero apasionados.
Me aparté de él antes de que comenzara a evolucionar la pasión que ardía en nuestros corazones.

Miré de reojo a mi padre quien seguía con el teléfono en mano y su mirada totalmente seria. Me despedí con la mano después de que Bill lo había hecho. Fue una lastima no haber visto la cara de mi padre cuando Bill lo saludó.

-Mi papá te odia –le dije cuando el carro dio marcha y nos encontrábamos a cuadras de mi casa- nos vio besándonos a ti y a mí la noche anterior.

-¿Hablas en serio? –Preguntó sorprendido, sin apartar su mirada del volante- creía que le caía bien. Normalmente cuando trabajaba para nosotros las pocas veces que le llegue a hablar siempre fueron divertidas.

A diferencia de él, yo podía mirar hacia donde quería. Había muchas características de Bill –que sin darme cuenta- siempre me gustaron. Esta tarde llevaba un pequeño gorrito arriba de su cabeza –típico de él cuando no salía mucho de su hogar- poco maquillaje en su rostro que sin embargo lo hacia lucir muy hermoso. Sus ojos que por ningún motivo daba la excepción de no pintárselos, era muy extraño verlo sin maquillaje en los ojos. Después de su hermosa sonrisa que hacían conjunto con esos labios suaves e irresistibles, debajo y sobre su mentón estaba aquel lunar perfecto.

-¿Pasa algo? –me preguntó Bill cuando sintió mi mirada fuerte solo hacia él. Estaba tan concentrada mirando cada detalle de la forma en que venia hoy que no podía evitarlo- ¿Hay algo malo conmigo?

-No –negué con mi cabeza sonrojada apartando mi vista de él- solo que me gusta mirarte. Hoy realmente luces muy guapo.

Bill se rió por lo bajo sin dejar de mirar al frente. De pronto sentí que el nerviosismo estaba de lo más profundo de mí haciendo grande mi desesperación por que terminara el día.

-Tranquila –me dijo Bill poniendo su mano sobre mi pierna. Era cálida y suave cuando me tocó lo cual me provoco más nerviosismos que el de antes- todo saldrá bien.

Voltee instantáneamente a mi abdomen y a mis manos quienes sin darme cuenta tamborileaban en ambas piernas. “Mi imaginación” pensé y me enfoque de nuevo a mis pensamientos. Cuando miré a Bill podía haber jurado que se había reído “que era lo que le causaba risa”

-Llegamos –Exclamó Bill apagando la camioneta con la que me había traído.

Me quede quieta e hice algunas respiraciones profundas aprovechando que Bill había bajado del carro para que muy amablemente me abriera la puerta.

Me tomó de la mano regalándome una sonrisa y nos dirigimos a su casa. Está iba ser mi segunda vez que visitaba la casa de los Kaulitz.
El aire estaba muy fresco y el sol cálido. El lugar era perfecto hasta solo para caminar por aquellos lugares. Era una vista increíble, el lugar estaba grande a comparación de mi pequeña casa. Este tenía el espacio de dos autos estacionados de costado. Estaba cubierto de pasto muy verde y en medio se encontraba la puerta principal.
La casa de los Kaulitz también se ubicaba con otras grandes casas y que solo podían pasar gente de alta economía o gente rica como solía decirles yo cuando estaba pequeña. Estaba segura de que la mayoría de las casas eran dueños de alguna empresa o hijos de empresarios.

Al entrar a su casa me pareció muy acogedora. Los muebles, la mesa principal y el librero hacían conjunto dando un toque hogareño. El piso era resbaladizo y parecía que a su madre le gustaba coleccionar figuras de porcelana por toda la casa. Los cuadros estaban colocados a espaldas de la sala, eran muy hermosas, había lo que muchos no tenemos y que para mí era un don magnifico, el “arte”.

Bill me llevó hasta seguir un pequeño pasillo que era donde se encontraba la cocina y la mesa para seis personas. Me preguntaba por que habían escogido una mesa de seis sabiendo que son cuatro. Me limite solo a sonreír una vez que me ofreció a sentarme.

-¡Neily! –Exclamó Tom cuando bajaba las escaleras- aposté a que no llegarías y parece que he perdido mi apuesta.

-¿Apostar? –Pregunté momentáneamente girando el rostro hacia Bill- ¿Era eso por la cual tu estabas riendo todo el camino?

-¿Qué? –respondió Bill poniéndose muy nervioso, estaba acomodando algunos manteles para la mesa, me ofrecí a ayudarlo el cual rechazo sin pensarlo dos veces.

Me encogí de hombros por lo incomoda que estaba sabiendo que yo debería de estar haciendo lo que Bill. Así que gire hacia Tom para liberarme de la incomodidad, pero este, al verme me guiño el ojo y se fue. No entendía por que lo del ojo pero seguí mirando detalladamente el hogar tan hermoso.

Las paredes de un color crema, el piso blanco y las puertas de una madera gruesa y oscura. La mesa estaba parecía estar hecha de la misma madera que de las puertas, pero esta tenia encima un vidrio que cubría toda la mesa. Debajo de ese vidrio había un mantel en el que estaban bordados muchísimas flores de distintas formas.

“¿Ya llego?” escuche oír a una voz. No pude escuchar la demás conversación, estaba fuera de mi alcance y solo susurraban.

Me voltee siguiendo los murmullos hasta encontrarme con la madre de los Kaulitz que, instantáneamente me levante para saludarla. Antes de saludarme su rostro se dirigió hacia Bill con un “Puedo” Bill accedió y la madre se me dejo ir extendiéndome sus brazos.
Olía tan bien al igual que su cabello, pero me extraño saber la razón por la que hacia esto. ¿Me había perdido de algo? Traté de seguirle abriendo mis brazos y poniéndolos sobre su espalda dándole ligeros golpecitos.

Cuando me miro a los ojos estaba en llanto lo cual me hizo sentir más confundida de lo que ya estaba.

-Lo siento –Se disculpó y se sentó en una de las sillas para tomar aire- creo que me deje llevar.

-Perdónenme –Me disculpe con cortesía. Di unos pequeños pasos hacia atrás que podía deducir que nadie los había visto- Pero ¿Qué es lo que pasa?

-Nada –Dijo Bill colocándose junto a su mama para consolarla. Este puso sus manos sobre sus hombros- es solo que esta un poco sensible y le da gusto que estés con nosotros

-Así es –respondió su mamá levantándose de la silla con su blusa tallándose los ojos- creo que me deje llevar por la emoción. Pero siéntate, la comida ya esta hecha y horita mismo les sirvo.






La comida había terminado nada fuera de lo común. Eso si le agregábamos la escena anterior con su madre lo cual había sido de lo mas extraña. Intentaba entender por que las miradas hacia a mí. Inclusive el padrastro de los Kaulitz me miraba de reojo cada momento. Y Bill y Tom no paraban de mirarse sin poder contener la risa ¿Cuál es la gracia? Fruncí mi entre ceño al sentirme excluida al tema “gracioso” me molestaba y me frustraba a la vez sin poder hacer nada al respecto.

-¿Quieres ir a mi habitación? –Me preguntó Bill cuando supo de mi gran desesperación a lo que simplemente le dije un “si” casi como una salvación.

Cuando por fin abrió la puerta de tan esperado momento, me llegó el dulce aroma que reconocería en cualquier parte. Su cuarto no estaba desordenado. Su cama estaba al lado de una ventana y su librero al lado izquierdo de esta.
Estaba alfombrado de un color azul turquesa y suave. Tenía varios cuadernos arrumbados sobre su cama por lo que mi curiosidad me hizo tomarlos y comenzar a leerlo.

“Cada vez que estoy cerca de ti
Se me acorta la respiración
Miedos y sentimientos es lo ocurre
Al saber que no estas cerca de mi

Llévame contigo
Dejémonos llevar por nuestro amor
Y juntos continuar una vida propia”

-Es una canción nueva –se avergonzó al ver que lo estaba leyendo. Eran hermosas esas palabras. Pocas palabras transmitían mucho de lo que yo misma sentía- Tu fuiste mi inspiración.

Me quede callada como siempre y nos volvimos a dejar llevar por el momento cuando nuestros labios se unieron. Accidentalmente deja caer el cuaderno y lo tomé con ambos brazo fuertemente que poco a poco se deslizaban sobre su nuca.

-¿Qué es lo que pasara? –Preguntó Bill quitándose de mí enseguida.

-¿A que te refieres?

-Son semanas lo que falta para que comience la gira

Me quede quieta estremeciéndome. Estaba segura de que mi respuesta seria estar con él, pero si estábamos aquí para hablar entonces lo mejor seria decirle de una vez por todas, la verdad. Si me amaba de verdad me daría las oportunidades que me depare el futuro, pero si me rechazaba, entonces no es el chico que yo esperaba.

-Bill –dije cuidadosamente su nombre. Aquello me hizo sentir un fuerte escalofrío y un terrible nerviosismo –Antes que nada –le advertí- quiero que entiendas que no quise decirte esto, por que nuestra relación estaba hecha un lio y no hallaba la forma de cómo decírtelo.

-Te lo haré mas sencillo –me propuso y siguió acercándose lentamente hacia a mí hasta que sus manos se enrollaron sobre mi cintura- estas embarazada.